Katehon
Los días 21 y 22 de junio se celebró en Londres una Conferencia Internacional sobre la Recuperación de Ucrania (URC 2023). El evento fue organizado por Ucrania y el Reino Unido. Los principales objetivos declarados eran atraer inversiones a la economía ucraniana y llevar a cabo reformas en condiciones de guerra y tras el fin del conflicto con Rusia. El orden del día también incluía la igualdad de género, la "energía verde" y otras cuestiones apremiantes.
No se trata de la primera conferencia de este tipo. A principios de julio de 2022, se celebró en Lugano (Suiza) el primer evento sobre la "restauración de Ucrania". En octubre de 2022, se celebró una conferencia similar en Berlín. Y a finales de abril, Italia celebró su propio foro.
Vender el país
Los analistas consideran las conferencias sobre la reconstrucción de Ucrania como un reparto de esferas de influencia en ese país entre potencias extranjeras, principalmente europeas. Cada una trata de imponer sus agendas y preferencias a Kiev y a sus socios con el pretexto de la reconstrucción económica del país. Ucrania dispone de suficientes recursos tecnológicos y riquezas naturales que podrían interesar a los actores extranjeros. Aprovechando la total dependencia de Kiev de las armas occidentales y la falta de voluntad de las autoridades ucranianas para desescalar el conflicto, los países occidentales pueden chantajear fácilmente a las autoridades de Kiev.
El Estado de derecho, la lucha contra la corrupción y la promoción de reformas fueron declaradas las prioridades clave de la conferencia de Londres. Traducido del lenguaje de la demagogia liberal al lenguaje de la realpolitik, esto significa reforzar la gobernanza exterior y redistribuir la propiedad de los propietarios "corruptos" ucranianos a los extranjeros. Este es el significado del esquema de "patronazgo" de los inversores extranjeros sobre las diferentes regiones del país, que fue presentado anteriormente por Volodymyr Zelenskiy.
Interceptación de influencias
Otro aspecto de la "conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania" es la interceptación de la influencia política sobre el país, que se ha convertido en un instrumento de presión sobre Rusia. Mientras que en Alemania y sobre todo en Francia se han hecho llamamientos cautelosos a la desescalada y a una congelación temporal del conflicto (naturalmente con la expectativa de algún tipo de éxito para Kiev, en una oleada de victoria), Londres y Varsovia han apostado por una escalada del conflicto.
La conferencia de Londres pretende reafirmar el papel de liderazgo del Reino Unido en el gobierno de Ucrania. Sin embargo, otros actores europeos también están interesados en mantener y ampliar su influencia. Por ello, participan activamente en la conferencia y se ven obligados a competir en retórica proucraniana.
Para Kiev, la participación a gran escala de los países occidentales es una demostración del apoyo de Occidente. Sin embargo, este apoyo no es gratuito, sino que llega sobre todo en forma de préstamos. Por ejemplo, el Reino Unido ha anunciado una ayuda que sólo incluye 240 millones de libras (305 millones de dólares) de ayuda económica directa y 3.000 millones de dólares en garantías de préstamos del Banco Mundial. La Unión Europea ha presentado un ambicioso paquete de 50.000 millones de euros (unos 55.000 millones de dólares) de 2024 a 2027. Unos 17.000 millones de euros se aportarán en subvenciones y el resto en préstamos. Estados Unidos ha anunciado una ayuda económica adicional de 1.300 millones de dólares. Conviene tener en cuenta que todo el dinero, si se asigna realmente, irá a parar a empresas occidentales si aceptan participar en la "reconstrucción" de Ucrania. Los préstamos pretenden "estimular" la participación del capital occidental en este proceso.
La cuestión de los activos rusos
En vísperas de la conferencia, el Reino Unido ha manifestado su intención de modificar su propia legislación en materia de sanciones antirrusas, vinculándolas al pago de "compensaciones" a Kiev por parte de Moscú. Además, en Londres y Washington, a través de expertos del think tank atlántico CEPA, se insinuó que las empresas privadas occidentales no invertirán en la reconstrucción de Ucrania a menos que esta reconstrucción se pague con las reservas rusas congeladas de oro y divisas (por supuesto, los pagos deben ir a parar precisamente a estas empresas).
"Reconstruir Ucrania" significa, de hecho, en este caso, en términos económicos, arrebatar activos rusos en favor de Occidente. La cuestión es qué consideraciones prevalecerán: ¿el deseo de asimilar los activos rusos (unos 300.000 millones de dólares en reservas del Banco Central y 58.000 millones en manos de particulares) o el temor a que la incautación de tanto dinero socave permanentemente la confianza en el sistema financiero occidental?
También es importante el aspecto político de la "apropiación" de activos rusos por parte de gobiernos y empresas occidentales con el pretexto de "reconstruir Ucrania". De este modo, Londres hace que el régimen de sanciones contra Moscú sea prácticamente perpetuo y reduce la motivación de los dirigentes rusos para poner fin al conflicto. Dado que un acuerdo de paz no sería una garantía de que se levantaran las sanciones, Rusia estaría menos dispuesta a comprometerse. Más aún si ni siquiera existe una posibilidad virtual de devolución de sus reservas de oro y divisas. Por el contrario, las promesas de apoyo, las compensaciones rusas y la transferencia de los activos rusos congelados motivarán a Kiev a resistir activamente y a seguir la línea de la política exterior de Londres.
La UE ha declarado anteriormente que no dispone de mecanismos legales para confiscar activos rusos. Pero en una conferencia en Londres, la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, siguió el rumbo marcado por los británicos. Dijo que la UE estaba preparando un marco legal para utilizar los activos rusos congelados para "reconstruir Ucrania".
Conclusiones geopolíticas
Con la celebración de una conferencia internacional sobre la "reconstrucción de Ucrania", en la que participan actores económicos y políticos extranjeros, el Reino Unido está haciendo una apuesta por el liderazgo e imponiendo su agenda al resto de Europa. Esto incluye vincular las sanciones antirrusas a la "restauración de Ucrania". En general, este enfoque cuenta con el apoyo de Estados Unidos, como confirmó indirectamente la participación del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, en la conferencia de Londres. El día anterior, en Estados Unidos, un grupo de congresistas y senadores anunció un proyecto de ley similar al británico sobre la posibilidad de transferir activos rusos congelados para "ayudar" a Ucrania y congelar su devolución a Rusia hasta que se pague una "compensación" a la parte ucraniana.
El polo atlantista se esfuerza por prolongar los combates prometiendo a Kiev apoyo y dinero robado a Rusia. En realidad, el dinero será absorbido por el propio Occidente, Ucrania contraerá nuevas deudas y pérdidas militares, y el resto de la economía pasará a manos de los "inversores" occidentales.
