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Descifrando el Islam

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 26 de septiembre de 2021, 12:43h

Claves para comprender e interpretar el islam

Autor: Carlos Paz

Categoría: Geopolítica

Editorial: EAS Editorial (Ediciones Camzo)

Págs: 224 pp.

¿Conocemos realmente el islam como para enjuiciarlo? ¿Nos informan verazmente los medios de comunicación? ¿Sabemos quiénes están detrás del terrorismo?

A lo largo de estas páginas podrás encontrar las respuestas a estas y a otras muchas cuestiones que rodean al islam y sobre las que existe un fuerte interés porque no sean esclarecidas, imponiéndose férreamente unos análisis y unas narrativas que ni son objetivas ni sirven para explicar lo que sucede.

El tema no es solo un motivo de estudio para interesados en las religiones, la geopolítica o la antropología cultural. La islamización de Europa es el hecho más importante de nuestro tiempo y el que más consecuencias a largo plazo tendrá para nuestra cultura, algo con lo que vamos a tener que coexistir durante generaciones y sobre lo que lo desconocemos casi todo. Y el fenómeno no va a parar: la necesidad de mano de obra barata de la oligarquía y el interés que tiene la dictadura del mercado por abolir los obstáculos a su expansión ilimitada, obliga a romper las viejas naciones europeas, a diluir su conciencia nacional, la base sobre la que se sustenta su soberanía, para convertir a Europa en un aglomerado de apátridas sin identidad.

Con estas perspectivas, Descifrando el islam, el nuevo libro de Carlos Paz, publicado por la editorial  Eas, es un texto indispensable para guiarnos en esta nueva realidad que se ha instalado en Europa, fuera de sus reductos tradicionales en los Balcanes, y que parece culminar el proceso no ya senil, sino terminal, de Occidente.

Paz nos da una visión de conjunto del islam, ajustada, completa y hasta erudita en algunos casos, pero con brillantez y claridad y, sobre todo, con el conocimiento íntimo de una materia que otorga el haberla vivido, el hecho de que forma parte de la experiencia personal del autor. Carlos Paz no sólo conoce el tema por los libros, sino porque ha estado en primera línea del frente. El autor conoce muy bien Siria, Líbano e Irán; es uno de los pocos españoles que no sólo son conscientes del genocidio de la cristiandad oriental, sino que hace lo que puede por evitarlo, mientras los muy bien pagados defensores de todo tipo de derechos miran hacia otro lado. Probablemente, el nombre de Carlos Paz suene entre muchos por su acción en defensa de la independencia y la soberanía de Siria frente a los ataques de las bandas wahabíes, financiadas por Occidente, el aliado indispensable del fundamentalismo. Su larga experiencia en la zona y su trayectoria como analista geopolítico le dan un interés peculiar a sus explicaciones sobre el desarrollo de la conflictividad en el área de Oriente Próximo.

La obra está dividida en dos partes: una de exposición de los datos generales del mundo islámico. La segunda es un análisis en el que influye la propia andadura vital e intelectual del autor, cuyas perspectivas son en absoluto diferentes de las de los analistas y expertos al uso, todos sumisos a los dogmas del pensamiento único. De las conclusiones más interesantes que podemos extraer de estos análisis es que el propio islam es una víctima de la modernidad, de las agresiones sufridas durante los dos siglos pasados, que destruyeron su independencia política y su modo de vida tradicional. En realidad, las hordas wahabíes que asolan Afganistán, Siria y Yemen son un fenómeno revolucionario, ajeno al islam tal y como se ha vivido en la mayor parte de la Umma hasta el presente. A quien haya leído a los maestros de la Tradición, como René Guénon, Titus Burckhardt, Martin Lings o Frithjof Schuon —siempre es oportuno consultar su clásico Comprender el islam—, todo esto les sonará familiar. Conviene que lo tengamos presente, porque donde se quiere ver por la mayoría un enemigo, puede que acabemos hallando un aliado, como el autor lo encontró en el Gran Mufti de Damasco, Ahmad Badr ed–Din Hassoun, víctima de la violencia de los fundamentalistas.

Es muy importante que entendamos que el islam tradicional, tanto sunní como chií, ha sido atacado con violencia por las hordas fundamentalistas y que el sufismo o la comunidad de los alauíes están tan perseguidos como los cristianos por estas cáfilas que financian y arman Arabia Saudí y Occidente.

Hay un dato que debería llamar la atención: en aquellas sociedades donde el islam tradicional ha pervivido, los fundamentalistas han fracasado. Es entre las comunidades islámicas especialmente desintegradas, como puede ser el caso de los musulmanes en Europa, donde el fundamentalismo encuentra a sus mayores valedores.

Otro aliado es la mediterraneidad, esa forma de vida que tiene tantos elementos en común, milenarios, a uno y otro extremo del Mare Nostrum. No deberíamos olvidar esos factores de unidad frente al enemigo común de las fuerzas antitradicionales, de la que este puritanismo “calvinista” salafí es simplemente la encarnación islámica de lo que la Reforma fue en Occidente. Frente a las agresiones de la ciencia y la técnica modernas, frente a la deshumanización y aniquilación de la esencia espiritual del hombre, frente a su despersonalización, las dos tradiciones, tanto la del islam (todavía operante) como lo que pueda quedar de la cristiana (es decir, la mayor parte de la Ortodoxia y algunos núcleos católicos), tienen un mensaje común que no deberíamos olvidar: el hombre no es una bestia sin alma que sólo sirve para trabajar y consumir.

Sobre todo esto arroja luz el libro de Carlos Paz. En sus palabras, “creo que era necesario escribir algo parecido dada la malísima bibliografía existente en España acerca de este tema -salvando los grandes trabajos realizados por algunos arabistas-, así como los errores, las malas interpretaciones y las torticeras narrativas que se ciernen a la hora de abordar esta cuestión. Y lo digo al respecto, tanto desde la izquierda, que con el buenismo como bandera parece desear entregar Occidente a gentes, ideas y querencias extraeuropeas, como a la derecha que en muchas ocasiones destilan fobia hacia cualquier cosa que suene remotamente a islámico”.

La cuestión del Islam, como en cualquier otra cuestión que nos ataña, es necesario distanciarse, examinarlo sin apasionamiento, conocerlo en profundidad y sin interferencias que distorsionen nuestro entendimiento, para así llegar a un análisis lo más certero posible. Primero hay que comprender algo para luego interpretarlo. Esa es la intención de este libro.

Al ponernos delante de una religión de estas dimensiones que tiene mil cuatrocientos años, mil quinientos millones de fieles y que se extiende por cuarenta y cinco países, no resulta tarea fácil sacar el bisturí y determinar de un plumazo cuales son las claves para interpretarlo, pero es capital determinar en primera instancia qué es en verdad de lo que estamos tratando, qué naturaleza posee y cuáles son sus ramas interpretativas, si es posible que evolucione o no, así como ver su historia y más aún dónde se desarrolla y cómo funciona en cada lugar, porque aquí radica una de las grandes claves, el comprobar que en última instancia, la religión islámica se supedita, se acomoda y se amolda a la cultura previa en la que se desarrolla y de ahí podrían explicarse muchas realidades del islam mismo.

No vale, como se está haciendo muy habitualmente, quedarnos en la explicación de que el islam es monolítico, una cosa fija e inmutable que nos ha llevado a quedarnos con una foto de la situación que igual explica el siglo VIII que el XXI, no. Diversas ramas del islam han evolucionado y han contado con pensadores que han ido haciendo evolucionar el mundo islámico y esto es ignorado constantemente, tal vez porque no nos interesa profundizar y estudiar… en último término porque que esto fuera así nos sirve para creer que comprendemos esa parte del mundo.

Finalmente, resaltar que el libro nos ayuda a comprender un aspecto del Islam que ha ganado presencia creciente en los medios occidentales: el Islam político. El islamismo, el islam político, es la intencionalidad de plasmar el sentido religioso islámico en las estructuras políticas y no solo eso, si no que sea el islam la única fuente del derecho. A día de hoy desde el mundo sunní es el lugar desde donde se pretende imponer, bien de manera democrática bien de manera violenta según sea la ocasión, el islam como única forma de organización política tanto en el orbe islámico como fuera de él. Con esta idea presente nos daremos cuenta que el encaje con unas mínimas nociones democráticas es imposible.

Resulta imperioso que Occidente entienda que su interpretación del islam y de su relación con él ha de ser una bien distinta de la que hasta el momento existe y que se ha de ser consecuente cuando enarbolamos los derechos humanos y la democracia y al mismo tiempo contamos con unos socios que no observan ni lo uno ni lo otro.

Si las sociedades de mayoría islámica han de cambiar, lo han de hacer desde dentro, ser ellos mismos quienes realicen dicho cambio, y evolucionar acorde a su idiosincrasia, porque de otra forma se verá indefectiblemente como una injerencia, como una imposición y el resultado será el opuesto, tal y como vemos que está sucediendo en los últimos cuarenta años.

Respecto a la violencia, el tema se expone de forma clara y rigurosa. Son aquellas corrientes muy determinadas suníes las que alientan el terrorismo: el wahabismo y todo ese universo de la Hermandad musulmana que desde países que son fuertes socios de Occidente, alientan y sufragan el terrorismo. Y no solamente esos grupos que tristemente conocemos como al Qaeda o el Estado Islámico, sino una miríada de organizaciones que atentan día si y día también a lo largo y ancho del mundo. ¿Se hace algo para terminar con ellos? No solamente no se hace nada si no que se les protege de mil maneras diferentes, con dinero, con los medios de comunicación o permitiendo que se prodiguen en suelo europeo con subvenciones incluidas. La guerra de Siria ha sido un ejemplo de esto. Pero una vez más, en vez de analizar la situación, de esclarecer el asunto, lo oscurecemos y nos contentamos con decir que es el islam el que quiere atentar contra Occidente y no el islamismo, el mismo islamismo al que cortejamos obscenamente.

Perfil del autor

CARLOS PAZ (Madrid, 1972) es escritor y analista político. Autor de diversos libros de narrativa, ensayo y entrevistas (los dos más recientes dedicados a Siria), ejerce de articulista en diferentes publicaciones y portales de Internet e interviene de manera habitual en varios medios nacionales e internacionales. Así mismo, ha realizado numerosas conferencias sobre diferentes cuestiones de Oriente Medio en importantes y prestigiosas instituciones y universidades. Ha cursado estudios en Derecho, Filología árabe e Historia del arte. Viajero incansable, y amante de la tauromaquia, ha desarrollado una larga labor de voluntariado social en distintos organismos y de un tiempo a esta parte se encuentra inmerso en la realización de documentales.

Desde hace siete años representa al Frente Europeo de Solidaridad con Siria en España, motivo por el cual se ha desplazado repetidamente hasta este país y otros muchos de Oriente Próximo, así como del resto del orbe islámico, pudiendo entrevistarse con las máximas personalidades políticas, militares, económicas y religiosas. Además, es vocal de la Asociación Cristiana por la Libertad. Tras varios años en labores radiofónicas en España e Italia, actualmente es colaborador de Radio Ya y director del programa de geopolítica Tablero Internacional en esa misma cadena.