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La Guerra de Portugal (1640-1668)

Elespiadigital | Lunes 07 de noviembre de 2022

Autor: Enrique F. Sicilia Cardona

Categoría: Historia

Editorial: ACTAS

Págs: 535 pp. + 24 de fotos

 



La Monarquía Hispánica de Felipe IV, asediada por múltiples enemigos desde hacía décadas, encontró en el rebelde Portugal a un contumaz adversario que le disputó, en el propio territorio fronterizo peninsular, la posibilidad de volver a ser un reino independiente. Mucho se ha hablado de las gestas, personalidades y heroicidades de los Tercios conocidas por todos, pero muy pocos se han detenido a analizar las que ocurrieron y se planificaron en esta larga guerra de casi 28 años, muy arrinconada por su agrio resultado final. Y se sorprenderán al conocer que, en realidad, hubo más éxitos que fracasos, aunque estos últimos fueron más decisivos para el devenir de la contienda; que hubo otros atrayentes personajes, en ambos bandos, que lucharon con el convencimiento de la victoria, y, sobre todo, conocerán el verdadero fin de la hegemonía española en el Continente provocada por una alianza de franceses e ingleses ayudando a los resistentes lusos pues, para que un gigante sea derrotado, hacen falta varias fuerzas contrarias trabajando al unísono. Esta obra de historia militar recupera en su conjunto esa caída marcial final y mostrará, a todo aquel aficionado, seguidor o especialista de la antigua grandeza de la Casa de los Austrias españoles, el poderío, la decisión y adaptabilidad que siempre atesoró.

Hubo un annus horribilis en el reinado de Felipe IV, y ese fue 1640, cuando la monarquía hispánica tuvo que hacer frente a las rebeliones de Cataluña y Portugal. Como la España de la época no podía solucionar todos los conflictos al mismo tiempo, el frente luso quedó postergado en beneficio del catalán. Comenzó así una guerra que se prolongó durante más de veinte años, y que resulta prácticamente desconocida en la actualidad.

Enrique F. Sicilia Cardona, experto en historia militar, rescata del olvido la contienda que hizo posible que nuestro vecino peninsular recuperara la independencia después de sesenta años bajo el dominio de los Austrias.

Felipe IV no pudo dedicar todas sus energías a recuperar sus dominios portugueses hasta que firmó la Paz de los Pirineos con Francia, en 1659. Pero, para entonces, ya era demasiado tarde.

Mientras sus enemigos estaban ocupados con otros problemas, los partidarios de la dinastía de Braganza aprovecharon el tiempo para organizarse bien y potenciar la red de fortalezas que protegía su territorio. Desde el lado español no había suficientes soldados para remontar esos obstáculos. Su calidad era, además, cuestionable. Acostumbraban a ser muchachos sin experiencia, más preocupados por desertar que por combatir heroicamente.

Luchar hasta el fin

Sin perder de vista los antecedentes históricos y el contexto político, Sicilia Cardona describe con detalle la organización de los ejércitos y su armamento. Presta también atención a los graves problemas de liderazgo: pasado ya el tiempo de los grandes comandantes, como el duque de Alba o Alejandro Farnesio, resultaba muy complicado encontrar personas capacitadas para dirigir a las tropas. “Ya que no tengo experiencia militar, no puedo operar por mi cuenta”, reconoció el VI duque de Alba en una carta a Felipe IV.

Eso no quiere decir, sin embargo, que todos los jefes militares fueran incompetentes. El marqués de Torrecusa, por ejemplo, era un napolitano curtido en mil batallas. Otra cosa es que él, lo mismo que Juan José de Austria, el bastardo real, pudiera hacer algo con tan escasos medios.

Por lo general, la guerra de Portugal acostumbra a contarse como una sucesión de desastres e incapacidades. Aquí nos encontramos con un relato más matizado. Si la España de la época lo hubiera hecho todo mal, la guerra habría acabado pronto. En cambio, durante más de dos décadas hubo momentos en los que incluso llevó la iniciativa.

Al final, lo que se planteó fue hacer la paz con los lusitanos para concentrar las fuerzas en la defensa de Flandes. El autor se pregunta qué hubiera sucedido de haberse hecho lo contrario: sacrificar Flandes para conservar Portugal. Nunca sabremos qué futuro habría podido construirse por ese camino.

Perfil del autor

ENRIQUE F. SICILIA CARDONA. Nacido en Madrid (1973) y licenciado en Geografía e Historia (UNED) y en Ciencias de la Información-Periodismo (UCM). Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Historia Militar (ASEHISMI), de la que es el socio nº 82. Profesor de Humanidades, conferenciante y especialista en temas histórico-militares. Ha publicado diversos artículos en revistas de ámbito nacional, como Historia National Geographic, Historia y Vida, Muy Historia, Desperta Ferro Moderna, Ares Enyalius, Revista Medieval, Revista Española de Historia MilitarRevista de Aeronáutica. Y es autor de los siguientes libros: La batalla de Nieuport 1600 (2013), La batalla de Sekigahara 1600 (2014), Napoleón y Revolución. Las Guerras Revolucionarias (2016), y coautor de La Guerra del Rosellón (1793-1795) (2017).