Andrew Korybko. Los senadores de Alaska estaban apopléjicos después de que Rusia y China llevaran a cabo una patrulla naval conjunta de la que no se había informado anteriormente cerca de las Islas Aleutianas de su estado la semana pasada. Esos funcionarios condenaron lo que afirmaron fue una “incursión”, aunque el Comando Norte de EE. UU. confirmó que la patrulla “permaneció en aguas internacionales y no se consideró una amenaza”. En cualquier caso, este fue un giro interesante de los acontecimientos, ya que suele ser EE. UU. el que realiza tales ejercicios cerca de las fronteras de esos dos.
La Entente chino-rusa no es una alianza , sino una asociación estratégica estrecha sin precedentes centrada en coordinar esfuerzos para acelerar la transición sistémica global hacia la multipolaridad . Con ese fin y en el contexto de las patrullas navales conjuntas de la semana pasada, estas grandes potencias decidieron indicarle al mundo que responderán recíprocamente a ejercicios similares de los EE. UU. Hasta ahora, cada uno reaccionaba por separado y restringía en gran medida esto a la retórica, pero ahora están reaccionando juntos de manera tangible.
Varios de sus intereses fueron servidos de esta manera. Primero, EE. UU. ahora sabe que la Entente chino-rusa no se resiste a navegar en flotillas tan cerca de las costas estadounidenses como sea legalmente posible. En segundo lugar, cumplieron voluntariamente con los términos establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) con respecto a dónde se permite navegar a los buques de guerra extranjeros a pesar de que Estados Unidos no reconoce ese marco. En tercer lugar, este ejemplo demostró el marcado contraste entre ellos y los EE. UU. en el tema del derecho marítimo internacional.
El cuarto interés que se adelantó a través de su patrulla naval conjunta cerca de las Islas Aleutianas es que hizo que los locales en ese estado, y probablemente también los estadounidenses en otros lugares, experimenten cómo se siente cuando sus rivales geopolíticos realizan tales ejercicios cerca de sus fronteras. Esos ejercicios no influirán en la formulación de la política de EE. UU., pero pueden ayudar a moldear las opiniones de algunos votantes sobre la sabiduría de las políticas de sus líderes hacia Rusia y China, considerando que esos dos simplemente están respondiendo a tales movimientos de EE. UU.
Y, por último, estos simulacros se mantuvieron de manera importante por debajo del umbral para desencadenar una escalada, lo que demuestra que es posible responder recíprocamente a las provocaciones estadounidenses después de que ambas grandes potencias se hayan mostrado hasta ahora reacias a hacerlo. Sobre esa última observación, anteriormente reaccionaron por separado y en gran medida restringieron esto a la retórica, excepto en las raras ocasiones en que los EE. UU. los acusaron de volar o navegar con sus respectivas unidades demasiado cerca de la de este último.
Aun así, esos incidentes tuvieron lugar cerca de sus propias fronteras y no de los EE. UU., pero esta vez navegaron juntos en sus barcos de guerra cerca de las Islas Aleutianas para darle a los Estados Unidos una muestra de su propia medicina. Es probable que estos planes se acordaron hace mucho tiempo, pero no se implementaron hasta ahora, ya que cada uno de ellos quería darle a los EE. UU. la oportunidad de dejar de hacerlos sentir incómodos al operar tan cerca de sus costas. Sin embargo, la paciencia de Rusia y China claramente se ha agotado, por lo que ahora están reaccionando juntos.
Este no fue su primer ejercicio naval conjunto, pero es el más grande cerca de las costas estadounidenses hasta el momento, lo que lo convierte en un hito. Como era de esperar, los principales medios de comunicación intentarán presentarlo como la llamada "agresión ilegal no provocada" a pesar de que esos dos cumplen estrictamente el derecho internacional según UNCLOS y llevan a cabo sus simulacros en respuesta a los innumerables ataques anteriores de EE. UU. cerca de sus fronteras. Al darle finalmente la vuelta a los EE. UU., la Entente chino-rusa quiere mostrarle al mundo que la era de la unipolaridad militar ha terminado.
