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Hungría boicotea la posición de la UE en la charlotada que ha organizado Biden para llamar al orden a los lacayos ¿Eje París-Roma?

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 05 de diciembre de 2021, 16:00h

Hungría no está invitada a la fiesta, así que su plan es boicotearla. El próximo 9 y 10 de diciembre se celebrará una Cumbre por la Democracia, organizada por Estados Unidos, que pretender unificar las posturas de los países democráticos frente a lo que Washington considera un bloque autoritario liderado fundamentalmente por China y Rusia. La teoría de un nuevo mundo de bloques ha calado bien en algunos sectores del Servicio de Acción Exterior (SEAE). Pero la UE irá a esa reunión sin una postura común, porque Hungría lo ha vetado.

En este tipo de cumbres la Unión Europea suele hacer su contribución como un bloque, más allá de que Alemania, Francia, Italia o España puedan tener su presencia particular y hacer sus aportaciones. Sin embargo, para poder hacer esas contribuciones de cualquier tipo se requiere de la unanimidad. Y el Gobierno húngaro, que no está entre los 110 países invitados a la cumbre, vetó este miércoles esa contribución, según adelantó Bloomberg y han confirmado fuentes diplomáticas.

Esas mismas fuentes señalan que, en todo caso, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tendrá margen de maniobra para explicar la visión del Ejecutivo comunitario sobre la promoción de la democracia en el mundo. También participará en el encuentro Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. Sin embargo, no ser capaces de acudir a la cita con una posición común y consensuada a nivel europeo resta peso a la Unión.

Hungría lleva años en un pulso continuo con la Comisión Europea por su deriva autoritaria. Es, junto con Polonia, el único país contra el que se ha activado el artículo 7 de los Tratados, que permite iniciar un proceso disciplinario contra un Estado miembro que incumpla los valores fundamentales de la Unión recogidos en el artículo 2. Además, la Unión Europea aprobó en 2020 un nuevo mecanismo de condicionalidad que permitirá a la Comisión Europea cortar fondos europeos a los países que dañen el estado de Derecho.

Análisis: ¿Hacia dónde nos lleva el eje Roma-París??

Manlio Dinucci

El Tratado que Italia y Francia acaban de firmar en Roma modifica radicalmente la ?arquitectura de la Unión Europea en materia de defensa. Ya no serán las dos únicas ?potencias nucleares europeas (Francia y Reino Unido) quienes encabecen la defensa de ?la Unión Europea. Tampoco lo harían el ejército de Francia y la chequera de Alemania ?sino los dos ejércitos más importantes que aún quedan en la UE, que son los de Francia ?e Italia. Por supuesto, siempre bajo las órdenes de la OTAN. ?

El Tratado que acaba de firmarse en Roma, en el Palacio del Quirinal, promovido por ?el presidente de la República Italiana, Sergio Matarella, y firmado el 26 de noviembre por ?el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro italiano Mario Draghi, es un tratado ?político mediante el cual Italia y Francia «se comprometen a desarrollar su coordinación y a ?favorecer las sinergias entre sus acciones respectivas a nivel internacional», facilitando ??«asociaciones industriales en sectores militares específicos» y otros programas que impliquen ?obligaciones financieras para el Estado ? [1]??.?

Sin embargo, para que el presidente de la República Italiana pudiese ratificarlo ese Tratado ?tendría que haber contado primero con la autorización del parlamento italiano conforme al ?Artículo 80 de la Constitución, donde se estipula que «las Cámaras autorizan por ley la ?ratificación de los tratados internacionales que sean de naturaleza política o prevean gastos ?financieros». A pesar de lo anterior, el texto del Tratado se mantiene en secreto, ?exceptuando solamente a un restringido círculo de miembros del gobierno, hasta que se decida ?publicarlo… después de firmado. ?

El objetivo del Tratado, revelado al cabo de una negociación secreta, se percibe claramente por ?su timing: se concluyó en el preciso momento en que, al salir de la escena la canciller ?alemana Angela Merkel, aparecen nuevas correlaciones de fuerzas en el seno de la Unión ?Europea. Francia, que asume en enero la presidencia semestral de la UE, sustituye el eje París-?Berlín por un eje París-Roma. ?

El acuerdo franco-italiano se centra en el Artículo 2, dedicado a la «seguridad y la defensa», ?que cuenta 7 párrafos. Italia y Francia se comprometen a «fortalecer las capacidades de ?la Europa de la defensa, trabajando así igualmente por la consolidación del pilar europeo de ?la OTAN». Como ha subrayado el primer ministro italiano Draghi, en sintonía con Washington, ?hay que construir «una verdadera defensa europea, que naturalmente es complementaria a ?la OTAN, no sustitutiva: una Europa más fuerte hace que la OTAN sea más fuerte». ?

Para pagar simultáneamente la OTAN y la Europa de la defensa, será necesario un colosal ?aumento del gasto militar italiano, que ya hoy sobrepasa los 70 millones de euros diarios. ?

En el marco de las «alianzas estructurales» entre sus industrias militares respectivas, Italia ?ayudará a Francia a desarrollar las fuerzas nucleares estratégicas francesas y contribuirá también ?al desarrollo de los sistemas militares espaciales de ambos países. El presidente francés ?Emmanuel Macron ha iniciado un programa de «modernización» que prevé el desarrollo de ?submarinos de ataque nuclear de tercera generación armados de nuevos misiles balísticos, ?así como el desarrollo de un avión de combate de sexta generación (FCAS) armado con nuevos ?misiles cruceros hipersónicos portadores de ojivas nucleares, concretamente el misil Tempest, actualmente ?en etapa de concepción en Reino Unido. ?

El programa que el presidente francés anunció en octubre, sobre la construcción de un sistema ?de pequeños reactores nucleares modulares –a un costo de 30 000 millones de euros–, encaja en la «modernización» de las fuerzas nucleares francesas, lo cual indica que el Tratado del ?Quirinal probablemente incluye una colaboración de Italia en ese sector, en el marco del plan ?tendiente a la reintroducción de la energía nuclear en el sistema energético italiano. ?

En el mismo Artículo 2 del tratado, Italia y Francia se comprometen a «facilitar el tránsito y el ?estacionamiento de las fuerzas armadas de la otra Parte en su propio territorio», sin especificar ?con qué objetivo, y a coordinar la participación de ambos países «en misiones internacionales ?de gestión de crisis», particularmente en el Mediterráneo, en el Sahel y en el Golfo de Guinea. ?

Se prepara igualmente un fuerte incremento de la participación de fuerzas especiales italianas –?con blindados, aviones y helicópteros de ataque– en la Task Force Takuba, que opera en Mali y ?en los países limítrofes con este último Estado bajo el mando de las fuerzas armadas francesas. ?Oficialmente, el objetivo de Takuba en esa región sería la «lucha contra el terrorismo», pero ?en realidad apunta a controlar una de las zonas más ricas en materias primas estratégicas, cuya ?explotación está en manos de transnacionales estadounidenses y europeas, temerosas de los ?cambios políticos en África y de la creciente presencia económica de China en ese continente. ?

Así, según proclama el Tratado del Quirinal, Italia y Francia unidas actúan en «su objetivo ?conjunto de contribuir al mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales, proteger y ?promover los derechos humanos».?

Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio

[1] «Traité du Quirinal», Réseau ?Voltaire, 26 de noviembre de 2021.