Editoriales Antiguos

NÚMERO 164. El balance social que Rajoy oculta: España a la cabeza del paro y la desigualdad en Europa

Elespiadigital | Domingo 03 de mayo de 2015

Vale que uno tenga que escuchar en boca del presidente Rajoy, un día sí y otro también, que la crisis es agua pasada, que la economía española va viento en popa y que la desastrosa situación que heredó en 2011 del Gobierno socialista nada tiene que ver ya con la bonanza actual. Gracias por supuesto a su labor y a la del equipo que le secunda en el Consejo de Ministros, que por ello ha mantenido y mantendrá unido como una piña a lo largo de toda la legislatura…

Pero comprenderlo es otra cosa. Porque, pasando de la macro a la micro economía, desbrozada la propaganda política que pretende ocultar lo real-cotidiano o separado el grano de la paja como se dice y se hace en el medio agrario, nadie da explicaciones claras y convincentes al respecto. Y menos que nadie Rajoy y sus ministros (incluso los corifeos del sistema, a los que al parecer les va todo sobre ruedas, tampoco lo consiguen).

Mientras tanto, no deja de ser cierto y curioso que la valoración social del presidente y de quienes le acompañan en el Ejecutivo sea la peor que se ha registrado desde que en 1978 se inició el actual Estado democrático, que ya es decir. ¿Puede ser, entonces, que Rajoy no lea -ni le lean- ninguno de los sondeos de opinión, incluidos los oficiales del CIS, que a los ojos de la ciudadanía les dejan a la altura del betún…? ¿O es que, acaso, padece algún tipo de autismo que le impide mantener contacto afectivo con las personas o alterar mínimamente su entorno blindado con siete puertas…?

Lo verdaderamente cierto es que, en el tramo final del mandato electoral ‘marianista’, para nada se ha mejorado la situación económica y social de los españoles. Aunque sí han sucedido dos cosas: ya se ha comprendido que estamos en época de vacas flacas (y que las gordas han pasado a la historia) y que con el esfuerzo de todos se sigue pagando el saqueo de las cajas de ahorros y el déficit del gasto público, obra y gracia de la clase política ‘turnista’ reflejada esencialmente en el binomio PP-PSOE.


Por el contrario, lo que el ‘marianismo’ ha consolidado y acrecentado de forma objetiva es el desempleo, la desigualdad social y, en definitiva, la pobreza general del país. Cosa distinta es lo que los millonarios de turno sigan amojonando lo suyo dentro y fuera de los paraísos fiscales.

Ese es el balance social que quiere ocultar Rajoy. Tarea inútil, porque es cosa que los electores palpan en sus propias carnes, día a día y a pesar de que algunos sigan manteniendo un cierto consumismo de baja calidad y más ajustado a una realidad económica regresiva.

Hace apenas dos meses, el economista José Carlos Díez contestaba el triunfalismo económico con el que el presidente Rajoy se había presentado en el debate parlamentario sobre ‘el estado de la nación’, en un artículo de opinión difícil de contestar (El País 27/02/2015):

El estado de la nación

El presidente Rajoy afrontó el debate sólo con cifras de 2014. El líder de la oposición Pedro Sánchez como una moción de censura a la legislatura. Recordemos que Rajoy en la campaña de 2011 prometió: crear empleo, bajar la tasa de paro a la mitad, bajar los impuestos, más crédito y no meter ni un euro en el sistema bancario.

Las ideas son libres pero los hechos son únicos. Desde que Rajoy llegó a La Moncloa 600.000 personas han perdido su puesto de trabajo y 400.000 personas han desaparecido de las estadísticas de población y de paro ya que han emigrado. Las cifras más dramáticas corresponden a nuestros jóvenes. Se ha sustituido empleo a tiempo completo por empleos precarios a tiempo parcial, sobre todo mujeres, y en 2014 se trabajaron 177 millones menos horas que en 2011. Además, según datos del IRPF, el salario medio cae un 3% desde 2011.

Incluso con la bajada del IRPF de 2015 todos los españoles pagaremos más que en 2011, salvo los que han perdido el empleo, la prestación del paro o han emigrado. Pero ha subido 50 impuestos más, la mayor subida de impuestos desde Isabel la Católica. Rajoy sigue negando el rescate, igual que Alexis Tsipras en Grecia. Pero todos sabemos que tuvo que presentar un ajuste adicional de 15.000 millones en junio de 2012, tan sólo un mes después de aprobar su presupuesto. Y el ajuste se concentró en sanidad, educación y en subir el IVA hasta de las chuches. Por lo tanto, hoy es un hecho que subir impuestos es de derechas.

El crédito a empresas y familias tras la desastrosa gestión del rescate de 2012 se ha desplomado 400.000 millones, 40% del PIB. Esto supera a Japón y es la causa principal del cierre de empresas, de la destrucción de empleo y de la deflación de salarios. El nuevo flujo de crédito a empresas es un 30% inferior a 2011 y el de familias un 20% menor. Y los diferenciales sobre euríbor son mayores.

En 2011 Rajoy decía que España estaba en quiebra con la deuda pública en 700.000 millones. Hoy supera el billón. El déficit público, eliminando la afloración que recordemos se concentró en comunidades autónomas, especialmente en Madrid y Valencia gestionadas por el PP y las ayudas a la banca que tras el rescate incomprensiblemente se contabilizaron retroactivamente, sigue próximo a los niveles de 2011. El aumento de gastos de intereses de la deuda se ha compensado con recortes en sanidad y educación y sobre todo en inversión pública e I+D+i. Especialmente preocupante es el agujero de la Seguridad Social de 30.000 millones que será la principal herencia de Rajoy y que pone en riesgo el pago de las pensiones en la próxima legislatura.

La economía es cíclica, se vuelve a crecer y a crear empleo. La eficaz gestión de Draghi reduciendo las primas de riesgo periféricas, depreciando el euro y la bajada del petróleo ponen viento de cola a nuestra economía. Pero se necesita un piloto que sepa adonde se dirige la nación. Y lo más frustrante del debate fue comprobar la ausencia de planes del gobierno para ubicar a España en la globalización y la revolución tecnológica en la que estamos inmersos.

 

El paro, la pobreza y la exclusión social invisibles para Rajoy

Las cifras manejadas por Díez son rigurosamente ciertas, y podrían haber sido peores si hubieran podido extenderse al primer trimestre de 2015. De hecho, según Eurostat, que es la agencia comunitaria de estadísticas, aunque la tasa media de desempleo en Europa (28 países) era del 9,9% al final 2014, en España alcanzó el 23,6% (mayor en un 240%), situándose sólo por detrás de Grecia (con un 25,9%), y con cinco regiones españolas en los cinco primeros lugares del ranking del paro comunitario: Andalucía (38,4% de parados), Canarias (32,4%), Ceuta (31,9%), Extremadura (29,8%) y Castilla-La Mancha (29%)...

Esto es lo que hay. Así que pregunte entonces el presidente Rajoy a los parados españoles (prácticamente uno de cada cuatro trabajadores) lo que opinan de su triunfalismo económico y si se creen eso de lo bien que gobierna el país, o las nuevas promesas que está haciendo sobre creación de empleo y otras golosinas electorales.

Pero, aún más, véanse los datos que el periodista Javier Ayuso, poco sospechoso de militar en el antisistema, recogía en un reportaje sobre la emergencia social creada en España por el paro, la pobreza y la exclusión, titulado ‘Cómo cerrar la brecha’ (El País 01/03/2015):

  •  Una de cada cuatro personas que quieren trabajar está en paro.
  •  Uno de cada tres parados no cobra prestación alguna.
  •  Uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo.
  •  526 personas perdieron su vivienda cada día en 2012, año récord de los desahucios. Ahora son unos 120 diarios.
  •  2,3 millones de niños viven por debajo del umbral de pobreza.
  •  13 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión social y cinco millones se encuentran en situación de exclusión severa.
  •  1,3 millones de personas recibieron en 2014 la ayuda básica de emergencia de Cáritas, tres veces más que en 2007. Y 2,5 millones de personas fueron atendidas por esta organización por distintos motivos.
  •  España suspende, con un 4,85 sobre 10, en el índice de justicia social de la Unión Europea.
  •  El 1% de la población española tiene el 27% de la riqueza y el 10% acapara más del 55%.
  •  Tres comunidades autónomas tienen un 30% de su población en riesgo de pobreza, y otras dos, el 25%.

Y eso no es todo. Ahora, al final del mandato presidencial de Rajoy, también sabemos que de los 5,4 millones de parados contabilizados por la EPA en el primer trimestre del 2015, nada más y nada menos que 3,8 millones no cobran ningún subsidio o prestación económica, aunque 2,5 millones sean parados de larga duración (uno se pregunta cómo es posible que puedan subsistir). Y sabemos igualmente que en esos meses el gasto en protección ha caído un 17,7%.

Claro está que, según Rajoy, este año se pueden crear más de 500.000 puestos de trabajo, aunque seguirían restando 2,5 millones de los que prometió crear durante su campaña electoral de 2011. Pero, visto cómo ha venido enfocando la salida de la crisis, serán, en todo caso, trabajos precarios que a nadie servirán para salir del oscuro fondo de la desigualdad en el que hemos caído durante su mandato de gobierno.

Eso sí, mientras en 2014 los sueldos de los directivos crecían un 10%, los de los empleados decrecían un 0,6%; al tiempo que los ejecutivos mejor pagados del IBEX han ganado de media 104 veces más que sus plantillas. Es decir, que con el Gobierno de Rajoy las diferencias salariales crecen como nunca lo han hecho, sin que de eso pueda culpar al precedente gobierno socialista de Rodríguez Zapatero.

Dicho de otra forma, y sin querer ser catastrofista, lo que en esta triste situación uno tampoco se puede tragar es la rueda de molino de que con la eventual creación de ese empleo precario, o con un mejor encaje de las cifras macroeconómicas que permita el crecimiento económico, la brecha abierta de la desigualdad social vaya a cerrase automáticamente. Para empezar, esto no ha sucedido, por ejemplo, ni en Estados Unidos, donde la tasa de paro está en mínimos históricos (un 5,6%) siendo perfectamente compatible con una desigualdad social enorme.

El problema es grave y de enorme dimensión, y la ceguera del Gobierno de Rajoy para no reconocerlo ni combatirlo, mayor. La fractura social responde a causas más profundas y se arrastra, sin que nada se haya hecho por frenarla, desde el inicio de la crisis económica en 2007. En aquel año, con Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, el 17% de la población española estaba en riesgo de exclusión social y ahora lo está el 25%.

¿Y quién y cómo explica eso…? En muy poco tiempo, toda una generación transversal ha sido expulsada del mercado del trabajo y condenada a la exclusión, pero dentro de pocos años, quizás antes de concluir la próxima legislatura, otra más puede estar en la misma situación.

Ahora, lo único que cabe esperar al respecto es que los partidos políticos, antiguos o nuevos, reconozcan el problema, canten el mea culpa quienes tengan que cantarlo y que todos se apliquen a solucionarlo. Cosa difícil porque ya sabemos que una cosa son las promesas electorales y otra el acomodo en el poder.

De momento, no se ve a nadie en liza electoral verdaderamente al loro del tema.

En una entrevista concedida a El País (03/05/2015) en plena campaña electoral, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, acaba de dejar a Rajoy colgado de la brocha y sin escalera con sus alharacas de bonanza económica, admitiendo que se ha salido de la recesión pero no de la crisis (“Lo primero fue salir de la recesión, lo segundo tiene que ser salir de la crisis”). Y para ello, ni corto ni perezoso sostiene: “Prevemos que los salarios suban de media el 1,5% de 2016 a 2018”. Ahí es nada.

Ahora, después de cuatro años de penurias, la superación de la desigualdad social parce confiada a esta magnánima promesa gubernamental. Pues hala, quienes quieran ya pueden volver a tirar la casa por la ventana y votar a Rajoy y sus ‘marianitos’ para que puedan seguir arreglando es tema, es decir enriqueciendo a los suyos y machacando a los demás.

Fernando J. Muniesa