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Por qué el Frente Popular perdió la Guerra Civil

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 08 de diciembre de 2019, 18:00h

Autor: Pío Moa

Editorial: Actas

Categoría: Historia Contemporánea

Núm. Págs: 365 pp. + 32 de fotos.

Ochenta años después de terminada, la guerra civil sigue obsesionando la conciencia histórica de España y no solo implica ideas y versiones, sino, más peligrosamente, condiciona la política, generando leyes y acciones de partidos.

La causa de este hecho, que escandaliza a unos, fascina a algunos y hastía a otros, salta a la vista: aquel conflicto no ha sido aún asimilado por la sociedad, pese a la imponente bibliografía que ha engendrado, en español y otros idiomas. Y no lo ha sido porque las tergiversaciones, enfoques ilógicos y apasionados han alcanzado un volumen asombroso: se ha dicho que es quizá el suceso de los años 30 sobre el que más falsedades se han contado. Y se siguen contando.

En esta maraña de datos y juicios, ¿será posible alcanzar un enfoque lo bastante veraz para disolver tal obsesión? Creemos que sí, lo cual no significa el fin de la controversia, sino su elevación a un plano más racional y fructífero. Plantear por qué perdió el Frente Popular de forma objetiva y sin seudojustificaciones reenfoca toda la cuestión, con la consecuencia de abandonar el absurdo debate de qué bando fue democrático y orientarlo en otra dirección: la significación histórica del franquismo.

Sostiene Pío Moa en su ensayo «Por qué el Frente Popular perdió la Guerra Civil. Causas y consecuencias históricas» (Actas), que «ochenta años después de terminada, la guerra sigue obsesionando la conciencia histórica de España». La continua «pugna no solo en las ideas y versiones, sino, más peligrosamente, en la política generando leyes y acciones de partidos», tiene su causa en que «aquel conflicto no ha sido aún asimilado por la sociedad, pese a la imponente bibliografía que ha engendrado».

«La guerra se dio en un país socialmente muy polarizado por ideologías y políticas que agitaban casi toda Europa». Fue pues, ante todo, «una guerra ideológica y desde ese ángulo debe enfocarse, cosa que no ha sabido hacerse explícitamente», afirma el autor. Para éste, la República que perdió la guerra era muy otra que la instaurada en 1931, por tanto, «es hora de eliminar el término “república”, porque eso sugiere continuidad y genera mil distorsiones. Lo que hubo realmente –afirma– fue una alianza de partidos en un Frente Popular que, si bien destruyó la legalidad de la II República, no tuvo tiempo de consolidarse con verdadera legalidad propia debido a su derrota y a las ásperas divergencias entre sus componentes». El programa que había unido a fuerzas tan diversas tenía como objetivo impedir que unas nuevas elecciones dieran el poder a la derecha, como ya había ocurrido en 1933. Por tanto –afirma Moa–, ello suponía anular la Constitución y la concepción inicial de la II República.

Muy a mi pesar. Cuando empecé a escribir, el dominio de las versiones izquierdistas y separatistas sobre la guerra y sobre Franco era absoluto.  Historiadores de la talla de los hermanos Salas, Martínez Bande o Ricardo de la Cierva estaban prácticamente en el ostracismo, tanto en la universidad como en la opinión pública. Esto fue posible gracias a la colaboración de la derecha, en especial la monárquica de Ansón en su órgano ABC, que quería ser El País de la derecha, y a los políticos democristianos. Entonces mis obras cayeron como una pedrada en una charca un tanto fétida. Gente como Tusell, Juliá y otros querían que mis obras fueran prohibidas.

El avance en Europa del fascismo de Hitler o Mussolini, provocó una oposición radical de la izquierda europea que creó una política de frentes populares. En España, Prieto y Azaña se aliaron para a crear una nueva coalición socialista-republicana, a la que se unieron el partido comunista PCE, los marxistas del POUM y los partidos republicanos de izquierda. Los separatistas vascos y catalanes no lo hicieron, aunque dieron su apoyo. Tampoco se sumaron los anarquistas (lo harían en plena guerra, como el PNV), pero apoyaron la coalición en las elecciones de febrero de 1936. «El punto programático común a todos –afirma Moa– era obtener electoralmente el poder para excluir definitivamente a la derecha de él, lo que suponía eliminar, de alguna manera, la anterior legalidad republicana. Por eso puede hablarse del Frente Popular como un nuevo régimen, aunque no llegara a consolidarse».

Este partía con ventaja en recursos al comienzo de la guerra. «El dinero, la flota, la aviación, los hombres, el territorio los recursos, agropecuarios e industriales, eran del Gobierno y la situación inicial geoestratégica tampoco beneficiaba a los sublevados. En tales circunstancias, de no rendirse los rebeldes, la guerra quedaba decidida prácticamente a favor del Frente Popular y, a pesar de ello, perdieron. Moa apunta varias observaciones clave sobre por qué el Frente Popular perdió la guerra: como la lucha por aire y mar, que favoreció a los nacionales, o el factor moral y psicológico, clave para la victoria de Franco. Por el contrario, el Frente Popular tuvo que bregar con la desmoralización, el germen de vacilaciones, las querellas internas y las traiciones. Además del problema político de tratar de forjar una unidad de estrategia y acción entre partidos muy opuestos.

Este estudio sigue un método original y provocador: expone el desarrollo militar-político del Frente Popular, traza las semblanzas de sus principales personajes, analiza las grandes cuestiones de fondo envueltas en el conflicto y examina las ideologías en pugna. Pues fue ante todo una guerra de ideologías, cosa a menudo olvidada.

El propio autor describe su libro con estas palabras: Es un enfoque muy sintético pero más en profundidad y abordado desde puntos de vista distintos. El libro tiene cuatro partes: Evolución político militar del Frente; semblanzas biográfico-políticas de sus principales representantes; las cuestiones que se debatían (a tiros, claro) en la contienda; y las ideologías involucradas. Como ve, el método expositivo es muy diferente del de los libros corrientes de historia. En una historia habitual se citan los personajes y las ideologías, pero no se explican. Se dice: “Fulano era anarquista”, pero se da por sabido que el lector sabrá lo que es el anarquismo, lo que es falso en la inmensa mayoría de los casos; o se da una referencia demasiado superficial y breve  sobre quién era aquel Fulano, sobre su trayectoria vital e ideas. Incluso se tiende a prescindir de los personajes, explicando las cosas por fenómenos generales como la economía, o supuestos “intereses de clase”, o mezclando arbitrariamente  elementos relevantes e irrelevantes para dar impresión de una falsa ecuanimidad…

Perfil del autor

PÍO MOA ha revolucionado la historia de la guerra civil y el franquismo, cosa que le ha valido la censura de lo que ha llamado "historiografía funcionarial. Entre sus obras principales pueden citarse su trilogía sobre la guerra civil (Los personajes de la República vistos por ellos mismos, Los orígenes de la Guerra Civil y El derrumbe de la República y la guerra), Los mitos de la Guerra Civil, Años de hierro, sobre la posguerra, Los mitos del franquismo, La Reconquista y España, Europa, una introducción a su historia (primer libro escrito en español sobre ese tema), o La guerra civil y los problemas de la democracia. En el terreno literario ha publicado las novelas Sonaron gritos y golpes a la puerta, El erótico crimen del Ateneo y el libro de recuerdos Adiós a un tiempo.