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La reunión de Biden-Xi ha disminuido la tensión, pero la 'situación estratégica no cambia'. Análisis

La reunión de Biden-Xi ha disminuido la tensión, pero la "situación estratégica no cambia". Análisis

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
lunes 20 de noviembre de 2023, 21:00h
MOSCÚ (Sputnik) — La reunión celebrada entre los líderes de China y EEUU actúa como un factor positivo en la distensión entre estas dos potencias mundiales, pero no ha cambiado la política de Washington, orientada a la confrontación estratégica con Pekín, dijo a Sputnik el analista militar ruso Ígor Korótchenko.
El presidente de EEUU, Joe Biden, tras las negociaciones sostenidas con el líder de China, Xi Jinping, en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, San Francisco), anunció que se reanudan los contactos entre ambos países por canales militares.
"El desbloqueo de los contactos entre EEUU y China es una cosa buena, para la próxima perspectiva se descarta por completo un conflicto armado entre estos dos países. Pero la situación estratégica no cambia: en los documentos doctrinales de Estados Unidos China sigue figurando como el principal adversario y la principal amenaza para los intereses de Washington", dijo el analista.
EEUU sigue apoyando a Taiwán y formando un bloque regional antichino, AUKUS, que en esencia es un análogo oriental a la OTAN, recordó. Korótchenko al mismo tiempo expresó la opinión de que Pekín no planea solucionar el problema de Taiwán de forma militar.
"En Pekín comprenden perfectamente los riesgos que llevaría consigo tal decisión. China actúa en su manera de perseguir fines estratégicos de modo consecuente, pero sin prisa, aumentando el poderío de sus fuerzas navales y misilísticas y apoyando a los partidos pro chinos de Taiwán", subrayó.
"China ha tenido un ascenso vertiginoso, mientras Estados Unidos está en declive"
Danay Galletti Hernández
Las mutaciones en la hegemonía, militarismo y uso de las sanciones económicas en un orden mundial en transición, sumadas a las contradicciones e interdependencias entre grandes potencias como China y Estados Unidos, centran la agenda del XIV Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, con sede en Cuba.
Tras una década de pausa, el evento, promovido en 1999 por el líder de la Revolución cubana Fidel Castro, reúne en el Palacio de Convenciones de La Habana a investigadores y académicos de las más variadas tendencias del pensamiento en el orbe, convocados por la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba y la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe.
Para el estudioso Salvador Ferrer Ramírez, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México, quien interviene en esta cita prevista del 14 al 17 de noviembre, el planeta atestigua hoy una lucha entre Washington y Pekín manifestada, por el momento, en una disputa económica, política y diplomática.
El investigador mexicano refirió a Sputnik que EEUU ha promovido una situación internacional inestable y compleja, con un incremento perceptible de la desigualdad, la pobreza y la explotación de la fuerza de trabajo. Mientras tanto, el gigante asiático, en cinco o seis décadas, ha generado otro proyecto asociado a la producción, enseñanza, tecnología y cooperación.
Ferrer recordó que, a comienzos del siglo XX, China era un país atrasado y agrícola, y actualmente es la segunda potencia, erradicó la pobreza extrema —10 años antes del tiempo propuesto por la Organización de Naciones Unidas (ONU)—, concibió un aparato tecnológico con vitalidad en las próximas tres o cuatro décadas y desarrolló una política industrial.
Ascenso económico
Según la doctora en ciencia económicas Elaine Valton Legrá, en el contexto actual predomina una crisis multisectorial del sistema capitalista, revolución tecnológica y conflictos entre potencias, mientras se percibe a China como un país en constante ascenso económico.
"Esa nación ha mostrado, gracias a sus políticas de ciencia, tecnología e innovación, adelantos claves dentro de la denominada cuarta revolución industrial, sobre todo en campos como la inteligencia artificial, robótica, internet de las cosas y motores de aeronave. Todo ello representa para Estados Unidos una amenaza a su hegemonía global", expresó a Sputnik la también investigadora del Instituto de Relaciones Internacionales de La Habana.
Con el propósito de frenar el ímpetu del gigante asiático, la Casa Blanca le impuso sanciones económicas y restricciones, en una maniobra coordinada con su apoyo a Taiwán, considerada por la mayoría de los países del orbe como una provincia de China.
El gigante asiático constituye "una alternativa para los territorios del reconocido como sur global porque Pekín tiene un destino y principio compartido: la defensa al multilateralismo y el desarrollo sostenible próspero e inclusivo" y, a su vez, posee una postura robusta en el área Asia-Pacífico, apunta la analista.
En medio de ese enfrentamiento, la tecnología simboliza "un instrumento de poder y proyección internacional y reforzamiento de la posición económica y social", y la iniciativa china de la Franja y la Ruta representa una amenaza para los intereses geopolíticos estadounidenses y su supremacía estratégica en esa región.
Por tanto, "el dominio tecnológico se convierte en un factor vital para la hegemonía mundial en las próximas décadas. China es el mayor exportador de productos manufacturados de alta tecnología desde 2004. A partir de 1970, con la aplicación de reformas en los procesos de la información y comunicaciones, la nación es considerada protagonista del sistema internacional", expresó Valton.
El incremento del gasto en investigación, generación de nuevos conocimientos, liberación de la dependencia tecnológica externa, utilización de las creaciones propias y dominio de la tecnología 5G colocan a Pekín como "la oposición al poderío económico estadounidense durante la próxima década".
¿Hegemonía oriental?
El investigador Faustino Covarrubias Gómez, doctor en ciencias económicas del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), refirió a Sputnik que actualmente vivimos un momento de transición geopolítica, en que la hegemonía pasó de Occidente a Oriente y, si bien no es la primera vez que acontece este fenómeno, sí presenta algunos aspectos novedosos.
Esta situación, resaltó el también director del departamento de Comercio Internacional e Integración Económica del CIEM, coincide con un escenario de crisis múltiples —ecológica, financiera, política— y tiene como expresión las guerras tecnológicas y comerciales entre Washington y Pekín.
"China ha tenido un ascenso vertiginoso, mientras Estados Unidos está en declive, son las dos caras de la moneda en este proceso de transición", afirmó.
"Estamos en un contexto tan convulso y complejo que muchos analistas lo describen como la era del desorden. Estamos ante un capitalismo casi senil que saca fuerzas de donde no las hay", complementó el analista.
En medio de todo eso, EEUU "hace todo lo posible por no caer" y aplica sanciones económicas que expresan "su decadencia y debilidad", mientras algunos países buscan soluciones propias y el empleo de sus monedas nacionales en las transacciones frente al dólar que, junto al poderío militar, constituyen los pilares de su hegemonía.
Sin embargo, todas esas contradicciones y rivalidades "pesan sobre las espaldas de las naciones subdesarrolladas", de ahí la urgencia de un diálogo plural, pues "ya no se trata de un sistema u otro, está en peligro la supervivencia humana".
Contradicción de intereses
El asesor del CIEM José Luis Rodríguez afirmó que China hoy es capaz de competir con EEUU, Japón y Europa Occidental, y a partir de su fuerza económica y habilidad en la diplomacia y negociaciones internacionales ha logrado "poner en ascuas" el crecimiento de la economía de los países capitalistas desarrollados.
Durante una conferencia magistral, el exministro de Finanzas y Precios cubano refirió que, en ese contexto, Washington libra una guerra económica, sobre todo desde 2018, y se gesta una contradicción de intereses entre la Casa Blanca y la dependencia de la Unión Europea al gigante asiático, igual que necesita de Rusia para la adquisición de combustible.
"Alemania, la principal potencia de Europa occidental, este año decrece y, entre otros factores, incide en ello la imposibilidad de comprarle gas a Moscú, por la imposición del bloqueo estadounidense, si bien, casualmente, ese país le vende el gas a Berlín a un precio tres veces superior al ruso", indicó el experto.
En este sentido, apuntó el también exministro de Economía y Planificación, cada vez se exacerban más las diferencias entre el sur global y el mundo desarrollado. "Cada vez crecen más aquellos que supuestamente están en situaciones más desventajosas, haciendo una competencia muy fuerte, en lo económico, a los países más avanzados".
Ante eso, reflexionó el académico, la respuesta de EEUU es la guerra y utiliza "la supuesta amenaza de agresiones contra Taiwán como una forma de presionar a los chinos".
Pekín "no se ha dejado provocar", pero debieron aumentar sus gastos militares a 225.000 millones de dólares en 2023, como forma de responder a los desafíos de seguridad, reconoció el gigante asiático.
Análisis: Xi supera a Biden en San Francisco
Pepe Escobar
A un lado de la mesa, un líder del Sur Global en la cima de su juego. Del otro lado, una momia que vende la ilusión de que es el "líder del mundo libre".
Esto estaba destinado a provocar un suspenso: antes, durante o después de la crucial reunión bilateral en la que participaron las dos principales potencias del mundo. Ya durante las palabras introductorias , el Secretario de Estado de los EE.UU., Tony Blinken, sentado al lado derecho de la momia, estaba tan aterrorizado como James Stewart, el miedo a las alturas en "Vértigo" de Hitchcock , presintiendo que en cualquier momento llegaría el destino fatal.
Entonces lo hizo, en la prensa final. Joe Biden, el actor que interpreta a La Momia, tras una sonrisa proverbial, dijo que el presidente chino Xi Jinping es “un dictador”. Porque es el líder de un país comunista.
Todos esos elaborados planes previos se desmoronaron en un instante. Un escenario tentativamente optimista convertido en cine negro. La respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores chino fue tan tajante como una frase de Dashiell Hammett... y contextualizada: esto no sólo fue "extremadamente incorrecto" sino "una manipulación política irresponsable".
Todo lo anterior, por supuesto, suponía que La Momia sabía dónde estaba y de qué estaba hablando, "fuera de la casualidad", y no dictado por su omnipresente auricular.
La Casa Blanca delata la trama
El drama Xi-Biden , que duró poco más de dos horas, no fue exactamente una nueva versión de “Vértigo”. Washington y Beijing parecían bastante cómodos al prometer conjuntamente la proverbial promoción y fortalecimiento del “diálogo y la cooperación en diversos campos”; un diálogo intergubernamental sobre IA; cooperación para el control de drogas; volver a las conversaciones de alto nivel entre militares ; un “mecanismo de consulta sobre seguridad marítima”; aumentar significativamente los vuelos para principios de 2024; y “ampliar los intercambios” en educación, estudiantes internacionales, cultura, deportes y círculos empresariales.
La Hegemonía estaba lejos de tener un halcón maltés de valor incalculable (“de lo que están hechos los sueños”) para ofrecer a Beijing. China ya se ha consolidado como la principal economía comercial del mundo gracias al PPP. China está avanzando a una velocidad vertiginosa en la carrera tecnológica incluso bajo las desagradables sanciones de Estados Unidos. El poder blando de China en todo el Sur Global/Mayoría Global aumenta día a día. China está coorganizando con Rusia el impulso concertado hacia la multipolaridad.
La lectura de la Casa Blanca , por insulsa que parezca, en realidad revela la parte clave de la trama.
Biden –en realidad su auricular– subrayó el “apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto”; la defensa de “nuestros aliados del Indo-Pacífico”; el “compromiso con la libertad de navegación y sobrevuelo”; “adhesión al derecho internacional”; “mantener la paz y la estabilidad en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental”; “apoyo a la “ defensa de Ucrania contra la agresión rusa ”; y “ apoyo al derecho de Israel a defenderse contra el terrorismo ”.
Beijing comprende en detalle el contexto y los matices geopolíticos de cada una de estas promesas.
Lo que la lectura no dice es que los asesores de Biden también intentaron convencer a los chinos de que dejaran de comprar petróleo a su socio estratégico Irán .
Eso no va a pasar. China importó un promedio de 1,05 millones de barriles de petróleo por día de Irán durante los primeros 10 meses de 2023, y sigue aumentando.
Los Think Tankland de EE.UU., que siempre sobresalieron en desinformación y desinformación, creyeron en su propia proyección infantil de Xi haciendo de tipo duro contra EE.UU. en Asia, sabiendo que Washington no puede permitirse una tercera historia de amor, lo siento, frente de guerra además de Ucrania e Israel. /Palestina.
El hecho es que Xi sabe todo lo que hay que saber sobre los frentes imperiales rotativos de la Guerra Híbrida, además de otros que pueden encenderse con solo presionar un interruptor. La hegemonía sigue provocando disturbios no sólo en Taiwán sino también en Filipinas, Japón, Corea del Sur, India y continúa coqueteando con posibles revoluciones de color en Asia Central.
Aún no ha habido una confrontación directa entre Estados Unidos y China gracias a la milenaria experiencia diplomática china y su visión a largo plazo. Beijing sabe en detalle cómo Washington se encuentra simultáneamente en modo de Guerra Híbrida Total contra la BRI (la Iniciativa de la Franja y la Ruta) y los BRICS (que pronto se convertirán en BRICS 11 ).
Sólo dos opciones para China y Estados Unidos
Un periodista chino-estadounidense, después de las palabras introductorias, preguntó a Xi, en mandarín, si confiaba en Biden. El presidente chino entendió perfectamente la pregunta, la miró y no respondió.
Ese es un giro clave de la trama. Después de todo, Xi supo desde el principio que estaba hablando con los encargados que controlaban un auricular. Además, era plenamente consciente de que Biden, en realidad sus asesores, calificaba a Beijing como una amenaza al “orden internacional basado en reglas”, sin mencionar las incesantes acusaciones de “genocidio de Xinjiang” más el tsunami de contención.
No por casualidad, en marzo pasado, en un discurso ante notables del Partido Comunista, Xi declaró explícitamente que Estados Unidos está comprometido en “una contención, un cerco y una represión integrales contra nosotros”.
El académico Chen Dongxiao, radicado en Shanghai, sugiere que China y Estados Unidos deberían adoptar un “pragmatismo ambicioso”. Ése resultó ser exactamente el tono de la conclusión clave de Xi en San Francisco:
Hay dos opciones para China y Estados Unidos en la era de transformaciones globales no vistas en un siglo: una es mejorar la solidaridad y la cooperación y unir esfuerzos para enfrentar los desafíos globales y promover la seguridad y la prosperidad globales; y el otro es aferrarse a la mentalidad de suma cero, provocar rivalidad y confrontación y llevar al mundo hacia la agitación y la división. Las dos opciones apuntan a dos direcciones diferentes que decidirán el futuro de la humanidad y del Planeta Tierra".
Esto es tan serio como parece. Xi añadió contexto. China no está involucrada en el saqueo colonial; no le interesa la confrontación ideológica; no exporta ideología; y no tiene planes de superar o reemplazar a Estados Unidos. Por lo tanto, Estados Unidos no debería intentar reprimir o contener a China .
Es posible que los asesores de Biden le hayan dicho a Xi que Washington todavía sigue la política de Una China , incluso mientras continúa armando a Taiwán bajo la retorcida lógica de que Beijing podría “invadir”. Xi, una vez más, aportó el conciso argumento decisivo: “China eventualmente, inevitablemente, se reunificará” con Taiwán.
40.000 dólares por una cena con Xi
En medio de toda la tensión apenas disimulada, el alivio en San Francisco llegó en forma de negocios. Todo el mundo y su vecino corporativo –Microsoft, Citigroup, ExxonMobil, Apple– se morían por reunirse con líderes de varios países del APEC. Y especialmente de China.
Después de todo, APEC representa casi el 40% de la población mundial y casi el 50% del comercio mundial. Se trata de Asia-Pacífico, no del “Indo-Pacífico”, una táctica vacía de “orden internacional basado en reglas” de la que nadie sabe nada, y mucho menos utiliza en ninguna parte de Asia. Asia-Pacífico representará al menos dos tercios del crecimiento global en 2023, y sigue aumentando.
De ahí el gran éxito de una cena de negocios en el Hyatt Regency, con entradas que costaron entre 2.000 y 40.000 dólares, organizada por el Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China (NCUSCR) y el Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC). Xi, inevitablemente, fue la estrella del espectáculo.
Los jefes corporativos sabían de antemano que Estados Unidos optó por no participar en el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP); y que la nueva táctica comercial, el llamado Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés) es básicamente DOA. El IPEF puede abordar cuestiones de la cadena de suministro, pero no llega al meollo de la cuestión: aranceles más bajos y amplio acceso al mercado.
Así que Xi estaba allí para “vender” a los inversores no sólo China sino también gran parte de Asia-Pacífico.
Un día después de San Francisco, el centro de la acción se trasladó a Shanghai y a una conferencia de alto nivel entre Rusia y China ; ese es el tipo de reunión en la que la asociación estratégica formula caminos a seguir en la Larga Marcha hacia la Multipolaridad.
En San Francisco, Xi destacó que China respeta la “posición histórica, cultural y geográfica” de Estados Unidos, al tiempo que esperaba que Estados Unidos respetara el “camino del socialismo con características chinas”.
Y aquí es donde la trama del cine negro se acerca al tiroteo final. Lo que Xi espera que nunca suceda con los psicópatas neoconservadores straussianos dirigiendo la política exterior estadounidense. Y eso fue claramente confirmado por La Momia, también conocido como Joe “Dictador” Biden .
Hasta aquí el practicante de la realpolitik Joseph “soft power” Nye, uno de los pocos realistas que cree que China y Estados Unidos, como James Stewart y Kim Novak en “Vértigo”, se necesitan mutuamente y no deben separarse.
Bueno, lamentablemente en “Vértigo” la heroína se lanza al vacío y muere.