Militares

Juan Alberto Perote Pellón

Yolanda Capitán | Domingo 10 de junio de 2012

El agente del CESID que se enfrentó al terrorismo de Estado

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En su libro “Confesiones de Perote”, publicado en 1999 antes de que se repitiera su procesamiento por escuchas ilegales, junto a comentarios en efecto positivos sobre el funcionamiento del CESID, también evidenció con informaciones inéditas la desafortunada deriva por la que navegaban los Servicios de Inteligencia, que en algunos aspectos concretos fue realmente escandalosa, con el consiguiente disgusto del establishment político empeñado en su persecución judicial. En ese contexto, destacan hasta alcanzar un gran valor histórico todos los datos relativos a las implicaciones directas del CESID y de alguno de sus miembros más significados en el golpe del 23-F, con algunas descripciones tan expresivas como esta: “¿Armada inocente? Los capitanes Camacho, Rubio y Carranza [se refiere a Carlos Guerrero Carranza], así como el sargento Rando, no daban crédito a sus oídos. Haber descubierto y denunciado la implicación del general les ponía en una situación difícil, incluso kafkiana. Les había convertido en una especie de mosqueteros de la democracia a las ordenes directas de Richelieu”.



El agente del CESID que se enfrentó al terrorismo de Estado

JUAN ALBERTO PEROTE nació el 25 de septiembre de 1938 en Valladolid, en el seno de una familia de tradición militar, siendo nieto, hijo y hermano de militares.

Estudió el bachillerato en el Colegio de San José, regido por los jesuitas en su ciudad natal. A continuación ingresó en “Forja”, el Colegio Preparatorio Militar fundado por Luís Pinilla al amparo del Frente de Juventudes, donde se instruyó para el acceso a la Academia General Militar.

En su primer libro (“Confesiones de Perote”, RBA Libros, 1999), él mismo definía aquella escuela como “una especie de seminario laico”, reconociendo deber precisamente a ese origen formativo su personal “bagaje progresista”. En dicha obra también declaró su posterior proximidad a la Unión Militar Democrática (UMD), de la que uno de sus hermanos mayores, el entonces capitán de Infantería Javier Perote, fue miembro reconocido.

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Juan Alberto Perote ingresó como cadete en la Academia General Militar en 1959. En 1964 obtuvo su primer destino como teniente en el Regimiento de Infantería “Melilla” nº 52. A continuación complementó su formación militar obteniendo los diplomas de Mando de Tropas de Montaña, Paracaidista y Operaciones Especiales, así como los de Educación Física y de Carros de Combate. Su peculiar preparación y su mentalidad deportiva le llevó a permanecer destinado en la Escuela de Alta Montaña de Jaca durante siete años como oficial de instrucción de los Comandos de Operaciones Especiales (COE,s).

Más tarde, ocupó plaza como profesor en la Escuela Central de Educación Física del Ejército de Toledo, destino acorde con la licenciatura en Ciencias de la Educación Física por la Universidad Autónoma de Madrid que obtuvo de forma paralela a su formación militar, y también con su condición de presidente de la Federación Española de Pentlatón Moderno (FEPM). Esa representación federativa y su conocimiento de varios idiomas (inglés, ruso e italiano), le permitieron una fácil introducción en la Europa del Este.

Como capitán estuvo destinado en la Policía Armada, cumpliendo el mando de tropa necesario para el ascenso a comandante. Tras haber colaborado de forma esporádica con el Alto Estado Mayor, en 1979 se incorporó al CESID, estando entonces dirigido por el general Gerardo Mariñas y con el teniente coronel Javier Calderón al frente de su secretaría general.

Después de permanecer dos años vinculado al Área de Contrainteligencia del Este, y como consecuencia de que los acontecimientos del 23-F obligaron a cesar al comandante Cortina y al capitán García-Almenta, como primer y segundo jefe respectivamente de la denominada Agrupación Operativa de Medios Especiales (AOME), en mayo de 1981 ocupó este último cargo ya con el empleo de comandante. A continuación, en 1982, cuando el nuevo director del CESID, Emilio Alonso Manglano, decide desprenderse de Juan Ortuño y otros colaboradores afines a Javier Calderón, Perote fue nombrado jefe de la unidad.

En ese destino ascendió a teniente coronel, continuando en él hasta que en 1991, y recién obtenido el empleo de coronel, lo abandona de forma pactada, después de doce años de servicio, con objeto de desentenderse de las intrigas internas y de los problemas generados por la lucha irregular contra ETA, puesta en marcha a través de los GAL. En ese momento asumió la dirección de los servicios de seguridad de la empresa petrolera de titularidad pública REPSOL.

En 1995, el coronel Perote fue acusado de proporcionar información clasificada a Mario Conde, siendo absuelto del delito de revelación de secretos de Estado por la justicia civil, pero no por la jurisdicción militar, que en principio le condenó a siete años de cárcel. Sin embargo, recurrido el procedimiento en todos sus términos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo, su reclamación (45238/99) fue resuelta de forma favorable.

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De hecho, la sentencia de fecha 25 de julio de 2002 dictada al respecto por el TEDH, condenó al Reino de España por haber adoptado sentencias previas con violación de su derecho a un juez imparcial previsto en el artículo 6.1 del Convenio Europeo. Los fallos afectados fueron los dictados previamente por la Sala de Justicia del Tribunal Militar Central el 9 de julio de 1997 y la de su confirmación por la Sala V del Tribunal Supremo de 30 de marzo de 1998, cuya pena, devenida como injusta, ya se había cumplido en todos sus términos legales.

Lo curioso del caso es que, como consecuencia de la sentencia finalmente dictada por el TEDH, el propio Gobierno tuvo que aprobar y llevar a trámite parlamentario un proyecto legislativo culminado en la Ley Orgánica 9/2003, de 15 de julio, por la que se modifica la Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, de competencia y organización de la jurisdicción militar. En su Exposición de Motivos se reconoce de forma expresa el derecho conculcado de forma reiterada por la justicia española en dos casos similares que afectaban a los coroneles Juan Alberto Perote y Ricardo Castillo Algar, citando de forma expresa las sentencias del TEDH correspondientes:

… Ahora bien, algunas modificaciones parecen hoy necesarias para adecuar plenamente el funcionamiento de la jurisdicción militar a ciertas exigencias doctrinales que, sobre todo por vía de interpretación jurisprudencial, se han ido imponiendo en relación con principios esenciales de la función jurisdiccional.

Así ocurre, de manera especial, con el tema del derecho a un juez imparcial, cuyo desarrollo ha dado lugar a una conocida y ya consolidada doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hecha suya por nuestros tribunales, referida, en lo que aquí y ahora interesa de manera singular, a la denominada imparcialidad objetiva, en aplicación del artículo 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, de 4 de noviembre de 1950.

Dejando aparte ciertos matices o debates que no son del caso, la imparcialidad objetiva de un tribunal puede verse comprometida --según dicha doctrina-- cuando alguno de los miembros que lo forman ha intervenido con anterioridad adoptando algún tipo de decisión en el seno del mismo procedimiento que le haya obligado a entrar en contacto con el material probatorio obrante en aquél o emitido alguna valoración o juicio sobre los hechos investigados, susceptible de producir algún prejuicio sobre la culpabilidad del acusado. Así se apreció por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, precisamente en procedimientos seguidos ante la Jurisdicción Militar, en sentencias de fechas 28 de octubre de 1998 y 25 de julio de 2002…

Tras la sanción de esta nueva ley orgánica, cuya parte expositiva venía a reconocer jurídica y políticamente la injusticia procesal cometida contra el coronel Perote, éste elevó un escrito al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, fechado el 14 de enero de 2004, requiriendo la mínima rehabilitación de que se cancelase la anotación de cierre de su Hoja de Servicios, basada en su condena tenida por injusta, sustituyéndola por otra relativa a su pase a la situación de retirado al haber alcanzado la edad reglamentaria. El ministro reconoció ante un prestigioso miembro de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados la procedencia de lo demandado, propiciando, no obstante, la “distracción” del escrito hasta su relevo en el cargo.

La realidad histórica de los hechos, que ha aclarado sobradamente temas tan cruciales en el ámbito de la Seguridad Nacional como el denominado “terrorismo de Estado” (guerra sucia contra ETA) y la implicación del propio CESID en la asonada del 23-F, también ha terminado poniendo en su auténtico valor las declaraciones políticas realizadas al conocerse la sentencia inicial dictada por el Tribunal Militar Central, que condenaba a Perote por revelación de secretos de Estado sin garantía de juez imparcial. De las publicadas en su momento por el periodista Pascual García en “El Mundo” (11/07/1997), por ejemplo, hoy unas producen auténtica vergüenza ajena (las de Narcís Serra y Joaquín Almunia), otras se muestran ciertamente perspicaces (las de Julio Anguita y Felipe Alcaraz) y otras simplemente como oportunistas (las de Joseph Antoni Duran i Lleida y Juan José González de Txabarri):

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La sentencia de siete años de condena impuestos ayer por el Tribunal Militar Central al coronel Juan Alberto Perote, ex jefe de los servicios operativos del Cesid, por revelar secretos que afectan a la seguridad nacional, provocó reacciones de todos y cada uno de los portavoces parlamentarios, que expresaron su respeto por el contenido de la misma.

Especialmente contundente fue la valoración del dirigente socialista Narcís Serra, que ocupaba la vicepresidencia del Gobierno cuando estalló el caso Perote y que tuvo que dimitir de su cargo por este asunto.

Narcís Serra volvió a denunciar la existencia de tramas contra la democracia, acusó al vicepresidente Álvarez-Cascos de utilizar a delincuentes para atacar al Gobierno socialista y exigió a los populares que rectifiquen, esto es, que reconozcan su equivocación.

“La Justicia ha hablado y ha condenado a Perote por sustracción de documentos clasificados. Es ya un hecho probado y sancionado”, precisó.

El dirigente socialista recordó que, en este caso, determinados partidos políticos y algunos dirigentes de los mismos, entre los que citó expresamente al ahora vicepresidente del Gobierno del Partido Popular, Francisco Álvarez-Cascos, no dudaron en utilizar a “delincuentes” para “levantar infamias y calumnias e, incluso, para calificar al Cesid de centro mafioso”.

“En estos momentos, sólo cabe esperar que aquellos que se equivocaron al utilizar políticamente esta cuestión rectifiquen”, añadió Serra aludiendo al PP.

En su opinión, la sentencia pone a cada uno en su sitio. “Se ve quiénes trabajamos para respetar el funcionamiento democrático y quiénes se preocuparon solamente de utilizar el trabajo de delincuentes para finalidades políticas”, denunció el que fuera responsable político del Cesid durante el Gobierno de los socialistas.

Además, Narcís Serra recordó que hace dos años presentó su dimisión como vicepresidente del Gobierno por el clima enrarecido que se había creado cuando se conoció que Perote había hecho grabaciones, “en contra de la normativa del CESID”, y las filtró a un medio de comunicación.

“Habrá que seguir investigando para que los ciudadanos conozcan exactamente cómo llegaron a un medio de comunicación ciertos documentos secretos y clasificados y por qué fueron utilizados en ese momento para atacar al Gobierno socialista”.

Por su parte, el secretario general de los socialistas, Joaquín Almunia, que al igual que Narcís Serra participó ayer en una reunión de la Diputación Permanente del Congreso, declaró a los periodistas en los pasillos del Congreso que, en su opinión, la condena de Juan Alberto Perote es “muy merecida”.

IZQUIERDA UNIDA.- El coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, recordó que es contrario a la Justicia militar, salvo para resolver problemas disciplinarios. “Es un escándalo que se sigan aplicando códigos de justicia militar en tiempos de paz”, dijo.

El también dirigente de IU Felipe Alcaraz expresó su respeto por la sentencia y subrayó que, en la misma, se denuncian una serie de conductas delictivas en una institución del Estado (el Cesid) que, en su opinión, “habrá que investigar”.

CONVERGÈNCIA I UNIÓ.- El presidente de UDC, Josep Antoni Duran i Lleida, reconoció su satisfacción tras conocer la condena porque este asunto puso “en grave riesgo la situación política”.

“No es bueno alegrarse de una condena”, añadió, “pero es evidente que este señor había quebrado sus compromisos profesionales y puesto en grave riesgo la situación política y la propia sociedad española”. También el diputado Josep López de Lerma expresó su respeto por la sentencia.

PARTIDO NACIONALISTA VASCO.- El portavoz de Interior del PNV en el Congreso, José Juan González de Txabarri, calificó de “condena razonable” la impuesta a Perote. Además, dijo que responde a las previsiones y expresó su respeto a las decisiones judiciales. No obstante, lamentó que el juicio no se desarrollara “en condiciones de transparencia suficientes”.

Por otra parte, en mayo de 1999, un nutrido grupo de miembros del CESID, en el que se encontraban Juan Alberto Perote y su propio director, el general Alonso Manglano, fueron condenados por la Audiencia Provincial de Madrid a diferentes penas derivadas de haber cometido un delito de escuchas telefónicas ilegales, dándose la circunstancia de que uno de los procesados (Juan Manuel Navarro Benavente, jefe del Gabinete de Escuchas) falleció en enero de ese mismo año sin que hubiera concluido el proceso correspondiente. La resolución inicial citaba entre los escuchados al rey Juan Carlos, al periodista Jaime Campmany, a los ex ministros Francisco Fernández Ordóñez, José Barrionuevo y Enrique Múgica, al ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, Pablo Castellano, al ex presidente del Club Real Madrid, Ramón Mendoza, al empresario José María Ruiz Mateos, a la Iglesia de la Cienciología...

No obstante, tras un proceso ciertamente rocambolesco y plagado de irregularidades, el recurso de amparo interpuesto por los condenados ante el Tribunal Constitucional, concluyó con un fallo que decretaba la nulidad de las actuaciones, reabriéndose así una nueva vista ante la Audiencia Provincial de Madrid, cuyo seguimiento no fue menos curioso y revelador. En ella se retiraron de forma repentina (y en algunos casos mediante contraprestación económica) las acusaciones presentadas contra todos los imputados, excepción hecha de la que el Ministerio Fiscal mantuvo exclusivamente contra Perote, quien, en todo caso, como responsable de la AOME se había situado de forma intermedia entre el más implicado y ya fallecido jefe del Gabinete de Escuchas y el propio director general del CESID.

En este segundo proceso judicial, diseñado evidentemente a su exclusiva medida, Perote fue condenado por un delito de utilización de artificios técnicos de escucha y grabación de sonidos a cuatro meses y un día de arresto mayor e inhabilitación absoluta por seis años y un día. Una sentencia solitaria y contumaz que, al margen del recurso de casación interpuesto por el afectado ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, había sido más que superada por la prisión preventiva ya cumplida.

En su libro “Confesiones de Perote”, publicado en 1999 antes de que se repitiera su procesamiento por escuchas ilegales, junto a comentarios en efecto positivos sobre el funcionamiento del CESID, también evidenció con informaciones inéditas la desafortunada deriva por la que navegaban los Servicios de Inteligencia, que en algunos aspectos concretos fue realmente escandalosa, con el consiguiente disgusto del establishment político empeñado en su persecución judicial. En ese contexto, destacan hasta alcanzar un gran valor histórico todos los datos relativos a las implicaciones directas del CESID y de alguno de sus miembros más significados en el golpe del 23-F, con algunas descripciones tan expresivas como esta: “¿Armada inocente? Los capitanes Camacho, Rubio y Carranza [se refiere a Carlos Guerrero Carranza], así como el sargento Rando, no daban crédito a sus oídos. Haber descubierto y denunciado la implicación del general les ponía en una situación difícil, incluso kafkiana. Les había convertido en una especie de mosqueteros de la democracia a las ordenes directas de Richelieu”.

En el vigésimo aniversario del 23-F, y en el marco de una auténtica eclosión editorial rememorativa del suceso, Perote reactivó su faceta literaria con un nuevo libro de título ciertamente sugerente: “23-F: ni Milans ni Tejero - El informe que se ocultó” (Ediciones Foca, 2001). En él sacaba a la luz, en tardía pero rigurosa primicia, el denominado “Informe Jáudenes”. Se trataba, ni más ni menos, que de la investigación no judicial realizada internamente por el propio CESID y que evidenciaba la participación de varios de sus miembros en aquel intento de asonada, que algunos denominaron “operación Armada”, o si se prefiere en la “operación De Gaulle”, como también la definieron otros atendiendo a su inspiración inicial en los sucesos que terminaron instaurando la V República de Francia, en 1958.

El libro en cuestión, además de denunciar de forma documentada la participación de miembros del CESID en el golpe del 23-F, aclara que, de alguna manera, fueron ellos quienes realmente controlaron clandestinamente los movimientos de las distintas facciones golpistas, articulando a conveniencia sus distintos proyectos. No obstante, la dirección de los Servicios de Inteligencia ocultó, en un auténtico “jaque mate” al Estado de Derecho, todas las pruebas, evitando el procesamiento o la condena de sus miembros más involucrados.

En aquel mismo aniversario de la intentona golpista, otros tres autores (Pilar Cernuda, Fernando Jáuregui y Manuel Ángel Menéndez), periodistas próximos en sus comentarios habituales al oficialismo de los servicios secretos, publicaron en comandita otro libro dedicado al mismo acontecimiento y auspiciado por la misma editorial, pero con un título de intención exculpatoria, “23-F: la conjura de los necios” (Ediciones Foca, 2001), e incluyendo en él una versión mutilada del citado y hasta entonces inaccesible “Informe Jáudenes”. La plena autenticidad de la versión ofrecida por Perote fue otorgada por el propio Tribunal Militar Central (jurisdicción nada sospechosa de connivencia con el autor), dado que su abogado, Jesús Santaella, la obtuvo legalmente durante el breve lapso de tiempo que el documento estuvo desclasificado en esa instancia, a raíz del proceso incoado contra el autor por revelación de secretos de Estado. Sin embargo, el otro texto manipulado del informe estaba en aquellos momentos bajo la custodia expresa del director del CESID, Javier Calderón.

A pesar de la grave deslealtad institucional que supuso aquel filtraje interesado, en los medios políticos responsables de la seguridad nacional nunca preocupó lo más mínimo la publicación de un documento secreto sin que hubiera sido desclasificado, y menos aún aclarar si, al ser falso, ya no era secreto, lo que en cualquier caso constituiría un notable ejercicio de intoxicación periodística. Todavía más sorprendente fue el silencio de los firmantes del libro (su autoría real quizás fuera otra) ante la flagrante manipulación a la que desde luego fueron sometidos por su fuente informativa.

Pero para el analista perspicaz de los sucesos del 23-F, aquella clarificación documental, ya asumida en los círculos de opinión informada aún si esa evidencia, no sería más interesante que lo recogido en la página 54 del libro escrito por Juan Alberto Perote. Comentando la visita que el general Armada realiza en Valencia a Milans del Bosch el 10 de enero de 1981, y a propósito de la identidad final del “Elefante Blanco” que habría de presidir el gobierno de “reconducción” nacional que se estaba muñendo, el autor desliza lo siguiente:

En la reunión no se pronunció el nombre de este otro posible sustituto de Suárez como tampoco el Rey le comentó nada a Armada en su reunión de Baquería. No obstante, ambos generales sabían que en el caso de que se desembocara en una salida puramente militar, el candidato no sería Armada y, sin necesidad de hacerse confidencias, los dos pensaban en el teniente general Valenzuela, jefe de la Casa Militar de S. M. Milans contemplaba esta otra alternativa con mentalidad constructiva y valoraba sus pros y sus contras desde un punto de vista puramente estratégico; en cambio, Armada sólo pensaba en que le había salido un duro competidor…

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Cierto es que un general de división difícilmente iba a ser obedecido por los tenientes generales y que todos ellos sentían un gran respeto, y hasta veneración, por Joaquín Valenzuela, marqués de Valenzuela de Tahuarda. Pero, con todo, el apunte de Perote no dejaba de ser una opinión personal. El respaldo de su teoría habría que buscarlo en la sutileza con la que Sabino Fernández Campo, personaje sin duda excepcionalmente informado de cuanto aconteció en torno al 23-F, se dejó retratar en su casa precisamente con el libro del controvertido ex agente del CESID bien visible entre sus manos, fotografía que ilustraba llamativamente la entrevista que concedió a “La Razón” coincidiendo con el XXVIII aniversario de aquel lamentable suceso, publicada el domingo 1 de marzo de 2009.

La presentación del libro de Perote, llevó al diario “El Mundo” (23/02/2001) a promover un “encuentro digital” del autor con internautas interesados en el tema. Las preguntas y respuestas suscitadas, y su proyección sobre la personalidad del personaje interpelado,  aconsejan su reproducción literal:

Ha estado con nosotros... JUAN ALBERTO PEROTE

23 de Febrero de 2001

1. ¿Estaba capacitado el teniente coronel Calderón, una vez conocido el informe Jáudenes, para comprobar que las coartadas del comandante Cortina y del capitán Garcia-Almenta eran falsas, y que, con plena consciencia, utilizaron medios del CESID para apoyar a Tejero a su entrada en el Congreso?

Totalmente capacitado. Era un hombre procedente de los servicios como oficial de caso había a su cargo equipos operativos. Desmontar la coartada era cuestión muy sencilla.

2. ¿Cree usted que el teniente general Calderón encubrió a los miembros del CESID que colaboraron con Tejero en el golpe?

Hay elementos objetivos que lo confirman. Primero, resistirse a hacer una información. No hacer publico las implicaciones de la unidad operativa del CESID y, sobre todo, tratar de conseguir el silencio de los testigos de cargo, ofreciendo prebendas a cambio de silencio.

3. ¿Cree usted que un teniente general sospechoso de encubrir a golpistas puede tener la responsabilidad de la dirección del Servicio de Inteligencia del Estado?

Absolutamente no. No sólo por las sospechas sino por su fracaso en la época anterior.

4. ¿Cómo explica usted que generales sospechosos de connivencia con los golpistas, como Calderón, García-Almenta u Ortuño, hayan medrado después del 23-F con el apoyo de socialistas y populares?

Este grupo de generales tenía muchos puntos en común. Destino común en los servicios de información del Alto Estado Mayor predemocráticos. Además, coincidieron en la fundación de una asociación precursora de Alianza Popular.

5. ¿Se considera usted español, patriota español?

Me considero un español como cualquier otro. El patriotismo no es patrimonio de ningún ciudadano en especial, se siente y nada más.

6. ¿Teme usted por su vida? ¿Qué piensa del juez Garzón?

Mi vida la he tenido en riesgo en muchas ocasiones, unas veces voluntaria y otras no, y estoy acostumbrado a ello. Sobre el juez Garzón, pienso que ha tenido aciertos y errores como todos los seres humanos. Como error principal creerse que por ser juez era un ciudadano distinto.

7. ¿Qué se sabe de unos documentos clasificados como secreto que se quemaron en el 89 en el cuartel general de la División Acorazada, al tiempo que hubo “problemillas” en el CESID relacionados con golpistas?

No tengo conocimiento en relación con esta fecha concreta.

8. ¿Sigue habiendo golpistas en el CESID del año 2001?

Sigue habiendo personas que lo fueron. Pero en estos momentos, sin peso específico.

9. La noche del miércoles 21 pasada en RNE, una mujer, que decía ser hija de un general fallecido en diciembre del 99, afirmaba tener un testimonio escrito por su padre del que se podría desprender que el elefante blanco era el Rey. Este manuscrito parece que va a salir a la luz a partir de diciembre de este año. Usted también participó en ese programa, ¿que opinión le merecen estas declaraciones? ¿Pueden traer cola?

Me parecieron muy interesantes por el origen. En cuanto a la afirmación de que era el Rey el elefante blanco, no la comparto. El supuesto siempre daba al elefante blanco el liderazgo del golpe de Estado. El Rey no se da un golpe a sí mismo. Otra cosa es que en un momento se viera obligado a aceptar a ese elefante blanco. Para mí era un teniente general. No el general Armada.

10. ¿Es verdad que S M el Rey grabó dos mensajes a través de TV, concretamente el otro vestido de paisano, haciendo referencia al éxito del golpe?

No. Lo que sí se hicieron fue dos tomas.

11. ¿Qué había en el maletín de Sánchez Valiente?

Humo. El maletín fue una invención de Cortina para distraer y desviar la investigación.

12. ¿Por qué no hablan los de Lérida, de lo que hablaron?

La reunión de Lérida es una mas de las que mantuvo el general Armada. En todas se hablo siempre de lo mismo: la posibilidad de un gobierno consensuado para quitar a Suárez.

13. ¿Qué le parece el plan del Gobierno de que los Servicios de Inteligencia dependan directamente del presidente del Consejo de Ministros?

Que el Servicio de Inteligencia dependa de la Presidencia del Gobierno me parece bien, pero no del presidente. Es como está en casi todos los países.

14. ¿Estaría usted a favor de una lucha antiterrorista más contundente?

Sí. Entendiendo por esto el llegar hasta el límite de lo que permita la Constitución, que es muy amplio.

15. ¿Estamos a tiempo para que alguien (fiscal, juez...) investigue la participación de Calderón en el golpe?

A las seis y veinte de hoy no, porque han transcurrido los 20 años de prescripción. El plazo termino ayer a las doce de la noche.

16. ¿Cuál es la relación del PSOE en la intentona golpista? ¿Qué pretendían conseguir?

El PSOE, como otros, lo principal que quería era quitar a Suárez del medio a costa de cualquier cosa, incluso de hacer la vista gorda a lo que se avecinaba.

17. ¿Donde estaba usted el 23-F?

Era el oficial de servicio en la dirección del CESID; como si fuera la barrera en una corrida de toros.

18. Hoy en la prensa de Asturias un coronel del Ejército en 1981 calificaba al comandante Pardo Zancada de un “caballero” por su actitud al incorporarse al golpe cuando ya estaba fracasando. ¿Cual es su opinión?

Ricardo Pardo Zancada rechaza él mismo esta afirmación. Es más, considera que simplemente cumplió con lo que se haba comprometido.

19. Su opinión sobre Arzallus, y no sea políticamente correcto.

Arzallus está fuera del tiempo.

20. ¿Es consciente del daño que ha hecho a este país?

No sólo no soy consciente sino que lo volvería hacer. Hay mucha gente que me lo agradece.

21. ¿Qué significan esas palabras de “después de esto ya no puedo volverme atrás” que el Rey dice en el telex enviado a Milans la noche del 23 al 24 de febrero?

El Rey, pasadas las diez y media, acepta la propuesta del general Armada de ir al Congreso para hacerse cargo del gobierno. Después del fracaso, el Rey no tiene opciones.

22. ¿Cuantos infiltrados del CESID puede haber en ETA?

En este momento no sé ni cuántos ni cómo, y aunque lo supiera no podría decirlo.

23. ¿Ha cobrado usted del periódico “El Mundo” por estar aquí?

No. Ni siquiera les he pedido el vale del taxi.

24. Si hubiera triunfado el golpe, ¿habría habido una represión feroz como la de Pinochet?

No, en absoluto. Y doy datos. El propio Tejero en el Congreso, a pesar de su primera actitud violenta y beligerante, en un momento determinado dijo: “Aquí no se fusila a nadie”. En ninguno de los sublevados se contempló una acción cruenta.

25. ¿Es cierto que los servicios secretos extranjeros en Madrid estuvieron al margen y no tuvieron conocimiento del golpe hasta el último momento?

No. Hay indicios que dicen todo lo contrario. Las embajadas de Francia, Inglaterra y EEUU estaban alertadas. La flota americana estaba anclada en el Mediterráneo, frente a Valencia y había alerta aérea en Torrejón.

26. ¿Sabe porque se ocupó TVE el 23-F?

Porque se estaba dando un golpe de Estado y estaba previsto en la planificación el hacerse con los medios del comunicación.

27. ¿Jugo la CIA algún papel en todo este asunto la noche del 23-F? ¿Estaban ellos (la CIA) enterados de este golpe militar?

Sí, la CIA estaba enterada. Hay documentos desclasificados por el Estado americano que lo confirman.

28. ¿Realmente ha venido en Taxi, no tiene coche ni escolta?

Realmente he venido en taxi; aparcar aquí es muy difícil.

29. ¿Cree usted que el general Juste “jugaba a dos bandas”...?

Pienso que el general Juste jugó el papel que le asigno su jefe de Estado Mayor, el coronel Ignacio San Martín.

30. ¿Cree usted que tras estos 20 años el CESID está a la altura de otros servicios de inteligencia aliados?

El CESID es un servicio catalogado dentro de la comunidad de inteligencia como uno de los mejores por su despliegue y capacidad técnica. Hay presencia en más de 40 países. Y tecnológicamente por encima de lo que le corresponde a España en otros conceptos.

31. ¿No actúa usted en plan “de perdidos al río”?

Yo no me encuentro perdido sino todo lo contrario. Se lo que tengo que hacer y cuando. Y a los hechos me remito.

32. ¿Comparte usted la “valentía” de Tejero en su actitud con el general Gutiérrez Mellado?

Tejero se arrepintió de eso a los pocos segundos. Fue consciente de su grave error.

33. ¿Corrobora las tesis que expone Amadeo Martínez Inglés en su libro “El golpe que nunca existió”?

Sólo en parte. Por ejemplo, hubo mas engaño que consentimiento.

34. Resuma qué fue el 27-O, por favor.

La facción mas dura de las Fuerzas Armadas después del 23-F quedó fortalecida. Hubo claudicaciones por parte de la autoridad civil. Eso les animó a preparar otro golpe de Estado. La cabeza de esta nueva conspiración fue el propio teniente general Milans, preso en la cárcel. Después del fracaso del 23-F, paso a liderar posturas mucho más drásticas. El 30 de septiembre de 1982 los servicios operativos del CESID obtuvieron las pruebas de esta conspiración. Ya no estaban ni Javier Calderón ni Cortina.

35. ¿Que papel jugó Jordi Pujol en el 23-F?

Como el de la mayoría de los políticos. Oír, ver y callar.

36. ¿Qué precedentes hay en otros Estados de la figura de un juez adscrito a los servicios de información? ¿No le parece una medida, por lo menos, pintoresca?

La existencia de magistrados en los organismos de control es frecuente. Pero eso no significa estar adscrito, hacen el papel de “hombres buenos”.

37. ¿Se considera usted por delante de todo militar?

No. Me considero un individuo como cualquier otro, sin catalogaciones absolutas. El ser militar es una consecuencia o circunstancia, aunque sí acepte de buen grado este destino.

38. Me gustaría ingresar en el CESID ¿Qué he de hacer?

Esperar a que alguien contacte con usted. Hay campañas de captación en diferentes escenarios: mundo laboral, universidad. Hay que ser perspicaz y saber detectar estas campañas. No es muy complicado. Lo mejor es tener algún amigo que te presente a alguien de allí.

39. ¿Cree usted que los golpistas se basaron en el golpe constitucional dado por De Gaulle en Francia?

Sí, este fue uno de los presupuestos. Pero a la vista de que no se pudo hacer, lo transformaron en uno anticonstitucional. El presidente Suárez con su dimisión contribuyó a abortar la operación Armada o De Gaulle. Y los que estaban implicados en ella, recurrieron al golpe de Milans y Tejero.

40. ¿Cómo este país puede seguir dando “juego” a un espía que saca a la luz secretos de Estado? ¿Se considera usted la “Tamara” de los servicios de información?

Si usted me dice un solo secreto de Estado le daría toda la razón. Pero le hago saber: la obediencia debida esta abolida en el código penal. Nadie, amparándose en esto, puede estimular a cometer un delito. Un documento clasificado como secreto que encubre un delito o una acción irregular no sólo no se debe ocultar sino que se debe denunciar.

Después de aquella experiencia editorial, Alberto Perote probó nueva fortuna literaria con un relato de ficción titulado “Misión para dos muertos” (Ediciones Foca, 2002), basado en una operación planificada de forma conjunta por el CESID y los servicios secretos alemanes en 1984.


FJM (Actualizado 30/05/2009)

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