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Esequibo, el viejo cuento de piratas y la doctrina Monroe

Esequibo, el viejo cuento de piratas y la doctrina Monroe

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
miércoles 13 de diciembre de 2023, 21:00h
Oleg Yasinsky
El tirano venezolano armado por el dictador ruso está por invadir un pobre país indefenso para quitarle su territorio y sus riquezas.” De diferentes formas repiten más o menos la misma idea que debería alertar al mundo democrático y aumentar el dudoso rating de sus principales guardianes: las FFAA de los EEUU y de la OTAN.
Para entrar en materia, imaginemos una escena de tiempos pasado: A las bahías de la costa sur del Caribe, que durante siglos fueron tan apreciadas por los piratas ingleses llegan los buques de guerra de la recién triunfada y aplaudida por las masas progresistas del mundo democracia estadounidense y le dice a la corona de Londres, “se acabó. Ustedes se van. Esto ya es nuestro. Y si quieren quedarse les tocará negociar ahora con nosotros”.
Esta es la “Doctrina Monroe”, que hace pocos días celebró su 200 aniversario (pese al dicho de que no hay un mal que dure cien años), un pensamiento imperial hecho un proyecto oficial de todos los gobiernos norteamericanos sin excepción ninguna, que lo pusieron en práctica con sus marines, golpes de estado, bloqueos económicos y campañas mediáticas con su gran especialización en guerra informativa.
América para los americanos“, proclamada por el único país americano sin nombre propio, y que ponía a todo un continente en la mesa de las élites más insaciables e ignorantes del mundo, fue solo un preludio para la actual agenda de la guerra global, donde los adversarios ya se ven enfrentados en las trincheras de los pueblos de América contra el gobierno racista gringo de turno, sino en la hidra transnacional financiera de color, nacionalidad, edad y sexo indefinidos, con su representación legal y mundana en el departamento de estado de los Estados Unidos y en frente, la humanidad entera.
Un tema muy importante relacionado con la “Doctrina Monroe” es el apoyo, hace 200 años, de los EEUU a la lucha de los países latinoamericanos por su independencia, con el propósito de volverlos permanente y completamente dependientes de sus propios intereses.
Estamos viendo que la lógica de las “revoluciones de colores” comenzó hace 200 años, y que nuestros pueblos necesitaron a grandes visionarios como Simón Bolívar y José Martí para de inmediato darse cuenta de esta amenaza mortal. En el siglo pasado su realización consistía en una permanente imposición de los brutales regímenes fascistas y de las democracias bananeras en América Latina.
En este siglo, la globalización neoliberal la convirtió en el virus planetario. Ahora vemos con algo de asombro, que los países de Europa Occidental, que hace poco a muchos de nosotros nos parecían ejemplares y tan dignos de imitar, que ahora son incluso más patios traseros de EEUU que sus vecinos geográficos. Pero la actual “Doctrina Monroe” necesita una redefinición.
En lugar de “América para los americanos“, ahora con la bendición del Santo Musk debería ser “La Vía Láctea para las trasnacionales”.
Pero, por ahora, bajemos de las estrellas a la selva del Caribe. A cualquier persona que conozca mínimamente la historia de la conquista y la independencia de América, el surgimiento de la Gran Colombia y luego de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá mientras en el norte del continente permanecían intactas las colonias europeas, la farsa judicial del laudo arbitral de 1899 en la lejana París, sin la participación de Venezuela y los múltiples ejercicios geográficos de los cartógrafos europeos imperiales, (los mismos que separaron con líneas geométricas a los pueblos de África para imposibilitar la integración del continente), no le puede quedar duda a qué país debería pertenecer la orilla occidental del río Esequibo.
No es un tema de revisionismo histórico sino de mínima lógica de los intereses foráneos. Guayana parece ser un Kosovo suramericano con el único propósito de ser el centro infalible para cualquier provocación contra los vecinos irrespetuosos de la “Doctrina Monroe”.
La excusa del crecimiento económico de Guayana del 58% es una farsa. Es como hablar del “milagro económico de Pinochet” mientras la mitad del país apenas sobrevivía.
Según el contrato del 2016, la ExxonMobil pagaba al estado guayanés el 2% de sus utilidades hasta recuperar el 75% de su inversión.
Por la experiencia mundial sabemos, que ExxonMobil siempre tendrá los lobbistas y abogados mucho mejores que el gobierno de Guayana (por si acaso algún día a ese gobierno se le ocurriera dejar de ser su gerente), quienes siempre demostrarán que su cliente trabaja con las mínimas utilidades, sufre enormes pérdidas, no recupera la inversión y su trabajo en el país es casi una obra de beneficencia.
Otro ejercicio interesante sería comparar los activos de ExxonMobil y del estado guayanés. Según la información abierta, en 2021 la empresa ExxonMobil tenía un capital de USD 338 923 millones. El PIB de Guayana en el mismo año equivalía a USD 8 044 millones.
No es difícil deducir entonces el tipo de relación existente entre el estado y la empresa privada, que lo contrata para sus necesidades empresariales.
La historia del Esequibo
Es injusto que el continente conozca la causa de las Malvinas y hasta los últimos meses ni siquiera conociera el nombre de Esequibo, que el mundo sigue escribiendo con la ortografía inglesa como “Essequibo”.
En vez de un jaguar de la selva guayanesa se asoma un león escondido en la sombra del escudo real británico.
Tampoco conoce el mundo la historia de la rebelión y la masacre de Rupununi en enero de 1969, cuando los indígenas y mestizos se sublevaron en esta parte del Esequibo, por sus derechos a ser parte de Venezuela, y el gobierno de Caracas de entonces, prefirió no complicar las relaciones con sus amos y vecinos, ignorando la tragedia a pocos kilómetros de su frontera oriental, dibujada por los ingleses.
Cuando el ejército guayanés torturó, violó y asesinó a quién sabe cuántos civiles, pues nadie supo con exactitud estos datos, ya que en esta tierra de nadie todas las estadísticas son relativas, las únicas cifras que merecieron un buen cálculo fueron las de los barriles de petróleo para ExxonMobil.
El bello paisaje rupestre de Esequibo, con sus mil encantos, sorpresas y secretos, está por despertar, para empezar por fin a vivir su propia historia que camina por los senderos de la selva con los pies descalzos de su gente.
Análisis: El Esequibo Venezolano y los ejes de multipolaridad versus unipolaridad
Aleksandr Duguin
El Esequibo Venezolano (junto con las Malvinas) es otro frente de multipolaridad versus unipolaridad. En general, ya estamos ante 5 frentes potenciales o reales.
  1. Rusia está en guerra con el globalismo colectivo occidental y estadounidense (anglosajón) en Ucrania. Esencialmente, se trata de una guerra civil de rusos: rusos imperiales contra rusos atlantistas que han traicionado su identidad rusa, pero los “rusos” atlantistas están siendo utilizados por las fuerzas unipolares de Occidente.
  2. El mundo islámico se consolida (con grave retraso) contra Israel, que está llevando a cabo un genocidio sistemático de la población árabe. Al mismo tiempo, Israel (como su representante en Medio Oriente) está nuevamente del lado del Occidente unipolar.
  3. El bloque de países anticoloniales de África occidental (Malí, Burkina Faso, Níger, República Centroafricana, Gabón) está unido contra los regímenes procoloniales (atlánticos) y contra la Francia globalista de Macron. Aquí también puede estallar un conflicto abierto en cualquier momento.
  4. El potencial frente de Taiwán contra China continental es lo que quizás más preocupa a Estados Unidos. (Y aquí un conflicto directo aguarda entre bastidores).
  5. Declaración de los derechos de Venezuela sobre el Esequibo, zona en legítima reclamación, la cual es una formación colonial artificial de los atlantistas. Esto también incluye la cuestión de las Malvinas, que bien puede agudizarse tras la destitución del degenerado que ha irrumpido en el poder (esto es lo que sucede si el peronismo revolucionario se cruza con el liberalismo, como hizo el perdedor Sergio Massa).
India (Bharat) ocupa un lugar especial en la heptarquía multipolar. Se trata de un Estado-Civilización completamente independiente, estratégicamente más cercana a los Estados Unidos (debido al conflicto con China y Pakistán, y más ampliamente al factor islámico). Al mismo tiempo, la India es amiga de Rusia, África y América Latina. No existen zonas de conflicto directo con los globalistas (a excepción del recuerdo de la monstruosa era de la colonización británica). Anteriormente, Occidente apoyaba al Islam radical y a Pakistán, y aunque esto se ha conservado parcialmente, ya no es un fenómeno tan pronunciado: los globalistas necesitan que India se enfrente a China.