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Ordo Pluriversalis. El pensamiento de Leonid Savin y el fin de la 'pax americana

Ordo Pluriversalis. El pensamiento de Leonid Savin y el fin de la 'pax americana

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
viernes 13 de octubre de 2023, 21:00h
Cristiano Puglisi
Redactor jefe de la revista Geopolítica de la Universidad de Moscú y de la página web "Geopolitika. ru', Leonid Savin, prolífico autor y analista, con ya tres publicaciones en italiano en su haber, es quizá una de las "plumas" más interesantes para quienes deseen comprender lo que realmente ocurre, tras la cortina de humo de la propaganda y la guerra psicológica, en las mentes de las clases dirigentes moscovitas encargadas de gobernar el actual conflicto con Ucrania: Director de la Fundación para el Seguimiento y la Previsión del Desarrollo de los Espacios Territoriales-Culturales (FMPRKTP), miembro de la Sociedad Científico-Militar del Ministerio de Defensa ruso, Savin es también uno de los principales exponentes del movimiento eurasista internacional.
Especialmente interesante a este respecto es la reciente publicación en italiano del ensayo Ordo pluriversalis. La fine dellapax americana e la nascita del mondo multipolare (El fin de la pax americana y el nacimiento del mundo multipolar), publicado por AnteoEdizioni, con prefacio de Marco Ghisetti, joven y brillante geopolítico, que ya había escrito para la misma editorial el ensayo Talassocrazia (que, por otra parte, contaba con un prefacio del propio Savin).
"La obra", explica el propio Ghisetti, "comienza señalando que el llamado paradigma de la 'paz estadounidense' se ha derrumbado tras los últimos acontecimientos, el estallido de guerras calientes en áreas y zonas que se creían establecidas desde hace tiempo en la órbita de Washington lo confirman claramente. En efecto, la influencia estadounidense está retrocediendo en varias regiones del mundo, pero más que a un debilitamiento general del poder en ultramar, esto se debe a un cambio de estrategia, es decir, a un reposicionamiento, de Washington según nuevas líneas estratégicas. Sin embargo, es un hecho que el crecimiento de las llamadas potencias revisionistas, que han obligado a Estados Unidos a retirarse de las regiones que había intentado conquistar, no se traduce en un mero aumento de su poder relativo, sino que, por el contrario, va acompañado de una angustia general y generalizada hacia la estructura mundial que había ido surgiendo en los últimos tiempos. Por esta razón, el final de la pax americana puede suponer un cambio real en todo el orden internacional y no sólo en el equilibrio de poder. Es por ello que el análisis de Savin pretende profundizar más allá de los numerosos análisis ya presentes, identificando así tanto las razones profundas como las posibles alternativas a la fase de transición que estamos viviendo. Además, de la lectura de este texto se desprende claramente que el objetivo de Savin no se limita a deconstruir o describir la actual fase de crisis. De hecho, el objetivo de Savin es constructivo: su esperanza es poder identificar y ofrecer gramáticas intelectuales que puedan resultar útiles en esta construcción para la cimentación del nuevo orden multipolar en gestación. Hemos decidido proponer ahora este nuevo estudio de Savin precisamente porque la reciente acción rusa en Ucrania (a la que hay que añadir el enorme e inadvertido dinamismo de Moscú en el África subsahariana) no sólo ha confirmado rápidamente lo que pronosticaba Savin, sino que también impone la necesidad, para cualquier actor político que quiera ser algo más que un simple objeto de la política de poder de otros, o para cualquier analista que quiera orientarse en la actual fase de transición, de comprender plenamente tanto las grandes estrategias de las grandes potencias como la visión del mundo que las dirige. Por ello, es de especial importancia y particularmente útil para el lector italiano. De hecho, Italia, que se encuentra en el centro de la macrorregión mediterránea y europea, es un país cuya importancia es, por desgracia, directamente proporcional a la ineptitud de su clase dirigente y a la falta de interés por los asuntos internacionales por parte de la opinión pública, con el resultado de que Italia navega sin brújula en esta tormentosa fase de transición. El libro de Savin, que a pesar de su título y tamaño es realmente fácil y fluido de leer, tiene el potencial de ofrecer la brújula necesaria para orientarse en la actual fase de crisis, con la posibilidad por tanto de responder de forma más consciente y adecuada a las "elecciones que pronto tendremos que tomar".
Pero, ¿cuáles son entonces las alternativas al actual escenario global que propone el autor?
"Las alternativas al escenario actual", prosigue Ghisetti, "dependerán de las acciones y la voluntad de los actores en juego, y del tipo de orden que quieran y consigan establecer. El multipolarismo, y en particular la actual fase de transición, es una obra en construcción abierta. Para Savin, el orden mundial no es algo que dependa exclusivamente del equilibrio del poder mundial, ya que su propia estructura no es algo dado e inmutable. Al mismo tiempo, Savin sostiene que en la política mundial coexisten muchos niveles, muchas visiones e interpretaciones del mundo que son igualmente legítimas y que, por tanto, influyen en el orden mundial, sea cual sea. Por esta razón, Savin prefiere hablar de "pluriverso" en lugar de multipolarismo. Esencialmente y por el momento, las principales alternativas son las que ofrecen las grandes potencias euroasiáticas (Rusia y China), a las que se añaden las del mundo (o mundos) musulmán y latinoamericano, cuyo denominador común es precisamente la oposición al dominio crematístico y a una única potencia mundial. En función del éxito de sus políticas antihegemónicas, unido a su particular visión del pluriverso político, estas potencias ofrecerán la oportunidad de que otras visiones del mundo se impongan, incluso en regiones o culturas alejadas de ellas. Una de estas regiones es precisamente Europa, a la que Savin dedica un capítulo entero al proyecto de autonomía estratégica y al papel particular que podría desempeñar".
¿Qué lecciones se pueden extraer del ensayo y del pensamiento de Savin a la luz de los recientes acontecimientos?
"Una primera lección", prosigue el editor de la obra, "y la más evidente, es que ya no estamos en un periodo de 'paz' garantizado por el hegemón estadounidense, si es que se puede hablar de paz, dado que algunos autores han preferido, no del todo equivocadamente, hablar de 'guerra sin fin' en lugar de 'paz estadounidense'. Una segunda lección, derivada directamente de la primera, es que, dadas las guerras que han estallado ahora precisamente en suelo europeo, ya no nos es posible suponer de forma casual e ingenua que nuestra seguridad puede depender por completo de la benigna voluntad de un hegemón que, evidentemente, está dispuesto a dejarnos librar sus guerras (o a librar sus guerras en nuestra piel). Una tercera lección es que, dada la situación actual, debemos decidir hacernos responsables de nuestro propio destino y, por tanto, decidir qué queremos hacer y qué queremos ser en un mundo en el que nuestra importancia y la influencia de nuestras instituciones políticas y económicas está disminuyendo rápidamente (por no hablar de nuestra influencia cultural, cada vez más irrisoria). Una vez alcanzada esta conciencia, se abren ante nosotros las puertas de todos los futuros alternativos posibles, hacia los que tenemos la posibilidad de dirigir nuestro futuro histórico, si tan sólo somos conscientes de la situación y estamos dispuestos a emprender las acciones y los posibles riesgos de tal empresa.
¿Qué avance puede aportar la "operación especial" decidida por el Kremlin en Ucrania a la transición hacia un modelo policéntrico?
"En el libro", sigue explicando Ghisetti, "Savin afirma claramente que el compromiso de Rusia con la construcción de un modelo policéntrico para el mundo es una condición sine qua non, aunque no suficiente por sí sola, para la cimentación efectiva de un mundo multipolar. En efecto, desde hace más de veinte años, Rusia intenta promover la construcción de un mundo en el que pueda salvaguardar su soberanía y mantener una cierta capacidad de proyección exterior, que a ojos de los hombres del Kremlin se manifiesta en una política destinada a que Moscú desempeñe un papel estabilizador y equilibrador en las distintas regiones del mundo. Por ejemplo, con China y los Estados de Asia Central, ha fijado de una vez por todas sus respectivas fronteras y ha intentado armonizar sus proyectos de integración con la Nueva Ruta de la Seda china, evitando así un juego de suma cero entre Pekín y Moscú en Asia Central; en Oriente Próximo y Oriente Medio, Moscú intervino militar y diplomáticamente para estabilizar la región y expulsar a los actores que fomentaban las divisiones y los conflictos interétnicos e interreligiosos; en el Ártico, Rusia también intentó seguir la misma política, sentando las bases de las futuras rutas árticas e intentando evitar una carrera de rearme en el Mar Glacial. La frontera con Europa del Este es, por tanto, la última zona fronteriza que aún no se ha estabilizado o, en cualquier caso, respecto a la cual se mantiene una situación de juego de suma cero en el proyecto de integración relativo (la Unión Europea), aunque Moscú ha intentado establecer con el proyecto de integración de la UE una relación en cierto modo similar a la que mantiene con la Nueva Ruta de la Seda de China. Esto no pudo hacerse debido a la política de la OTAN de impedir cualquier tipo de entendimiento Bruselas/Berlín-Moscú, fomentando así un juego de suma cero en Europa del Este que acabó degenerando en la guerra de Ucrania. La decisión de Moscú de seguir adelante con lo que denominó una "operación militar especial", cuya lógica sigue la de la intervención en Siria a favor del gobierno de al-Assad, muestra la ebullición de las contradicciones en las relaciones de Rusia con Occidente y, por parte de Putin, de impedir a los dirigentes rusos cualquier ambición prooccidental. Esto no significa que Moscú haya dado la espalda a Europa o a su deseo de estabilizar también su frontera occidental. Rusia es muy consciente de que no puede permitírselo, y el hecho de que oficialmente siga calificando la de Ucrania de "operación militar especial" destinada a la desnazificación y neutralización de Ucrania o a la protección de la población rusoparlante de las repúblicas separatistas es prueba de ello. Sin embargo, las políticas europeas encaminadas, bajo la presión de Estados Unidos, a cortar los lazos con Rusia, incluso al precio de castrarse y destruirse económica y socialmente (Rusia, en cambio, es capaz de sobrevivir a esto, ya que ha seguido una política exterior multivectorial y una cuasi-autarquía en el interior desde hace veinte años), hechas en nombre de una prédica moral vacía o de la lealtad al mundo atlántico, sólo pueden, por un lado, prolongar la situación de guerra en la zona fronteriza euro-rusa y, por otro, acelerar el declive europeo hacia una situación de aislamiento e insignificancia internacionales. Pero la macrorregión europea sigue siendo una de las más estratégicas a nivel internacional; y probablemente por ello Savin, que comienza su estudio investigando la crisis del modelo occidental (inicialmente eurocéntrico y más tarde americanocéntrico), lo concluye con un capítulo dedicado al declive europeo frente a la minoritaria, aunque presente, voluntad europea de afirmar su autonomía estratégica y cultural. La "operación militar especial" de Rusia, dicho de otro modo, no constituye tanto un punto de inflexión en la construcción de un mundo policéntrico como su aceleración, acortando así el tiempo en el que Italia y Europa deben decidir lo que quieren ser y lo que quieren hacer en la actual fase de transición, a riesgo de no pasar el rodillo de la historia y caer finalmente en el olvido".