Geoestrategia

China enseña los dientes

Elespiadigital | Lunes 03 de julio de 2023

La política exterior china está cambiando rápidamente. No hace mucho tiempo su retórica era cautelosa, pero ahora a los diplomáticos chinos se les va la lengua en cuanto tienen a un periodista delante, sobre todo si es de un medio occidental.

Redacción



La política exterior china está cambiando rápidamente. No hace mucho tiempo su retórica era cautelosa, pero ahora a los diplomáticos chinos se les va la lengua en cuanto tienen a un periodista delante, sobre todo si es de un medio occidental.

Cualquier pretexto es bueno para largar, como las islas Malvinas, arrebatadas a Argentina por Reino Unido. La semana pasada, el embajador de China ante la ONU, Geng Shuang, hizo un llamamiento a la reanudación de las negociaciones entre Argentina y Reino Unido sobre el futuro de las Islas (1).

Dentro de poco empezarán a lanzar otros cohetes. Quizá España tenga buena suerte y hablen de Gibraltar. Quizá la tenga mala y hablen de Cauta, Melilla y Canarias.

El gobierno de Londres se niega a negociar sobre las Malvinas. En 2013 un referéndum mostró que el 99,8 por cien de la población de las islas está a favor de mantener el archipiélago dentro de Reino Unido. Ni Putin logró un resultado tan elevado en Crimea.

Ahora Pekín apoya abiertamente la posición de Buenos Aires e integra la disputa territorial dentro de un discurso anticolonial general. “La cuestión de las Islas Malvinas es un legado histórico del colonialismo. Aunque la era colonial terminó, el hegemonismo y las políticas de poder correspondientes al pensamiento colonial existen hasta el día de hoy”, dijo Geng Shuang (2).

Argentina ya tiene el apoyo de un país que aspira a diseñar las pautas del mundo próximamente en torno a la lucha contra el viejo y nuevo colonialismo. La correlación de fuerzas ha cambiado. Ya no es Argentina contra Reino Unido sino Reino Unido contra el mundo.

El gobierno de Londres va a recibir un poco de su propia medicina. Ha metido las narices en los asuntos internos de Hong Kong, forma parte de la alianza militar Aukus, dirigida contra China, y ahora le toca ponerse a la defensiva. Cuantas más preocupaciones tengan los británicos en su propio terreno, menos ganas tendrán de inmiscuirse en Asia.

El apoyo de China a Argentina es una de las muestras de la reorganización general de su política exterior. Ahora tiene recursos suficientes, especialmente económicos, para llevar a cabo una política exterior de largo alcance. Ha pasado de la expansión económica, iniciada a finales del siglo, a la expansión política y militar para proteger sus intereses y sus inversiones.

Pekín aún hubiera esperado más tiempo (ver, oír y callar), pero Estados Unidos le ha empujado a tomar parte activa. Parece que China ataca, cuando en realidad no hace más que defenderse porque en Washington ya la han puesto en la picota como el enemigo principal.

La política exterior de China sigue tres ejes. El primero es un discurso general antiestadounidense que sigue las pautas de la lucha contra el colonialismo. En febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China publicó un documento criticando duramente las políticas de Estados Unidos y sus aliados. Las calificó de injustas y neocoloniales.

Este tipo de críticas no eran habituales antes. La política exterior china se está volviendo más agresiva. Pekín ha dado instrucciones a sus diplomáticos para que vayan lanzando mensajes.

En segundo lugar, China cada vez participa de una forma más activa en asuntos que están más allá del Extremo Oriente. Quiere cooperar con países de América Latina, África, Asia, aquellos países que hasta ahora no han podido prosperar en gran parte debido a la presión de los países occidentales. Argentina es uno de ellos.

La intervención sobre las Malvinas, Ucrania y Oriente Medio expresa que China quiere poner encima de la mesa todos los conflictos mundiales.

En tercer lugar, China está expandiendo su presencia militar en el extranjero. Anteriormente, no proporcionaba paraguas de seguridad a otros países. Ahora dice que el papel de Estados Unidos es contraproducente en muchos países de Asia, Oriente Medio y África.

(1) https://www.scmp.com/news/china/diplomacy/article/3224866/china-backs-argentinas-falklands-claim-calls-end-colonial-thinking

(2) https://www.express.co.uk/news/world/1783906/china-demands-UK-argentina-talks-falklands

Análisis: Beijing se prepara para una guerra total con EE.UU.

Instituto RUSSTRAT

Los signos de preparación incluyen la elaboración de posibles escenarios para un conflicto global, South China Morning Post. Según el periódico, los científicos chinos estudiaron el escenario de la "Guerra Mundial Z".

La totalidad del escenario está determinada por la participación en el conflicto de "todos los recursos disponibles para la República Popular China y todos los esfuerzos de la nación para ganar la guerra". Esto implica la participación no solo de los militares, sino también de la población civil de China y de toda su economía.

Según los expertos militares chinos, la Armada china en los primeros días del conflicto puede perder un tercio de todos sus destructores. Considerando que los Estados Unidos puierde dos portaaviones y cientos de cazas.

Obviamente, el desarrollo de Beijing de un escenario de guerra total no es en absoluto accidental. Porque el conflicto de Taiwán es una batalla en territorio primordialmente chino y no, como en Estados Unidos, al otro lado del océano. Y en este sentido, resulta papel de calco de la crisis ruso-ucraniana.

En consecuencia, la confrontación por Taiwán es de naturaleza existencial para Beijing. Porque la transferencia de la isla bajo el control total de Washington significaría el cierre de la línea de bloqueo naval de China continental a lo largo de la primera cadena de islas, y su derrota estratégica.

Ya hemos señalado que la bifurcación de la crisis de Taiwán se determinará el 13 de enero de 2024, tras los resultados de la elección del "presidente" de Taiwán. La victoria de un candidato moderado del partido Kuomintang podría descarrilar el forzamiento de la soberanización de la isla por parte de Estados Unidos. Sin embargo, no resolverá todos los problemas de Beijing.

El Kuomintang está en contra de la soberanía total de la isla, pero no por su reunificación con China continental. Solo apoya el consenso de 1992, según el cual las partes reconocen la unidad y singularidad de China: "China y Taiwán no son estados separados". Al mismo tiempo, por "una China" cada una de las partes entiende su propia interpretación, lo que no impide el diálogo.

Pero esto es mejor que la posición del Partido Democrático Progresista de Taiwán, que aboga por la soberanía total de la isla. Después de eso, simplemente se convertirá en un puesto armado y una colonia estadounidense.