Civiles

Luis Roldán Ibáñez

Yolanda Capitán | Domingo 24 de junio de 2012

Puso al Ministerio del Interior en la picota de la ignominia

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(...) Roldán se mantuvo en aquel cargo durante casi cuatro años, mostrando ante el Gobierno gran habilidad en su ejercicio y una magnífica sintonía con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad destacados bajo su jurisdicción. De hecho su colaboración sería imprescindible en algunas actuaciones de los GAL y, con absoluta certeza, en el manejo concomitante de los “fondos reservados” del Ministerio del Interior, como quedó acreditado en el procedimiento del caso seguido en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid (DP 5140/1994 del Juzgado de Instrucción nº 5), aunque el no fuera imputado por estar en aquellos momentos ya condenado en causa previa. En consecuencia con la confianza que entonces merecía a la cúpula de Interior, el ministro Barrionuevo le nombró director general de la Guardia Civil el 31 de octubre de 1986, coincidiendo con la reorganización ministerial que cuatro días antes había colocado a Rafael Vera al frente de la Secretaría de Estado para la Seguridad. Para su mayor notoriedad, Roldán fue el primer civil que alcanzaba aquella dirección general desde la creación del Benemérito Instituto...


 



 

Puso al Ministerio del Interior en la picota de la ignominia

LUÍS ROLDÁN nació el 30 de noviembre de 1943 en Zaragoza. En 1976 se afilió prematuramente al PSOE aragonés, cuando los partidos políticos aún no habían sido legalizados y la militancia real era todavía muy escasa.

Aquella circunstancia le permitió incorporase a la candidatura socialista de Zaragoza

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en las elecciones municipales del 3 de abril de 1979, favorecida con la victoria, obteniendo un escaño de concejal. Cuando Ramón Sainz de Varanda se convirtió en Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Zaragoza, nombró a Luis Roldán, que se mostraba muy activo políticamente, Teniente de Alcalde y Concejal de Economía, momento en el que éste adujo un falso título de economista (en otras ocasiones se haría pasar también por ingeniero industrial). En realidad, su escasa formación académica sólo le había llevado a ejercer como cronometrador en la metalistería Carlos Navarro S. A., aunque durante su permanencia en prisión terminó cursando estudios de Ciencias Políticas y Sociología en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia).

Cuando Felipe González alcanzó la Presidencia del Gobierno en 1982, el PSOE volvió a encontrar cierta dificultad para cubrir la necesaria renovación de cargos políticos, sobre todo en el área de Interior y en su complicada vertiente de la lucha antiterrorista. Esa circunstancia, combinada con las cuotas de poder que habían de repartirse territorialmente, permitió que el 29 de diciembre de aquel mismo año Luis Roldán fuera nombrado gobernador civil de Navarra (un auténtico polvorín político durante los precedentes gobiernos de Adolfo Suárez) por recomendación expresa del alcalde zaragozano.

Roldán se mantuvo en aquel cargo durante casi cuatro años, mostrando ante el Gobierno gran habilidad en su ejercicio y una magnífica sintonía con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad destacados bajo su jurisdicción. De hecho su colaboración sería imprescindible en algunas actuaciones de los GAL y, con absoluta certeza, en el manejo concomitante de los “fondos reservados” del Ministerio del Interior, como quedó acreditado en el procedimiento del caso seguido en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid (DP 5140/1994 del Juzgado de Instrucción nº 5), aunque el no fuera imputado por estar en aquellos momentos ya condenado en causa previa.

En consecuencia con la confianza que entonces merecía a la cúpula de Interior, el ministro Barrionuevo le nombró director general de la Guardia Civil el 31 de octubre de 1986, coincidiendo con la reorganización ministerial que cuatro días antes había colocado a Rafael Vera al frente de la Secretaría de Estado para la Seguridad. Para su mayor notoriedad, Roldán fue el primer civil que alcanzaba aquella dirección general desde la creación del Benemérito Instituto.

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Con la astucia del hombre “hecho a sí mismo”, infatigable, llano en su comportamiento y afable en el trato, Luis Roldán fue granjeándose de forma progresiva la confianza de la Guardia Civil, reacia en principio a ser dirigida por un civil (además de escaso prestigio). En ese recorrido añadió unos cuantos empleos de general en su plantilla, lo que reactivó la dinámica de ascensos, introdujo más acción social en su gestión (incluyendo la remodelación de muchas casas-cuartel) y relajó también el rigor funcional y administrativo de la institución, adjudicando “a dedo” muchas de esas obras en razón de unas supuestas garantías de seguridad…

Esa sutil “desmilitarización”, permitiría, entre otras operaciones ilícitas de interés económico, utilizar la institución como un canal seguro para la evacuación de los fondos reservados asignados con creciente generosidad desde el Ministerio del Interior y, no menos importante, para obtener suculentas comisiones de los contratistas de confianza designados para la ejecución de obras. Una dinámica que, acelerada por el propio Roldán de forma descontrolada, culminaría la escalada de escándalos políticos generados en torno a los ministerios de Defensa y de Interior (CESID, GAL, fondos reservados…), incrementando notablemente el descontento social que terminaría desalojando del poder al PSOE en las elecciones generales del 3 de marzo de 1996.

Confirmado en su cargo en julio de 1988, cuando José Luis Corcuera sustituyó a Barrionuevo como ministro de Interior, no deja de ser cierto que durante los siete años que permaneció en el mismo logró algunos éxitos indiscutibles en la lucha antiterrorista, como el del “golpe de Bidart”: la desarticulación y detención de la dirección de ETA (“Txelis”, “Baldo”, “Paquito”, “Fitti”…) en un chalet de esa localidad francesa el 29 de marzo de 1992. Una operación culminada poco antes de iniciarse la Expo’ 92 de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona gracias a las pacientes y minuciosas pesquisas realizadas por la Guardia Civil.

La situación última de Luis Roldán al frente de la Guardia Civil fue de tensa contención hasta que la trascendencia pública de sus actuaciones irregulares, publicadas inicialmente por “Diario 16” en 1993, hizo inevitable su destitución el 3 de diciembre de ese mismo año. Las sospechas de su enriquecimiento ilícito provinieron del cuantioso patrimonio que iría acumulando con un único sueldo de servidor público: un chalet en la localidad Navarra de Cizur Menor, otro en Aravaca (Madrid), dos viviendas en la Urbanización “Jardín de la Almendraba” en la localidad gaditana de Rota, un lujoso piso de 332 metros cuadrados en el madrileño Paseo de la Castellana, otra finca urbana situada en la calle Platerías de la misma ciudad, una excelente finca de árboles frutales en Mequinenza (Zaragoza), otro terreno en el municipio turístico de Cambrils (Tarragona)…

Iniciados el 1 de marzo de 1994 los trabajos de la Comisión del Congreso de los Diputados para investigar la gestión de fondos asignados a la Guardia Civil (más conocida como “Comisión Roldán”), prolongados hasta el 17 de junio del mismo año, se fue teniendo evidencia creciente del apabullante sentido de la impunidad con el que Roldán había perpetrado sus delitos, quizás contagiado por la corrupción política generalizada del momento.

Aunque Roldán negará impertérrito todas las acusaciones ante dicha Comisión, dando incluso a entender ante los comisionados de forma amenazadora que tenía datos personales sobre todos y cada uno de ellos, su testaferro Jorge Esparza reconoció la trama delictiva permitiendo verificar todo cuanto se había publicado, apreciar el acierto de la investigación parlamentaria y comprender el modus operandi de la Dirección General de la Guardia Civil en relación con sus fondos reservados. De hecho, otro de los comparecientes, Joaquín Velasco, coronel de la Guardia Civil y antiguo responsable de su contabilidad removido de su cargo por Roldán, ofreció materialmente y en bandeja de plata toda la contabilidad de los citados fondos reservados, que pasaron a depósito en la caja fuerte de la Cámara. Contabilidad que el propio ministro del Interior, Antoni Asunción, reconoció no haber podido encontrar y que, según afirmó el presidente de la Comisión, Josep López de Lerma, ninguno de sus miembros tuvo interés en conocer…

En aquellos momentos, el propio ministro Asunción ya contempló la hipótesis de una presumible fuga de Luis Roldán, hecho que se produjo el 25 de abril de 1994, cuando, ante los datos aflorados en la “Comisión Roldán” fue citado a declarar en el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid. Su incomparecencia llevó a dictar una orden judicial de detención y a que el ministro del Interior responsable de su vigilancia policial presentara la dimisión de forma inmediata.

La fuga de Roldán daría carta de naturaleza pública a uno de los mayores escándalos políticos de la historia democrática de España, culminado en 1995 con su rocambolesca entrega en el aeropuerto de Bangkok, pactada con Juan Alberto Belloch, ministro del Interior sucesor de Antoni Asunción.

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Contando con la complicidad de su amigo y “asesor financiero” Francisco Paesa, las autoridades españolas fletaron un avión privado para trasladarle desde París a Bangkok, en cuya área aeroportuaria de tránsito escenificaron teatralmente el 27 de febrero de 1995 su supuesta detención, afirmando falsamente que procedía de Laos y que había sido entregado por las autoridades de dicho país.

Tras su detención, Roldán fue puesto a disposición de la juez Ana Ferrer que decretó su ingreso en prisión. Cuatro años después de iniciarse aquel escandaloso asunto, la Audiencia Provincial de Madrid, en sentencia fechada el 24 de febrero de 1998, condenó al ex director general de la Guardia Civil a 28 años de cárcel por malversación de fondos públicos, cohecho, estafa, falsedad en documento mercantil y fraude fiscal. El 21 de diciembre de 1999 dicha pena fue aumentada por el Tribunal Supremo a 31 años de reclusión, imponiéndole además una multa de 9.616.194 euros y una indemnización al Estado de otros 3.479.259 euros.

Durante el juicio, Roldán reconoció que había sustraído de forma irregular más de 2,614.403 euros de los fondos reservados del Estado asignados a la Guardia Civil y casi otros 11 millones de euros en comisiones ilegales por obras realizadas para el Instituto Armado. Todo ello con independencia de que a partir de 1990, también recibiera de Rafael Vera, entonces secretario de Estado para la Seguridad, sobresueldos de 30.000 euros al mes con cargo a los fondos reservados del Ministerio del Interior, cantidad que desde 1991 y hasta su destitución en diciembre de 1993 fue elevada a 60.000 euros mensuales.

En la misma causa se condenó también a la segunda esposa de Luis Roldán, Blanca Rodríguez-Porto, y a Jorge Esparza Martín, que se reconoció como testaferro, siendo absueltos por prescripción el resto de los procesados: Elisa Rodríguez López (ex compañera sentimental de Roldán), Agustín Blázquez, José Herminio Lastra y Jorge Prieto Pardina. La sentencia rechazó el argumento de que el dinero que Roldán pudiera guardar en el extranjero eran fondos destinados al PSOE

Por otra parte, en marzo de 2001, el Tribunal Supremo confirmaría la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Navarra en 1998 que condenaba a Luis Roldán a tres años de cárcel por un delito continuado de cohecho, dentro de la denominada “trama navarra del caso Roldán”, conocida también como “caso Urralburu” en atención a quien fuera presidente del Gobierno de Navarra entre 1984 y 1991 y su principal encausado. Una pena que habría de acumularse a la sentencia firme de 31 años de prisión del genuino “caso Roldán”.

Este llamativo escándalo, realmente sin precedentes, puso en la picota de la ignominia no sólo a la Guardia Civil y al Ministerio del Interior del que directamente dependía, sino también al Gobierno presidido por Felipe González y al partido socialista que le sustentaba. Ello sin contar el daño que, además, produciría en términos de imagen pública y confianza ciudadana a la todavía débil democracia española.

De hecho, cuando, conocida la fuga de Roldán y sus declaraciones al diario “El Mundo” amenazando con “pegarse un tiro o tirar de la manta”, el entonces presidente de la Comunidad de Madrid y miembro destacado del PSOE, Joaquín Leguina, no dudó en afirmar que ambas posibilidades no son incompatibles”, dejando claro con su habitual claridad de exposición que primero debería tirar de la manta y después pegarse el tiro. Su profunda preocupación se situaba en torno a la estabilidad de la democracia, afirmando: Lo que está en crisis no es sólo el partido socialista ni el gobierno socialista, yo creo que es la democracia, que necesita un nuevo impulso y una nueva lectura”. Acto seguido pediría con notable acierto, pero infructuosamente, una “Ley de Partidos” como solución para poner fin al oscuro trasfondo de la financiación de los partidos políticos.

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Desde febrero de 1995 y hasta 2005, Luis Roldán vivió su reclusión carcelaria en la prisión de mujeres de Brieva (Ávila), en un módulo especial, aislado y con custodia policial hasta el 24 de mayo del año 2000. En ese tiempo, solicitó la refundición de sus condenas (que quedaron establecidas en veinte años), pidiendo también que se le aplicara el Código Penal de 1995 (había sido condenado por el de 1973), ya que el nuevo texto establecía penas más leves para los delitos de los que se le consideró culpable. Así, en 2000 le fue aplicado el nuevo Código Penal, pero beneficiándose hasta entonces de las redenciones por estudios y otras actividades previstas en el antiguo, por lo que los cinco años pasados en prisión se computaron como diez.

En abril de 2005, y en atención a su buena conducta y a los informes médicos que aconsejaban su integración en una actividad laboral, la Audiencia Nacional le concedió un régimen intermedio entre el segundo y tercer grado siendo trasladado a su ciudad natal, Zaragoza, donde comenzó a trabajar en una agencia de seguros pernoctando en el Centro de Inserción Social “Las Trece Rosas”, excluidos los días de permiso reglamentario. En todo caso, la Justicia rechazó concederle el tercer grado penitenciario efectivo, ya que la legalidad vigente desde 2003 prohíbe que lo disfruten quienes no hayan satisfecho la totalidad de sus condenas económicas (las propiedades, cuentas y acciones que le fueron embargadas totalizaron unos 3,7 millones de euros, cantidad muy alejada de los más de nueve millones que debería haber devuelto a la Hacienda Pública).

Con aquella nueva clasificación penitenciaria, el 14 de noviembre de 2008, Roldán reapareció “públicamente” a través del canal televisivo Tele 5, en una entrevista concedida en directo a la periodista María Teresa Campos, sin que aportara nuevos datos de interés sobre su peculiar tramoya personal.

Roldán obtuvo la libertad definitiva el 19 de marzo de 2010, quince años después de su detención en el aeropuerto de Bangkok, con inmediato ingreso en prisión. En ese momento, el grueso del dinero que obtuvo ilícitamente continuaba “esfumado”, sin que nadie pudiera asegurar si, finalmente, le fue escamoteado por Francisco Paesa o si se encontraba bajo su secreto control personal. De hecho, tampoco se podría asegurar si tras la singular personalidad de Luis Roldán se esconde un farsante y estafador empedernido o un osado “comodín” de la política llevado al límite de la delincuencia por ambiciones propias y ajenas…

En todo caso, las investigaciones más rigurosas sobre la ilícita fortuna de Roldán, alimentada con las comisiones de las empresas que construían los cuarteles e infraestructuras de la Guardia Civil (Obrascón-Huarte-Lain, Cubiertas y MZOV, AGROMAN…) y por el uso fraudulento de los fondos reservados, han sido elocuentes al respecto. Sin considerar que por falta de tiempo en el “caso Roldán” se dejaron de investigar otras contrataciones de la Guardia Civil que hubieran podido generarle más comisiones ilícitas (uniformes de Inditex, vehículos Citroën y Nissan, lanchas patrulleras Rodman…).

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El reportaje publicado por el periodista José María Irujo en “El País” con el título “Roldán sale libre con su botín” (14/02/2010), desvela, entre otras, dos datos bien significativos: que el montante de la fortuna en cuestión es muy superior al que se acreditó judicialmente y que una parte importante de la misma se encuentra perfectamente evadida y oculta a buen recaudo, a pesar de que Roldán haya reiterado sistemáticamente que vive de la ayudas ajenas y que no tiene un duro. Según dicho periodista, entre las joyas incólumes de su patrimonio destacan un piso señorial de 255 metros cuadrados situado en pleno centro de París, en el número 3-5 de la rue General Detrié, junto a la Torre Eiffel, y una lujosa villa enclavada en la isla de San Bartolomé (Antillas francesas), en el exclusivo barrio de Marigot, que primero bautizó con el nombre de “Marie Blanche” en honor de su segunda esposa y después como “Villa Majagua”…

Hombre poco afortunado en su vida familiar ha contraído matrimonio en tres ocasiones. Primero con Ángeles Cimorra, con la que tuvo dos hijos: Luis Javier, aquejado de una grave dolencia degenerativa, e Ignacio, fallecido en un accidente de tráfico en 1989, con tan solo 17 años. Después con la médico Blanca Rodríguez-Porto, condenada en el mismo “caso Roldán” por encubrimiento y delito contra la hacienda Pública, con la que tuvo otros dos hijos. Y en tercer lugar con una ciudadana rusa, Natasha, a la que conoció a través de Internet; con ella se le suele ver pasear, ya en plena libertad, por el centro de Zaragoza.

 

FJM (Actualizado 01/07/2011)

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