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Como era de esperar, la cumbre del ecocapitalismo COP26, huele a fracaso: EEUU y China no se unen al acuerdo para reducir el uso del carbón

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 07 de noviembre de 2021, 14:00h

Reino Unido ha anunciado un acuerdo que aglutina a 40 países que se han comprometido a reducir el uso de carbón en sus planes energéticos aunque los principales consumidores y usuarios del mundo —China, EEUU, India y Australia— se han desmarcado de este acuerdo. El Gobierno británico ha detallado que, entre los más de 40 países que se han adherido a la declaración, se incluyen 18 que se comprometieron a eliminar gradualmente y/o no construir o invertir en nuevas energías que utilizaran carbón como Polonia, Vietnam y Chile.

Además, otros 28 países se han adherido a una "antigua alianza del carbón", liderada por los británicos, para eliminar gradualmente el uso de este combustible fósil, el más contaminante. Este acuerdo se produce en un momento en el que los científicos advierten de que las emisiones de carbono de los combustibles fósiles parecen recuperarse a niveles cercanos a los de la prepandemia e incluso podrían aumentar aún más en 2022.

El acuerdo anunciado este jueves incluye una declaración de transición del carbón a la energía renovable liderada por Reino Unido que compromete a los países a poner fin a todas las inversiones que contemplen la apertura de nuevas plantas de generación de energía con el uso del carbón y apostar por el impulso de las denominadas 'energías limpias'.

El documento también contempla eliminar gradualmente la energía del carbón en la década de 2030 en las principales economías y en la década de 2040 para el resto del mundo y garantizar que el cambio de la energía del carbón sea justo y beneficie a los trabajadores y a las comunidades. Desde la oposición, Ed Miliband ha alertado de las "brechas" existentes en este acuerdo pues no existe "ningún compromiso por parte de los grandes emisores como China para dejar de aumentar el carbón ni tampoco sobre la eliminación gradual de otros combustibles fósiles".

En la misma línea, preguntado sobre la ausencia de China y Estados Unidos de los nuevos compromisos sobre el carbón, el secretario de Negocios británico, Kwasi Kwarteng, ha afirmado que se "estaban logrando avances" según ha señalado a la BBC, subrayando que los países que no han suscrito el acuerdo "también están participando en negociaciones".

En el caso de China, ha precisado que se ha comprometido a no invertir en la minería de carbón en el extranjero y que también está buscando eliminar el carbón en su propia producción de electricidad, entre otros acuerdos. "Es una pena que no hayan firmado el compromiso, pero eso es algo en lo que estamos trabajando para lograr un acuerdo", dijo. Los esfuerzos para terminar rápidamente con el uso de carbón, el mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, se consideran clave para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales, según los científicos.

Desde que se aprobó en 2015 el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1,5-2 grados, ha habido un recorte del 76 por ciento en el número de nuevas plantas de carbón planificadas y una cancelación de 1.000 gigavatios de nuevas plantas de carbón, lo que equivale a 10 veces la capacidad total de generación de electricidad de Gran Bretaña, según cálculos de los funcionarios británicos.

El pasado mes de mayo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) advirtió de que la inversión en nuevas plantas y minas de carbón, así como en nuevos proyectos de petróleo y gas, debía detenerse a partir de 2021 para abordar de manera efectiva el cambio climático, ya que, para que el planeta alcance cero emisiones netas para 2050, es necesario cumplir con el objetivo de 1,5 grados acordado internacionalmente y la producción de electricidad global debe alcanzar ese objetivo una década antes, según la AIE.

Hasta 400 aviones privados para ir a la COP26 a defender el clima: la hipocresía que acompaña a la cumbre

Mientras los líderes mundiales abogan por frenar el cambio climático y urgen los cambios en la forma de vivir de la población mundial, para llegar a la cumbre del clima, la COP26, que se está celebrando en Glasgow estas semanas, han utilizado jets privados.

En la cumbre se están discutiendo las diferentes medidas que se deberán adoptar para poder luchar contra el cambio climático. Por ejemplo, los países de la Unión Europea deberán contar con mecanismos para poner precio a las emisiones de dióxido de carbono y se empezará a gravar el CO?.

Hasta 41 vuelos privados solo la noche del martes

La estimación total que hace el diario británico Daily Mail es de hasta 400 aviones privados para desplazarse a Glasgow, sede de la cumbre del clima 2021. Solo en la noche del martes, se realizaron 41 traslados en aviones privados para poder llegar a la sede de la COP26.

El problema es el gran impacto medioambiental que tienen estos desplazamientos. Por coger el ejemplo puesto por la BBC, un vuelo desde Roma con destino Glasgow, que se realizaría en 2 horas y 45 minutos, requeriría un total de 2.813 litros de combustible y sus emisiones de CO? a la atmósfera son de 7,1 toneladas.

La mayoría de las rutas cubiertas por estos vuelos se realizan a través de vuelos comerciales y, aunque estos son igualmente contaminantes, el hecho de realizar un traslado de más personas hace que la huella que deja cada uno de manera individual sea de menor impacto ambiental.

Es irónico que, mientras los líderes mundiales urgen a la población que utilicen vehículos eléctricos, el transporte público, que reciclen y que cuiden el medioambiente, ellos siguen utilizando estos aviones privados que lo que hacen es contaminar más.

Pero, pese a esto, el principal tema a tratar durante la cumbre es el clima y el trabajo que hay que hacer para poder luchar contra el cambio climático.

Joe Biden ya decidió cambiar su flota de vehículos federales por eléctricos, aunque parece que es una decisión que aún está por concluir ya que se ha visto llegar al presidente de EEUU con un séquito de coches e incluso repostando en una gasolinera.

Las promesas climáticas se topan con la realidad: las emisiones de CO? vuelven a aumentar

Eva González

Las emisiones de GEI han dado por finalizada su contención por el parón de la economía a consecuencia de la pandemia, y tras dejar atrás sus ‘números rojos’ volvieron a crecer en 2021. De hecho, en este año, el carbón y el gas están repuntando más de lo que retrocedieron en 2020. Las emisiones por el uso del petróleo también se incrementaron, pero aún siguen por debajo de los niveles que registraban en 2019.

Los datos forman parte de la decimosexta edición del Global Carbon Project, uno de los estudios sobre emisiones más completos, que en los últimos años se presenta en el marco de las COP. En él participa un equipo de investigadores de la Universidad de Exeter, la Universidad de East Anglia, el Cicero noruego y la Universidad de Stanford.

El trabajo avisa además de que, si las cosas siguen así, las emisiones no solo experimentarán un incremento en 2021, sino que podrían ser incluso más altas en 2022. Estas son las principales conclusiones del informe que se da de bruces con la realidad frente a las promesas de ambición que el fin de semana apuntaron los líderes del G-20 en Roma y este lunes y martes en el inicio de la cumbre del clima de Glasgow (COP26).

La investigación alerta a los líderes que se han comprometido a limitar el calentamiento global en 1,5 °C de aquí a final de siglo que, a medida que sectores como el transporte por carretera o la aviación terminen de estabilizarse y recuperen los niveles prepandemia, las emisiones de GEI previsiblemente volverán a aumentar. Las cifras que aporta el trabajo precisan que las emisiones procedentes de los combustibles fósiles cayeron un 5,4% en 2020, por el cerrojazo económico por el covid, pero en 2021 aumentan una media del 4,9% (entre el 4,1% y el 5,7%), hasta los 36.400 millones de toneladas de CO?.

Para el director del estudio y profesor del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter, Pierre Friedlingstein, el “rápido repunte” de las emisiones a medida que las economías se recuperan de la pandemia “refuerza la necesidad de una acción global inmediata sobre el cambio climático”.

Además, la profesora de Investigación de la Royal Society de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, Corinne Le Quéré, ha explicado que la subida de las emisiones globales de CO? procedentes de los combustibles fósiles refleja un “retorno hacia la economía precovid, basada en combustibles fósiles”. Por ello, concluye que las inversiones en economía verde en el marco de los planes de recuperación poscovid de algunos países han sido “incapaces hasta el momento, por sí solas, de evitar una vuelta sustancial a las emisiones prepandemia”.

La profesora cree que llevará tiempo ver el efecto completo de la disrupción en las emisiones globales de CO? provocada por el efecto del covid. No obstante, señala que se ha realizado un gran progreso en la descarbonización energética global desde la adopción del Acuerdo del Clima de París en 2015. “Necesitamos más inversiones en renovables y una política climática fuerte para impulsar de manera mucho más sistemática la economía verde y expulsar los combustibles fósiles de la ecuación”, opina la investigadora.

Los más contamionantes

El informe de Global Carbon Project concluye que las emisiones proyectadas para China crecerán un 4% en 2021 respecto a 2020, lo que situará el gigante asiático un 5,5% por encima de sus emisiones de 2019, hasta los 11.100 millones de toneladas de CO?. China es la responsable del 31% de las emisiones globales.

El segundo emisor es Estados Unidos, que el estudio prevé que cierre con un aumento de las emisiones del 7,6% frente al año 2020, pero, aun así, se colocará un 3,7% por debajo de 2019. En total, el país norteamericano emitió 5.100 millones de toneladas de CO?, que representan el 14% de las emisiones globales en 2020.

La medalla de bronce entre los más emisores es para la Unión Europea, cuyas emisiones se situarán, previsiblemente, un 7,6% por encima de lo emitido en 2020, pero se quedarán un 4,2% por debajo de los niveles de 2019. En total, los Veintisiete emitieron 2.800 millones de toneladas de CO?, que suman el 7% del total de las emisiones del planeta. De entre los Estados miembro, España contabilizó unas emisiones de 208,9 millones de toneladas de CO?, un descenso del 17,2% respecto a 2019.

El cuarto puesto es para India, cuyas emisiones experimentaron un repunte del 12,6% en comparación con 2020 e incluso se situaron un 4,4% por encima de 2019, hasta los 2.700 millones de toneladas de CO?, lo que también representa en torno a un 7% del global de emisiones. El informe añade que en el resto de los países analizados las emisiones de CO? aún siguen por debajo del nivel de 2019. En definitiva, estas cuatro economías son responsables de cerca del 60% de las emisiones totales del planeta.

A las emisiones procedentes de combustibles fósiles se suman las debidas al uso de la tierra, que expulsaron a la atmósfera 4.100 millones de toneladas, a las que hay que añadir los 14.100 millones de toneladas de CO? provocadas por la deforestación. Todas estas emisiones —fuentes fósiles y cambio de uso de la tierra— se mantuvieron más o menos constantes en la última década, con una media de 39.700 millones de toneladas de CO?. Y esto supone que Global Carbon Project prevé que la concentración de CO? atmosférico aumentará en dos partes por millón (ppm) en 2021, menos que en años anteriores, a consecuencia de las condiciones del fenómeno conocido como 'La Niña', que suele enfriar la atmósfera.

En resumen, los investigadores sentencian que para tener al menos el 50 por ciento de posibilidades de limitar el calentamiento global hasta 1,5 °C, 1,7 °C y 2 ºC de aquí a final de siglo, será necesario contraer las emisiones en 420.000 millones de toneladas, 770.000 millones de toneladas y 1.270.000 millones de toneladas respectivamente. Esto equivaldría a recortar 11, 20 y 32 años de emisiones de CO? respectivamente respecto a los niveles de 2021.

Por eso, Friedlingstein calcula que alcanzar el objetivo cero emisiones netas en 2050 supondrá comprometerse a reducir las emisiones globales de CO? en 1.400 millones de toneladas de CO? cada año (1.4 gtco2) de media. Durante la pandemia, se evitaron 1.900 millones de toneladas de CO?, lo que permite reflexionar sobre la magnitud del recorte de emisiones. A su juicio, el informe pone de manifiesto la “escala de la acción que es requerida”, de ahí la importancia de las discusiones de la COP26.

Las matemáticas son una ciencia exacta. Es por eso que nunca verá cálculos cuando se habla de un "futuro verde" y la "descarbonización"

Los líderes climáticos volaron 400 aviones hasta allí, quemaron millones de litros de combustibles fósiles para el vuelo y el viaje al edificio para hablar sobre la reducción del uso de combustibles fósiles y el próximo día del juicio final.

Pero, por supuesto, es una tontería culparlos de quemar millones de litros de energía fósil, porque Internet, lamentablemente, aún no se ha inventado y por lo que los líderes simplemente no tienen alternativas a los aviones de combustibles fósiles para organizar la cumbre.

Pero tienen fuerza para hablar.

Hubo mucha charla en la cumbre:

“El mundo debería dejar de usar la calefacción en invierno”, aunque la calefacción salva vidas.

- “El mundo debería renunciar a los acondicionadores de aire en el verano”, a pesar de que los acondicionadores de aire salvan a decenas de miles de personas solo en los Estados Unidos, sin mencionar los países más cálidos.

- “El mundo debería restringir los viajes en avión y la conducción haciéndolos inaccesibles”. Bueno, todos excepto los activistas climáticos.

- Y abandonar el desarrollo de nuevos depósitos de carbón, gas y petróleo en favor de financiar empresas verdes por billones de dólares / año.

Eso es todo.

Es decir, en definitiva: exterminar a la población, financiar la industria verde y asfixiar a sus competidores.

Y hablando de intereses y financiamiento, se reveló en la cumbre que GFANZ, la alianza global para la neutralidad de carbono, está comprometida a invertir $ 130 billones en la industria verde en los próximos años .

Esta alianza está formada únicamente por los bancos y fondos más grandes del mundo, los cuales, para extraer ganancias, falsifican los mercados mundiales, por lo que son multados constantemente , y ellos, por supuesto, se preocupan por salvar al mundo de amenazas efímeras.

Pero se trata de perseguir el capital: la alianza está interesada ÚNICAMENTE en el dinero, ya que no hay una sola estructura no financiera en ella. Solo bancos.

La alianza en sí fue formada por la ONU.

Es decir, es una fuerza política poderosa que brindará a los bancos más grandes ganancias sin precedentes, estables y garantizadas, ya que la industria verde se sale por completo del mercado a favor de los intereses políticos y el financiamiento fiscal.

Bueno, vayamos ahora a la descarbonización en sí.

La cumbre dijo que para el 2050, el mundo [ja, ja] debe alejarse de la energía fósil.

Y en este contexto, quería hacer algunos cálculos interesantes.

Tomemos las estimaciones de la Administración de Información de Energía de EE. UU., afiliada a la calentología, que predice un aumento en el consumo de energía para 2050 de los actuales 20,000 a 45,000 teravatios hora, y que el 50% de ellos tendrá que generarse a partir de energías renovables.

Pero el otro 50% se quedará todavía con fuentes fósiles, es decir, ellos mismos admiten que la energía fósil no desaparecerá y, más aún, aumentará su consumo.

Lo que hace que los objetivos de carbono cero sean un chiste gigantesco.

Pero centrémonos en el 50% renovable.

Estiman que aproximadamente 25.000 teravatios h / año deberán ser generados por energía verde, generalmente eólica, ya que cualquier otra alternativa verde no puede generar grandes cantidades de energía.

Pero, ¿qué significan 25.000 teravatios hora producidas por el viento? Calculando, esto equivale a 25.000.000.000 megavatios-hora.

Un aerogenerador de 2 MWh según la documentación técnica genera 17.520 MWh al año. Sin embargo, dado el factor de potencia promedio del 20% [las turbinas envejecen rápidamente y después de 10-15 años caen del 22-30% al 11-15%], esta cifra desciende a 3500 MWh / turbina / año.

2 MW es aproximadamente el promedio de las turbinas de 1,5 MW más populares, seguidas de las turbinas de 2,5 MW más modernas e incluso las turbinas marinas más potentes.

A partir de aquí, dividimos los 25.000 teravatios requeridos por la producción de energía resultante de la turbina promedio y obtenemos 7.134.703 turbinas que deben instalarse para la “generación promedio” requerida para cubrir el 50% de la energía mundial.

Por supuesto, en realidad, es necesario al menos triplicar esta cantidad para crear reservas, comprar baterías para almacenar energía, que hay que cambiar cada 8 años para no caer en la situación actual de crisis energética y asignar una gran cantidad de terreno, etc., pero imagine que tenemos las condiciones ideales.

Pero, espere un momento. Las turbinas tienen una vida útil de 20 años, es decir, hasta el 2050 tendremos dos ciclos de funcionamiento de las instalaciones que deberán ser reemplazadas por nuevas al menos una vez.

Entonces, 7 millones se convierten en 14 millones de turbinas, o, más precisamente, 14.269.406 unidades.

Cada turbina de carbono neutral consume alrededor de 6.000 toneladas de diversos materiales para la construcción, incluidas 2.500 toneladas de hormigón, 900 toneladas de acero, 45 toneladas de plástico, 1.000 toneladas de mineral de hierro y 600 toneladas de carbón para la producción de acero y otros recursos generales, incluida la minería, la tecnología de uso intensivo, el uso de cobre, aluminio, etc.

En conjunto, nuestros 14 millones de turbinas representan 86 mil millones de toneladas de recursos, incluidas las tierras raras, casi todas las cuales tienen en su producción el récord de contaminación del aire y emisiones de CO2.

Si traducimos este volumen en carbón [aunque el carbón al mismo tiempo emite incluso menos CO2 que el acero: 1.5-2.3 toneladas versus 1.8-2.4 toneladas por tonelada quemada / producida], significa un volumen que sería suficiente para 10 años del suministro energético mundial.

Ahora veamos ese punto muy interesante de neutralidad de carbono:

Los 14 millones de turbinas, incluida la extracción, la producción de materia prima y la operación [suponiendo 11.000 Tm CO2 / turbina], generarán aproximadamente 157.000 millones de toneladas de CO2.

Ahora miremos el gas. Con una producción de 25 teravatios h de energía durante 40 años [0,227 toneladas de CO2 / MWh], el gas emitirá 227 mil millones de toneladas de CO2 sin ningún esfuerzo de descarbonización global que hiciera que la electricidad no estuviera disponible.

Así obtenemos:

- 157 mil millones de toneladas de CO2 neutro en carbono.

- 227 mil millones de toneladas de CO2 "con la terrible energía fósil".

Pero aquí de nuevo un matiz.

Para la producción de energía del viento, como quiere el lobby verde, es necesario instalar 3-4 veces más turbinas para que se puedan crear capacidades de reserva, ya que la calma eólica suele durar semanas en ciertos momentos del año.

Entonces multiplicamos el resultado por tres y obtenemos:

- 471 mil millones de toneladas de CO2 "neutro en carbono", y esto sin tener en cuenta la compra de baterías con un costo superior al PIB de todo el mundo.

Esto es el doble de emisiones de CO2 que las derivadas del uso de gas natural y estaría aproximadamente al mismo nivel que si estuviéramos simplemente quemando carbón.

Y esto sin contar la extracción adicional de 256 mil millones de toneladas de carbón o recursos fósiles, que actualmente ni siquiera se extraen, ya que obtenemos el gas de las profundidades, y no directamente de la minería.

Es decir, incluso un cambio del 50% a la energía eólica proporcionará al mundo una mayor expansión de la industria minera más sucia y dará lugar a emisiones de CO2 aún más altas que las del uso de energía fósil.

¿Qué le parece la neutralidad de carbono que nos salvará del día del Juicio Final?

Análisis: COP26: los ricos defienden el planeta viajando en jets privados y los pobres lo destruyen al morir

Pascual Serrano

Hasta el 12 de noviembre, gobiernos de todo el mundo se reúnen en Glasgow en la cumbre del clima. Su mensaje será que los países deberán tomar medidas urgentes para frenar el cambio climático y que es responsabilidad de todos actuar. Pero la realidad es que algunos han viajado a la cumbre en jets privados mientras millones apenas pueden sobrevivir.

El 1 de noviembre comenzó en Glasgow (Reino Unido) la COP26 (las siglas COP en inglés se refieren a la Conferencia de las Partes). Allí se han reunido los casi 200 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

La convención nació en 1992 y establecía que los gases de efecto invernadero que emite el ser humano en su actividad cotidiana están contribuyendo al cambio climático y, por lo tanto, se fijó que los firmantes debían reducir esos gases. Para desarrollar ese tratado se celebran las COP, en las que participan los delegados y ministros de los países que la integran.

La primera COP se desarrolló en Berlín en 1995 y la número 26 se debería haber celebrado en Glasgow hace un año, pero la pandemia obligó a aplazarla 12 meses. La anterior COP, la de 2019, se desarrolló en Madrid.

En estos acontecimientos se aprecia el tono de unanimidad y consenso que caracteriza al poder y el recurso a sus promesas para tranquilizar a la ciudadanía. Además, en el caso del cambio climático el mensaje es el de corresponsabilizar por igual a todos, países pobres o ricos, ciudadanos multimillonarios del primer mundo o parias del Tercer Mundo, de la situación en que se encuentra el planeta.

Países y personas

En los debates siempre se aborda la disminución de las emisiones por países, se habla de diferentes emisiones entre unos países y otros, pero las diferencias no son entre países, son entre ciudadanos. Ya analizamos en Sputnik la diferencia de emisiones entre ricos y pobres.

Por ejemplo, Bill Gates, uno de los defensores del medio ambiente más destacados del mundo, realizó 59 vuelos en 2017, cubriendo una distancia de alrededor de 343.500 km. Gates viajó más de ocho veces por todo el mundo, generando más de 1.600 toneladas de gases de efecto invernadero.

Según un estudio del investigador sueco Stefan Gössling, multimillonarios como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Paris Hilton emiten con sus vuelos más de 10.000 veces más que un ciudadano medio.

Un informe de OXFAM del año 2020 revela que el 1% más rico de la población mundial ha sido responsable de más del doble de la contaminación por carbono que los 3.100 millones de personas que conforman la mitad más pobre de la humanidad durante un período de 25 años en el que las emisiones han alcanzado niveles sin precedentes. El 5% más rico de la población mundial es responsable de más de una tercera parte del incremento total de las emisiones.

Energía de las criptomonedas

Es decir, son los ricos los que están destruyendo el planeta. Otro dato. Según el Bitcoin Electricity Consumption Index de la Universidad de Cambridge, se estima el mercado de las criptomonedas en bitcoin consume aproximadamente 143 teravatios por hora (TWh) de electricidad al año, más que muchos países y alrededor del 0,65% del consumo mundial de electricidad. Una comparación realizada por Visual Capitalist muestra también que consume mucha más energía que algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo.

En comparación, Noruega consume unos 124 TWh de electricidad, mientras que Chile consume 74 TWh anuales. De hecho, si el bitcoin fuera un país, sería la 27ª nación con mayor demanda energética del planeta.

Y es que uno de los aspectos más llamativos de las monedas digitales es la cantidad de electricidad necesaria para que las transacciones de compraventa se puedan llevar a cabo. En estas, que se realizan a través de un proceso conocido como minería, internautas voluntarios registran los movimientos del mercado de forma descentralizada gracias a la tecnología Blockchain.

Es este el proceso causante de que el consumo de energía del bitcoin sea superior al de muchos países industrializados. Podemos imaginar que el consumo de energía de millones de ciudadanos empobrecidos del mundo nunca llegará a alcanzar el consumo de energía del negocio de los bitcoins.

Cien compañías, las más contaminantes

Y si hablamos de empresas, el informe The Carbon Majors señala que tan solo cien compañías son responsables de más del 70% de las emisiones de GEI globales lanzadas a la atmósfera en el período 1988-2015. Es más, solo las primeras 25 compañías están detrás de la mitad de las emisiones.

Sin embargo, en la COP26 de Glasgow no se habla de ni de esas empresas, ni de bitcoins, ni de multimillonarios como responsables del calentamiento global, señalarán a países y harán promesas que no se cumplirán porque no se atreverán a señalar a los culpables.

Los líderes del G20 reunidos en Roma el 31 de octubre acordaron mantener el techo del calentamiento global en 1,5 grados. Unos gobernantes que no son capaces de limitar los beneficios de las compañías eléctricas ni el precio de la electricidad para sus ciudadanos, que no han sido capaces de frenar las corrupciones y crisis bancarias, dicen que han aprobado en su reunión cuál será la temperatura del planeta.

Es todo tan hipócrita que en la cumbre de Glasgow se han comprometido a "detener y revertir" la deforestación en 2030, lo mismo a lo que se comprometieron en 2014, y en verano de 2021 se ha batido el récord de deforestación del Amazonas.

A la cumbre del clima en jets privados

Precisamente unos líderes que llegaron a la cumbre del clima en 400 jets privados, según informó Daily Mail, Jeff Bezos, el fundador de Amazon, fue en un avión Gulfstream de más de 60 millones de euros, el príncipe Carlos habría llegado en un jet MOD, Joe Biden se presentó con una flota de cuatro aviones, el helicóptero Marine One y una enorme caravana que incluye el blindado que llaman The Beast y numerosos vehículos SUV (los automóviles urbanos con aspecto de todoterreno que llevan los adinerados).

Incluso el primer ministro británico, Boris Johnson, decidió ir de Londres a Glasgow en avión y el príncipe Carlos en un jet, en lugar de ir en unas horas en tren.

Cadáveres ecológicos

Y mientras tanto intentan convencer a la gente de sencilla que están contaminando el planeta hasta cuando se mueren. Para actuar contra las emisiones, algunas autoridades estudian el diseño de ataúdes ecológicos para las incineraciones. Y como parece que la incineración de un cuerpo humano emite 27 kilos de CO2 a la atmósfera, proponen la criogenización o hidrólisis alcalina para que no emita gases a la atmósfera. También proponen entierros con los cadáveres deshidratados para que su descomposición no deje huella ecológica.

Total, que los ricos pueden vivir viajando en su jet, pero los pobres destruyen el planeta muriéndose.