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Moscú promete una respuesta efectiva al intento de confiscar sus activos. Desdolarización y crisis de los bancos centrales

Moscú promete una respuesta efectiva al intento de confiscar sus activos. Desdolarización y crisis de los bancos centrales

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
lunes 05 de febrero de 2024, 21:00h
MOSCÚ (Sputnik) — Rusia responderá de forma pertinente y eficaz al menor intento de confiscar sus activos en Occidente, informaron a Sputnik desde el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
"Hemos dicho en más de una ocasión que las medidas de coerción, tomadas unilateralmente por países occidentales en relación con los bienes de Rusia en el extranjero, son ilegítimas. También hemos señalado reiteradas veces que la confiscación de estos bienes es ilegítima y viola los principios y normas fundamentales del derecho internacional, incluida la igualdad soberana de los Estados", apuntaron desde la Cancillería rusa.
Semejantes acciones, añadieron, no pueden calificarse sino como "un flagrante atentado contra la propiedad soberana y un robo descarado y banal, por parte de un grupo de Estados, de los bienes de otro".
"Los países del Occidente colectivo pueden tener la certeza de que, al menor intento suyo de confiscar inmuebles y otros activos de Rusia, habrá inevitablemente una respuesta adecuada y efectiva", concluyeron en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
El jefe del Banco de Italia advierte contra los planes de la UE de usar los activos rusos congelados
El gobernador del Banco Central de Italia, Fabio Panetta, lanzó una advertencia sobre los planes de la Unión Europea de confiscar los beneficios de los activos rusos congelados en Europa, afirmando que la "militarización" del euro reduce inevitablemente su atractivo y favorece la aparición de alternativas, como el yuan chino.
Panetta clarificó que el creciente uso del yuan en las transacciones comerciales entre China y Rusia era "instructivo en este sentido", ya que Pekín promovía el empleo de su moneda en países afectados por sanciones internacionales.
Aunque no mencionó específicamente los planes de la UE de transferir fondos rusos congelados a Ucrania, "los funcionarios dijeron que sus comentarios se hicieron teniendo en cuenta estos planes", informó el periódico británico The Financial Times (FT).
Esto se produce después de que Dmitri Birichevski, director del Departamento de Cooperación Económica del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, declarara a Sputnik que Moscú respondería recíprocamente en caso de que Occidente confisque los activos rusos congelados.
"Por supuesto, admitimos que nos veremos obligados a actuar simétricamente si los activos rusos o una parte de ellos aún así serán confiscados. No voy a hablar de cantidades concretas, esto es competencia del Ministerio de Finanzas y del Banco de Rusia, pero la cantidad de fondos que pueden ser objeto de nuestras medidas económicas especiales de represalia es considerable", afirmó Birichevski.
Según los cálculos de Sputnik, basados en las estadísticas nacionales rusas y los datos abiertos obtenidos por el FT, Rusia posee actualmente activos extranjeros por valor de unos 288.000 millones de dólares, 1.000 millones más que los que Occidente amenaza con confiscar.
Las declaraciones de Brichevski se producen después de que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtiera de que cualquier posible acción de los países occidentales para utilizar los activos congelados de Rusia para ayudar a Ucrania traerá sin duda repercusiones.
"Los que están tratando de iniciar esto, y los que lo pondrán en práctica, deben entender que Rusia nunca dejará en paz a los que hicieron esto. Y ejercerá constantemente su derecho a una batalla legal, internacional, nacional o de otro tipo. Y esto, por supuesto, tendrá, tanto los europeos como los estadounidenses lo entienden muy bien, consecuencias legales para quienes lo iniciaron e implementaron", aseguró Peskov a los periodistas.
"Desdolarizar es necesario": así impacta la deuda de EEUU en las economías del mundo
El alarmante aumento de la deuda interna de Estados Unidos ha desencadenado acalorados debates tanto dentro como fuera del Congreso estadounidense. Después de todo, la enorme factura podría extenderse a toda la sociedad e incluso al planeta entero.
El doctor en ciencias políticas por la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE) y coordinador de la licenciatura en relaciones internacionales de la Facultad Damas, Pedro Gustavo Cavalcanti Soares, destaca las consecuencias negativas que esta realidad impone al país y los impactos al resto del mundo.
Al unísono, los analistas entrevistados por Sputnik Brasil destacan la importancia de prestar atención a los movimientos estadounidenses y sus consecuencias en el mundo. Soares destaca que el crecimiento descontrolado de la deuda interna afecta directamente áreas cruciales como la salud y la educación en Estados Unidos.
El economista especializado en planificación y gestión pública de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Pernambuco (UPE), Brenno Almeida, se hace eco del internacionalista.
¿A cuánto asciende la deuda de Estados Unidos?
La deuda estadounidense alcanzó recientemente la cifra histórica de 34 billones de dólares, un récord hasta ahora.
Además de tener un impacto en los crecientes índices de pobreza, el país es líder en el aumento de este índice a nivel global. Institutos independientes corroboran esta realidad preocupante, destacando la urgente necesidad de prestar atención a las políticas internas para revertir este escenario.
"Cuando hablamos de las consecuencias de esta deuda, son consecuencias perjudiciales (...) En primer lugar, para los aspectos sociales, educación y salud principalmente. Además, una tasa alta es la creciente tasa de pobreza en el país. No es de extrañar que Estados Unidos es el país donde más crece la pobreza en el mundo", subraya Almeida.
El experto también destaca la relevancia de los títulos de deuda de Estados Unidos como pieza fundamental en el tablero financiero global. Descubre los intrincados mecanismos detrás de esta dinámica y sus ramificaciones a nivel internacional.
"Cada país se endeuda a través de bonos públicos y estos bonos son un instrumento comercial interesante porque compras un derecho de deuda, te conviertes en acreedor de alguien. (...) Y, en este caso, te conviertes en acreedor de Estados Unidos. Muchos países, como Brasil, China y las familias en general, en el mercado de bonos, consumen este activo. Entonces es un elemento importante, es un elemento interesante", explica.
Los conflictos internacionales y la carga de EEUU
El internacionalista destaca, también, la persistencia de Estados Unidos en invertir fuertemente en los conflictos internacionales, perpetuando un enfoque que se remonta al período posterior a la Primera Guerra Mundial. La política de implicarse en conflictos para dinamizar la economía y garantizar apoyos parece desconectada de las necesidades internas del país, como muestran datos recientes.
"Estas son consecuencias muy negativas, considerando esta atención a un aspecto internacional de la creciente inversión en conflictos en el extranjero (...) Es como si Estados Unidos aún no hubiera abandonado aquella idea del período entreguerras (...) El periodo que se conoció como el período de entreguerras, y en ese momento el país tenía un enorme potencial de crecimiento basado en inversiones en el área de seguridad, en el que sus empresas vendían armas tanto dentro como fuera del país", recuerda y calibra.
¿Cuáles son las características de un mundo multipolar?
Ante el debate sobre la importancia de la multipolaridad frente al crecimiento descontrolado de la deuda interna de Estados Unidos, Almeida destaca la relevancia de este escenario no solo en el ámbito político, sino también en la dinámica económica global.
"La importancia de la multipolaridad se debe a varios elementos", sostiene Almeida. Destaca la necesidad de diversificación en los centros económicos, sugiriendo que la democratización de los medios de intercambio puede ser un catalizador para el surgimiento de nuevos centros económicos. Esta diversificación, según el economista, podría contribuir a mejorar la situación económica de varios territorios del mundo.
"Este [miedo a la pérdida de hegemonía] puede ser el miedo de aquellos que valoran la hegemonía estadounidense (...). Es sólo que habrá, hasta cierto punto, una democratización del crecimiento global. Naturalmente, habrá menor crecimiento de las economías centrales y mayor crecimiento de las economías periféricas", subraya.
El enfoque de Almeida sugiere que la multiplicidad de centros económicos no sólo proporcionaría la redistribución de recursos, sino que también impactaría las cadenas globales de manera significativa. El experto cree que este nuevo paradigma económico podría resultar en una democratización del crecimiento global, afectando directamente la dinámica entre las economías centrales y periféricas.
"Creo que lo que podría pasar –y esto quizás sea un temor de quienes valoran la hegemonía estadounidense– es que se empiece a tener, en cierta medida, una democratización del crecimiento global", destaca Almeida.
Sugiere que, como consecuencia de este reordenamiento económico, las economías centrales podrían experimentar un crecimiento más moderado, mientras que las economías periféricas tendrían la oportunidad de crecer de manera más significativa.
Esta redistribución, sostiene Almeida, no sólo contribuiría a una mayor equidad en la distribución de la riqueza acumulada en el mundo, sino que también podría alterar el equilibrio del poder geopolítico.
La hegemonía estadounidense, que tradicionalmente ha influido en la dinámica global, podría verse desafiada por un escenario más equitativo en el que múltiples actores económicos compartan la responsabilidad y la oportunidad de impulsar el desarrollo global.
¿Qué significa la desdolarización?
El proceso de desdolarización consiste en que los países diversifiquen sus reservas y se desprendan de la dependencia del dólar estadounidense.
El internacionalista Pedro Soares destaca la importancia "crucial" de la desdolarización de las economías globales como estrategia fundamental para prevenir catástrofes financieras, similares a la explosión de la burbuja que sacudió a Estados Unidos en 2008.
Según el experto, la desdolarización es una estrategia que apunta a minimizar los impactos de las crisis económicas internacionales en países que históricamente fueron más susceptibles a estos eventos. Soares pone el ejemplo de las economías latinoamericanas que buscan acercarse a China, potencia económica que ofrece estabilidad y solidez financiera.
"China, al invertir en infraestructuras y adoptar políticas de retorno más suaves, se distingue de las imposiciones de austeridad asociadas a menudo al FMI [Fondo Monetario Internacional], una institución con una fuerte influencia de Estados Unidos", reflexiona.
"La desdolarización parece muy fructífera para los países que hasta entonces dependían de Estados Unidos", destaca Soares.
Según el analista, esta estrategia no sólo ofrece protección ante posibles crisis, sino que también permite una relación más equilibrada y menos sumisa a los intereses norteamericanos.
La crisis de los bancos centrales occidentales
Katehon
Mientras Occidente sigue hundiéndose en una crisis estructural imparable, se plantean interrogantes sobre el papel que desempeñan los bancos centrales en los países liberal-democráticos.
Suenan las alarmas en Occidente: sus bancos centrales no son capaces de resolver los problemas económicos actuales. Es más, ya no se espera de ellos que resuelvan problemas que otros actores pueden resolver mejor. Los analistas y planificadores piden cada vez más a los bancos centrales y a sus gobernadores que se centren en tres objetivos: estabilidad de precios, estabilidad financiera y estabilidad macroeconómica. Y alcanzar estos tres objetivos es difícil.
Mientras el mundo sigue atravesando un prolongado periodo de inflación inesperada provocada por las perturbaciones económicas y no económicas de los últimos cuatro años, se cita con frecuencia la necesidad de reevaluar los bancos centrales y la política monetaria. Está claro que Occidente ha cometido muchos errores, pero no está dispuesto a admitirlo. Además, aún no se han dado cuenta de las limitaciones de los datos disponibles y de la comprensión de los procesos, ni han reconocido las debilidades de los modelos y acuerdos existentes.
Además, los banqueros tienen que reducir las expectativas del público sobre lo que los bancos centrales pueden o deben hacer. Y esto provocará un colapso de su legitimidad. Sin embargo, está claro que algo habrá que hacer.
Una alternativa es un enfoque más modesto de la banca central. Para empezar, los bancos centrales deben ser más realistas sobre su capacidad para predecir los resultados macroeconómicos con gran exactitud. Su historial reciente así lo demuestra. Si nos fijamos en la Junta de la Reserva Federal y en el gráfico de líneas finas, vemos que cuando la inflación se disparó, los economistas del personal predijeron repetidamente una vuelta al 2% de inflación basándose en las estimaciones actuales. Una vez más, las previsiones resultaron erróneas, y en ambas direcciones.
Otros bancos centrales han sufrido fallos de previsión similares, ya que la vuelta al ancla de inflación del 2% está "incorporada" en la mayoría de los modelos de previsión. Los bancos centrales de las economías avanzadas y sus gobernadores malinterpretaron los primeros indicios del repunte inflacionista aún en curso en Occidente, debido a la creencia errónea de que las subidas de precios iniciales eran temporales. Esto condujo a un retraso en la respuesta de la política monetaria, que exacerbó el pico inflacionista y las dificultades económicas subsiguientes, haciendo necesaria en última instancia una subida históricamente brusca de los tipos de interés.
La planificación de la política y la toma de decisiones se vieron aún más obstaculizadas por la adopción de modelos de política monetaria nuevos o modificados durante el anterior y prolongado periodo de baja inflación. Estos modelos contenían supuestos que retrasaban la respuesta cuando los choques exógenos (pandemia), los choques de oferta (efectos comerciales) y los choques fiscales (magnitud y duración de las medidas de estímulo introducidas) afectaban negativamente a las presiones inflacionistas y a los resultados.
En general, como en el pasado, los economistas occidentales se dividen en dos bandos: optimistas y pesimistas. Algunos expertos creen que lo peor ya ha pasado y que podemos relajarnos. Otros no están de acuerdo. Los niveles de deuda pública son elevados en todo el mundo y, a medida que aumentan los tipos de interés y los pagos, los problemas de sostenibilidad de la deuda pasan a primer plano. Por lo tanto, surgirán y aumentarán las tensiones entre la necesidad de endurecer las políticas monetarias y fiscales y el deseo de los gobiernos de reducir los efectos negativos.
Los gobiernos pueden verse incentivados a ejercer presión política sobre los bancos centrales para que mantengan los tipos de interés bajos o por debajo de lo necesario. Con el aumento de los costes para los hogares y los gobiernos, surgirá sin duda un "juego de culpas" en el que los responsables políticos intentarán eludir la responsabilidad de la inflación.
En el contexto de la confrontación geopolítica mundial entre Occidente y los defensores del multipolarismo, la eficaz actuación del gobierno ruso, así como los buenos resultados económicos de China, India, Irán y otros opositores a la hegemonía del dólar, serán una importante confirmación del hundimiento del modelo capitalista neoliberal. Esto animará a los gobiernos más adecuados, todavía atados al sistema occidental, a pasarse al otro bando antes de que sea demasiado tarde.