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Notas para entender la "revuelta Prigozhin". Análisis

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 02 de julio de 2023, 19:19h

Los sucesos que se desarrollaron el pasado fin de semana en Rusia con la defección de Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, han sembrado cierta confusión en torno a lo que está sucediendo en aquel país y sobre el desarrollo del conflicto ucraniano. Tertulianos de todas las cadenas han desatado una campaña de guerra psicológica, habitual desde el inicio del conflicto, pero que corre el riesgo de hacer imposible establecer dónde empieza la verdad y donde termina la exageración, la mala fe y, sobre todo, impedir hacernos una idea de la fase actual del conflicto.

Ernesto Milá

 

Ernesto Milá

Los sucesos que se desarrollaron el pasado fin de semana en Rusia con la defección de Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, han sembrado cierta confusión en torno a lo que está sucediendo en aquel país y sobre el desarrollo del conflicto ucraniano. Tertulianos de todas las cadenas han desatado una campaña de guerra psicológica, habitual desde el inicio del conflicto, pero que corre el riesgo de hacer imposible establecer dónde empieza la verdad y donde termina la exageración, la mala fe y, sobre todo, impedir hacernos una idea de la fase actual del conflicto.

1. PRIGOZHIN NO HA ENTENDIDO EL FONDO DE LA CUESTIÓN

¿Quién es el jefe del Grupo Wagner? Un judío de Leningrado, sin ninguna experiencia en combate, ni en dirección de asuntos militares. Por supuesto, sin conocimientos de estrategia ni de táctica. Un negociante del sector de la alimentación. Uno de tantos oligarcas judíos, sin sentido de la medida, sin sombra de patriotismo y, por supuesto, sin escrúpulos. Como cualquier otro oligarca, su único interés radica en cómo acumular más patrimonio personal. Nada más. No puede pedírsele, por tanto, que entienda de sutilizas políticas, ni siquiera de estrategia militar: lo único que entiende es de ingresos en sus cuentas corrientes.

Prigozhin no ha entendido que el objetivo de este conflicto no era la “conquista de Ucrania”, sino garantizar la seguridad de las repúblicas que renunciaron a seguir en el Estado ucraniano y se adhirieron a la Federación Rusa, garantizar la integridad de Crimea y evitar la incorporación de Ucrania a la OTAN. No se trataba, pues, de “conquistar Ucrania”, sino de alcanzar unos objetivos políticos muy claros. Por tanto, el conflicto que se ha desarrollado desde febrero de 2022 no era una “guerra total”, sino una “guerra limitada”. Y, prácticamente desde las primeras semanas de conflicto, no fue una “guerra de movimientos”, sino más bien, una “guerra de posiciones”.

Finalmente, Prigozhin no ha entendido que un ejército privado de 50.000 hombres, puede entenderse solamente en Rusia si acepta ponerse a disposición de la estrategia diseñada desde el Estado Mayor y reconoce su papel como fuerza auxiliar de apoyo, sin autonomía estratégica. Es normal que no lo entendiera: a fin de cuentas, como hemos dicho, él no es militar.

2. PRIGOZHIN O EL MALVERSADOR

Uno de los negocios iniciados por Prigozhin y que le han reportado más fondos y, al mismo tiempo, por lo que se le ha llamado “el cocinero de Putin”, es el de servicios de catering. Esta empresa, Concord Management and Consulting, fue fundada en 1995 y, entre otras actividades, ha servido millones de raciones a las fuerzas de vanguardia del ejército ruso. Desde el ministerio de defensa ruso se han quejado de la calidad deficiente de estas raciones. Parece que la polémica desatada en torno a estos suministros estuvo en el origen de los desencuentros que han desembocado en la rebelión del pasado fin de semana.

En efecto, en Rusia no existe la figura del “contratista de servicios de defensa”. Las circunstancias y los vacíos legales, han hecho que un oligarca pudiera fundar un ejército privado puesto a disposición de la política exterior rusa, pero sin estar sometido a la disciplina militar, ni a las indicaciones del ministerio de la defensa. Para llenar ese vacío, el gobierno ruso tiene en estudio una legislación que debería ponerse en práctica el 1º de julio y que preveía la integración de las unidades del Grupo Wagner dentro del ejército ruso.

En otras palabras: entre las sospechas de malversación de fondos y la certidumbre de que, en apenas diez días, el Grupo Wagner sería desmantelado, Prigozhin era consciente de que hasta ahí había llegado y de que, a partir de ahora, se abría ante él la posibilidad de terminar como los catorce oligarcas rusos muertos, suicidados entre enero y octubre de 2022 (en su mayoría, por cierto, también de origen judío). O lo que para él era casi peor: ver su imperio detenido y el crecimiento de sus cuentas bloqueado. Optó por realizar un órdago, una fuga hacia adelante, desafiar al Kremlim amparado en sus 50.000 hombres armados. Y fracasó.

3. LA FASE ACTUAL DEL CONFLICTO

La censura de fuentes fiables sobre la marcha del conflicto garantiza que la opinión pública occidental piense que la “contraofensiva ucraniana” (de la que se lleva hablando tres meses) está siendo un “éxito”. Sin embargo, salvo un pequeño pueblo, sin ninguna importancia estratégica, lo cierto es que la “contraofensiva” está suponiendo un fracaso total para el ejército ucraniano. La voladura de la presa de Kajovka ha sido la excusa adoptada por Zelensky para justificar el fracaso de la tan cacareada contraofensiva. Sin embargo, se ignora todavía, quien pudo volar la presa.

Lo que dice la “ciencia militar” es que las fuerzas rusas ya han alcanzado los objetivos que se habían propuesto al iniciarse el conflicto. Los frentes están estabilizados. Las barreras antiminas y anticarros colocadas por el ejército ruso sugieren que no piensan avanzar más hacia el interior de Ucrania y que son defensas infranqueables para las unidades blindadas ucranianas. Por eso ha fracasado la contraofensiva.

Así pues, en el momento actual, todo se reduce a un juego de represalias: si los ucranianos intentan sabotear la retaguardia son “premiados” con unas cuentas decenas de drones suicidas o de cohetes sobre lo que queda de sus infraestructuras. Eso es todo.

4. ¿POR QUÉ SIGUE ABIERTO EL CONFLICTO?

La respuesta es muy simple: el sentido común aconsejaría a Zelensky sentarse en la mesa de negociaciones y aceptar lo inevitable, mermas territoriales y política neutralistaPero esa no es la actitud impuesta por los que hicieron inevitable el conflicto: el complejo militar-industrial norteamericano dueño de la OTAN. Desde el inicio del conflicto, los Estados de la UE y los EEUU han enviado miles de millones en material bélico a Ucrania: la camarilla de Zelensky pone los muertos, se lucra el complejo militar industrial norteamericano.

Desde que se inició el conflicto, los EEUU han ido reforzando su posición, incluso dentro de la industria militar europea, mientras que la defensa europea se ha ido debilitando y lo que queda de industria militar está cada vez más penetrada por capital procedente del complejo militar-industrial norteamericano. Para este conglomerado -una de las columnas de la oligarquía USA que tiene a Joe Biden como títere- lo esencial no es acabar con los sufrimientos del pueblo ucraniano: sino prolongar al máximo el conflicto, como mínimo hasta las elecciones norteamericanas de 2024. Luego, ya se verá. No habrá paz antes de las elecciones en los EEUU. No habrá conversación y la esperanza de Zelensky es que venza de nuevo Biden y las cosas no cambien mucho para él.

El miedo de Zelensky es reconocer el hecho incontrovertible de que Ucrania no puede entrar en la OTAN, aceptar la merma territorial y encontrarse con una factora para la reconstrucción que “Occidente” no va a poder pagar. No se sabe cómo podría reaccionar la opinión pública ucraniana ante los hechos desprovistos de connotaciones propagandísticas: una guerra perdida, unos territorios que nunca va a recuperar e, incluso la posibilidad de que países como Polonia traten de asestarle más zarpazos territoriales.

5. ¿CUÁL ES EL PUNTO DÉBIL DE RUSIA?

El eje de la reconstrucción rusa acometida por Putin es garantizar la fortaleza y el prestigio del Estado en tanto que expresión política organizada de la nación. Ahora bien, esta no es la tendencia del mundialismo ni de la globalización tal como se las ha entendido en “Occidente”. Por lo demás, no debemos de llevarnos la impresión de que todos dentro de Rusia comparten los objetivos de Putin. Existen -especialmente en el sistema bancario- “quintacolumnistas” del Foro de Davos, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Así mismo, existen fracciones que mantienen posiciones más “liberales” tanto en política como en economía. Y no se trata solo de Alekséi Navalni, cuyo “gobierno” no pasa de las cuatro paredes de su celda, sino, más bien del grupo de economistas enfeudados en el Banco Central de Rusia (Elvira Nabiullina). Sin olvidar que la CIA y las ONG subsidiadas por occidente, han tratado de realizar una acción deletérea y desestabilizadora de la política de Putin. La “quinta columna” de “Occidente” está dentro de Rusia y opera en el país.

6. ¿CUÁL ES LA POSICIÓN DE RUSIA EN POLÍTICA INTERNACIONAL?

Parece evidente que el nacionalismo ruso gobierna en Rusia. Y eso implica una idea de soberanía y de independencia que hace tiempo ha desaparecido en Occidente. Rusia forma parte hoy de los “países BRICS”, el “anti-Occidente”. Pero nos equivocaríamos si pensáramos que las políticas exteriores y los análisis de China y de Rusia son idénticos.

En primer lugar, China busca una hegemonía económica-tecnológica global; tiende a pensar que esa hegemonía le garantizará ser la única potencia mundial en la segunda mitad del siglo XXI. Los riesgos de guerra quedarán eliminados porque la unión de potencial tecnológico, capacidad productiva y expansión económica sustituirán a las rivalidades territoriales, a los proyectos de hegemonía política y a las veleidades nacionalistas.

Rusia, sin embargo, ve las cosas de distinta manera: sigue teniendo como objetivo un mundo “multipolar”, asentado sobre distintas “patas”, “Occidente” sería, indudablemente, una de ellas, siempre y cuando los EEUU renuncien a su proyecto mesiánico-imperialista y dejen de obstinarse en seguir manteniendo un papel que perdieron desde la gran crisis económico de 2007-2011.

De todas las políticas exteriores llevadas a cabo en la actualidad por las grandes potencias, la rusa parece la más razonable y se basa en el principio físicamente aceptado de que una mesa es más estable sostenida sobre cuatro patas. Rusia tiene la conciencia de ser una de ellas, China, por supuesto, es otra, pero no está tan claro en el futuro cuáles serán las demás: a la vista de lo sucedidos a finales de los años 80 y principios de los 90, es evidente que Rusia tiene una espina clavada y que esa espina tiene bandera USA. Por tanto, Rusia apoyará a China con todas sus fuerzas en el debilitamiento del dólar como moneda de cambio internacional. Concluida la hegemonía del dólar, habrá terminado también la de los EEUU.

Por otra parte, Rusia es consciente de que, tanto la OTAN como la UE, son estructuras débiles cuya fortaleza depende del Pentágono la primera, y de la capacidad de Washington por marcar políticas económicas que son seguidas con fidelidad perruna por los gobiernos europeos. Algunos de estos gobiernos -Macron en concreto- son conscientes de que a los EEUU les va a resultar muy difícil mantener su coherencia interna y su política exterior en los próximos años e, incluso, que es posible, un retorno al aislacionismo norteamericano y a la política del “decoupling” con la UE y con la OTAN. No en vano, Macron ha afirmado recientemente que la UE debería pedir su adhesión a los “países BRICS”. El conflicto ucraniano no ha sentado bien a la UE.

7. PRIGOZHIN EN BIELORRUSIA, PUTIN REFORZADO

Por el momento, ni la contraofensiva ucraniana ha tenido el más mínimo éxito (resultaría curioso saber el destino de los seis leopards enviados por Pedro Sánchez que no creemos ni que hayan sido capaces de entrar en combate), ni la “revuelta de los mercenarios” ha mermado la credibilidad del Kremlim. Lo que parecía ser un “golpe de Estado” en toda regla, se ha saldado con su salida a Bielorrusia (el Estado más próximo a Rusia, así que, se trata, más bien, de destierro a un país amigo de Putin).

Es posible que el propio Prigozhin fuera “intoxicado” por los servicios de información norteamericanos y le indujeran a una rebelión que no tenía la más mínima posibilidad de triunfar. De lo que no puede dudarse es de que el decreto que debería poner fin a las actividades autónomas del Grupo Wagner, han estado en el origen de la revuelta y que las investigaciones por malversación suponían para Prigozhin la posibilidad de terminar como las casi dos decenas de oligarcas judíos rusos. Por el momento, ha habido acuerdo: integración del Grupo Wagner en las operaciones en Ucrania, mantenimiento de sus posiciones en los países africanos en los que actúa y actuación de Lukashenko como anfitrión de Prigozhin. Casi una tormenta en un vaso de agua.

Para esperar al próximo episodio de este conflicto habrá que esperar a las elecciones norteamericanas de noviembre de 2024. O a que los rusos hagan pagar al ejército ucraniano con la misma moneda y sean voces en el interior de Ucrania las que empiecen a clamar por el final de una guerra que nunca pudieron ganar y que cada vez tiene menos sentido. El día en que el pueblo ucraniano entienda que es un rehén del complejo militar-industrial norteamericano y su única misión poner los muertos y alargar la guerra lo más posible, pedirán explicaciones a Zelensky. Y nadie es capaz de intuir cómo puede terminar el pequeño judío de Kiev.

Análisis: Una matrioska de operaciones psicológicas: y por qué General Armageddon no va a ninguna parte

Pepe Escobar

El secreto de una operación psicológica perfecta es que nadie la entiende realmente.

Una operación psicológica perfecta cumple dos tareas: deja al enemigo aturdido y confundido mientras logra una serie de objetivos muy importantes.

No hace falta decir que, más temprano que tarde, deberíamos ver los objetivos reales que emergen del juego estratégico en Rusia que describí como El día más largo .

El día más largo puede o no haber sido una operación psicológica más grande que la vida.

Para despejar la niebla, comencemos con un resumen de los sospechosos "ganadores" habituales.

El primero es, sin duda, Bielorrusia. Gracias a la inestimable mediación del Viejo Luka, Minsk cuenta ahora con el ejército más experimentado del mundo: los músicos de Wagner, maestros de la guerra convencional (Libia, Ucrania) y no convencional (Siria, República Centroafricana).

Eso ya está infligiendo el miedo al Infierno en la OTAN, que de repente se enfrenta en su flanco oriental a un súper ejército profesional, muy bien equipado y de facto incontrolable, y además albergado por una nación ahora equipada con armas nucleares.

Al mismo tiempo, Rusia apuntala la disuasión en su frente occidental. Como un reloj que está llevando a la OTAN a invertir en presupuestos militares inflados (con fondos que no tiene). Ese proceso resulta ser un elemento clave de la estrategia rusa desde al menos marzo de 2018.

Y como bonificación adicional, Rusia crea una amenaza las 24 horas del día, los 7 días de la semana para todo el frente norte de Kiev.

No está mal para un "motín".

La danza de los oligarcas

Mucho más compleja es la dinámica interna de Rusia. Las difíciles decisiones actuales y posteriores de Putin pueden implicar la pérdida de popularidad junto con la pérdida de estabilidad interna, dependiendo de la manera en que se presenten las victorias estratégicas definidas por el Kremlin a la opinión pública rusa.

Cualquiera que sea el giro de los principales medios de comunicación de OTANistan las 24 horas, los 7 días de la semana, la explicación oficial del Kremlin para el 24 de junio se reduce a una demostración de Prighozin: solo estaba tratando de sacudir las cosas.

Es mucho más complicado que eso. Hubo ganancias estratégicas, por supuesto, y Prighozin parece haber seguido un guión muy arriesgado que al final favorece a Moscú. Pero todavía es demasiado pronto para saberlo.

Una subtrama clave es cómo procederá la Danza de los Oligarcas. Los medios rusos independientes ya esperaban que algunos actores, traidores, incluidos funcionarios estatales, compraran su boleto de ida cuando las cosas se pusieran difíciles (o dijeran que estaban "enfermos" o se negaran a responder llamadas importantes). La Duma, alimentada por el FSB de Bortnikov, ya está trabajando en una lista considerable.

El sistema ruso, y la sociedad rusa también, ven a las personas como estas como supremamente tóxicas: de hecho, mucho más peligrosas que la demshiza (un término que mezcla “democracia” y “esquizofrenia”, aplicado a los neoliberales globalistas).

En el frente militar, se vuelve aún más complicado. Putin ha encargado al ministro de Defensa, Shoigu, que recopile la lista de generales que ascenderán después de El Día Más Largo. Para decirlo suavemente, para bastantes personas, de muy diferentes creencias, Shoigu se ha convertido en un elemento tóxico en la política rusa.

Wagner, renombrada y bajo una nueva dirección, seguirá sirviendo a los intereses de Rusia a través de Minsk, incluso en África.

El viejo Luka, astuto como siempre, ya ha declarado con firmeza que no habrá provocaciones contra la OTAN a través de Wagner. Las oficinas de contratación de Wagner no se abrirán en Bielorrusia. Los bielorrusos pueden unirse directamente a Wagner. Tal como está, la mayoría de los combatientes de Wagner todavía están en Lugansk.

A todos los efectos prácticos, a partir de ahora el gobierno ruso no tendrá nada que ver, ni militar ni económicamente, con Wagner.

Además, no hay armas pesadas que decomisar. Ya el lunes 26 de junio, Wagner había trasladado su armamento pesado a Bielorrusia. Lo que queda, y no se había movido durante El Día Más Largo, se devolvió al Ministerio de Defensa (MoD).

La danza de los generales

Un claro ganador en todo el proceso es la opinión pública rusa: lo dejaron gráficamente claro en Rostov. Todos apoyaban a Putin, los soldados rusos, Wagner y Prighozin, al mismo tiempo. El objetivo general era mejorar el ejército ruso para ganar la guerra. Es tan sencillo como eso.

La purga dentro del Ministerio de Defensa será dura. Bajo el pretexto de la represión o “rebelión”, los generales de opereta (como los definió el propio Putin) que no entrenaron adecuadamente a sus soldados, no organizaron adecuadamente la movilización o fueron incompetentes en la batalla, serán definitivamente eliminados.

El problema es que todos son parte del círculo de Gerasimov. Para decirlo diplomáticamente, necesita responder muchas preguntas serias.

Y eso es lo que nos lleva a la monstruosa noticia falsa: "El general Armagedón ha sido arrestado" que todo el universo de información de la OTAN repetía como un loro.

El general Surovikin recibió a Prighozin en Rostov, pero nunca fue cómplice de la “rebelión”. El Viceministro de Defensa Yevkurov también estuvo en el cuartel general en Rostov y recibió a Prighozin junto a Surovikin. Yevkurov puede haber desempeñado el papel de observador estratégicamente ubicado.

La telenovela de la rebelión de Prighozin comenzó de facto en febrero, y no se hizo nada para detenerla. Independientemente de si uno comparte la narrativa oficial, o no.

Lo que esto implica es que el estado ruso lo vio venir. ¿Eso convierte a El Día Más Largo en la Madre de todas las Maskirovskas?

Una vez más: es complicado. A diferencia del Occidente colectivo, Rusia no practica ni impone la cultura de cancelación. Wagner estaba protegido por la ley marcial. Cualquier insulto contra un “músico” que lucha contra Banderistan sería sancionado con una pena de hasta 15 años de cárcel. Cada combatiente de Wagner es oficialmente un Héroe de Rusia, algo que el propio Putin siempre destacó.

En el frente de maskirovka, no hay duda de que las tensiones latentes en los círculos militares rusos antes de que El Día Más Largo fuera manipulada, al estilo de la niebla de la guerra, para desorientar al enemigo. Funcionó a las mil maravillas. El fatídico 24 de junio, Surovikin estaba librando una guerra y no pasaba el día bebiendo brandy con Prighozin.

El eje OTANistan realmente se está aferrando a un clavo ardiendo. Solo se necesitó un rumor relacionado con Surovikin para enviarlos al éxtasis, demostrando una vez más cuán profundamente temen al General Armagedón.

Un vector clave es cómo la opinión pública considera a Surovikin en comparación con los "generales de opereta" supervivientes.

Construyó la ahora legendaria defensa de tres capas que ya está enterrando la “contraofensiva”. Introdujo los exitosos drones iraníes Shahed-136 en el campo de batalla. Y organizó la devastación de la picadora de carne en Bakhmut/Artemyovsk, que ya ha entrado en los anales militares.

Allá por el otoño de 2022, fue el general Armageddon quien le dijo a Putin que las fuerzas rusas no estaban listas para una ofensiva a gran escala.

Entonces, independientemente de lo que fabriquen los quintacolumnistas, el general Armadeggon no irá a ninguna parte, excepto a ganar una guerra. Y Rusia no está “abandonándose” de África. Al contrario: un Wagner rebautizado llegó para quedarse, y sigue en la marcación rápida en varias latitudes.

La tendencia, a corto plazo, parece apuntar a un enrevesado drenaje del pantano militar ruso. El Día Más Largo parece haber galvanizado a los rusos de todas las tendencias para identificar quién es el verdadero enemigo y cómo derrotarlo, cueste lo que cueste.

"Nada pasa por casualidad"

El historiador Andrei Fursov, reviviendo a Roosevelt, observó que “en política, nada sucede por casualidad. Si sucede, apuesto a que estaba previsto”.

Bueno, maskirovska cabalga de nuevo.

Sin embargo, el principal problema que enfrenta Rusia no es Hegemon y la OTAN: es doméstico.

Con base en conversaciones con analistas rusos y sus impresiones de personas muy agudas que vivían en Rusia, Ucrania y Occidente, sería posible identificar básicamente cuatro grupos principales que intentan imponer su idea de Rusia.

  1. El grupo "Regreso a la URSS". Incluye, por supuesto, algunos ex KGB. Cuentan con algún tipo de apoyo de la población en general. Muchos especialistas educados (profesionales de la vieja escuela, en su mayoría en edad de jubilación). Este proyecto sugiere una revolución: un 1917 con esteroides. Pero, ¿dónde está Lenin?
  2. La gente de “Regreso al Zar”. Eso implicaría a Rusia como la “Tercera Roma” y un papel destacado para la Iglesia Ortodoxa. Fuertes fondos detrás de él. Un gran signo de interrogación es cuánto apoyo popular tienen realmente, especialmente en la Rusia “profunda”. Este grupo no tiene nada que ver con el Vaticano, que se vende a The Great Reset.
  3. Los Saqueadores, como robar a Rusia a ciegas a favor del Hegemón. Congregaciones de quintacolumnistas y todo tipo de “neoliberales totalitarios” que adoran los “valores” del Occidente colectivo. Los restos pronto recibirán un golpe en la puerta por parte del FSB. Su dinero ya está bloqueado.
  4. Los euroasiáticos. Este es el proyecto más factible, en estrecha colaboración con China y apuntando hacia un mundo multipolar. Aquí no hay lugar para los oligarcas rusos. Sin embargo, el grado de colaboración con China sigue siendo muy discutible. La verdadera pregunta candente: ¿cómo integrar realmente, en la práctica, la Iniciativa de la Franja y la Ruta con la Gran Asociación de Eurasia?

Esto es solo un boceto, abierto a discusión. Es posible que los primeros tres proyectos apenas funcionen, por una serie de razones complejas. Y el cuarto todavía no ha cobrado suficiente fuerza en Rusia.

Lo que es seguro es que todos ellos están luchando entre sí. Que el actual drenaje del pantano militar sirva también para despejar los cielos políticos.