Larry Johnson
El “cohete” que impactó en el campo de fútbol de la aldea drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán, está siendo utilizado por los sionistas como pretexto para lanzar un ataque terrestre largamente prometido contra Hezbolá en el Líbano. Hasta ahora, no hemos visto ninguna prueba que respalde la afirmación de que el misil fue disparado por Hezbolá. Algunos sostienen que se trataba de un misil israelí Iron Dome que se perdió. Pero ¿por qué preocuparse por los hechos cuando uno está ansioso por ir a la guerra?
Israel culpó a Hezbolá por el ataque en los Altos del Golán, controlados por Israel, pero Hezbolá se apresuró a negar cualquier participación. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que Hezbolá “pagará un alto precio por este ataque, un precio que no ha pagado hasta ahora”.
La mayoría de los medios occidentales aprovecharon esta noticia como una prueba más de la depravación de Hezbolá, mientras ignoraban los bombardeos y asesinatos sistemáticos que Israel lleva a cabo contra niños palestinos en Gaza y Cisjordania.
La NPR , en su haber, reconoció el bombardeo israelí de una escuela en Gaza ese mismo día.
Un cohete impactó un complejo deportivo lleno de niños que jugaban al fútbol en la región de los Altos del Golán controlada por Israel el sábado por la tarde, el mismo día que un ataque israelí en Gaza devastó un edificio escolar y mató a docenas de personas.
El ataque aéreo en el centro de Gaza fue el último en destrozar una escuela utilizada para albergar a residentes palestinos desplazados el sábado por la mañana, matando a 30 personas e hiriendo a más de 100. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que muchos de los muertos eran niños.
La escuela estaba ubicada en la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de Gaza, a donde muchos palestinos han huido tras las órdenes de evacuación emitidas por el ejército israelí para las regiones más al sur de Gaza.
Hezbolá nunca ha tenido reparos en atribuirse el mérito de un ataque o admitir la responsabilidad cuando éste alcanzaba el objetivo equivocado. Si usted ha seguido los ataques ojo por ojo entre las fuerzas sionistas y Hezbolá durante los últimos ocho meses, sabrá que Hezbolá se ha concentrado en atacar objetivos militares en lugar de matar civiles israelíes. Lo sabemos porque, hasta ahora, Israel no ha protestado furiosamente contra el asesinato de niños israelíes por parte de Hezbolá. Es indignante que los sionistas, que han asesinado a miles de niños palestinos en los últimos ocho meses, estén utilizando este incidente como una línea roja para justificar su inminente expansión de la guerra.
El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz, ha anunciado una respuesta “desproporcionada” después de que Israel culpara a Hezbolá de un ataque con cohetes que mató a diez personas, en su mayoría niños, en un campo de fútbol en Majdal Shams, en los Altos del Golán. Hezbolá ha negado cualquier implicación en el ataque.
Israel está ahora al borde de una “guerra total” con Hezbolá, según Katz, quien dijo que Israel tiene el apoyo de Estados Unidos y Europa para la escalada.
¿Entendieron eso? “Israel cuenta con el apoyo de Estados Unidos y Europa para la escalada de violencia”. De modo que Israel, en nombre de la justicia, va a matar a cientos, si no miles, de niños en el Líbano. Sí, esa es una respuesta equitativa.
Tras la explosión en Majdal Shams, el ministro de Finanzas sionista, Bezalel Smotrich, hizo un llamamiento para asesinar al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Amenazas acaloradas como ésta, sumadas a la creencia equivocada de la administración Biden de que Israel tiene la capacidad militar para derrotar a Hezbolá, están empujando a Oriente Medio hacia una guerra regional masiva que podría salirse de control rápidamente.
Si Katz tiene razón (es decir, si Estados Unidos y Europa han dado el visto bueno a un ataque israelí a gran escala contra el Líbano), entonces estamos al borde del abismo. Tal vez no haya sido una coincidencia extraña y retorcida el que los organizadores olímpicos hayan presentado la imagen del caballo pálido que a muchos les recordó la profecía del Libro de las Revelaciones.