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Cumbre del ecocapitalismo: La ONU pide diezmos y sanciones a los que superen los límites de emisiones de CO2… es decir, a los pobres

Elespiadigital | Martes 02 de noviembre de 2021

En la ceremonia de inauguración de la COP26 en Glasgow, donde se reúnen los sospechosos habituales del ecocapitalismo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lanzó el acostumbrado mensaje catastrofista: "Basta de cavar nuestra propia tumba", soltó ante los líderes mundiales.

Pero el discurso de Guterres no se quedó únicamente frases lapidarias, sino que deslizó un mensaje mucho más importante: "Más allá de los mecanismos establecidos en el Acuerdo de París, hoy anuncio que estableceré un grupo de expertos para proponer estándares claros para medir y analizar los compromisos de emisiones cero de actores no estatales". Es decir, una policía mundial para perseguir a las industrias y empresas que “no colaboren”. Lógicamente, en su inmensa mayoría, son las de países en desarrollo, que no se pueden permitir el lujo de las grandes inversiones necesarias para “adaptarse” al ecocapitalismo o poder pagar los “diezmos” del carbono.

Es decir, que más allá de los Estados, Guterres puso la vista en las empresas como actores contaminantes. Todo un aviso a navegantes que se vio reforzado cuando otra sospechosa habitual, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tomó la palabra. Ella también llevaba preparada una frase rotunda, carne de titular, cuando dijo: "Poned un precio al carbono, la naturaleza no puede pagar más ese precio". Y profundizó en ese discurso, posando su dedo acusador sobre las grandes compañías cuando pidió a la comunidad internacional gravar las emisiones de CO2.

Precio al carbono

Esta ha sido una de las demandas más escuchadas, sobre todo por boca de los países europeos ricos, algo que ha unido a la canciller alemana, al príncipe Carlos de Inglaterra, al naturalista David Attenborough y a la propia Von der Leyen. Además de al caradura de Antonio Guterres. Como es fácil adivinar, todos de países ricos y neocolonialistas.

También lanzó una iniciativa concreta el presidente francés, Emmanuel Macron, al pedir que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se encargue de verificar anualmente que las transferencias financieras de los Estados ricos efectivamente lleguen a los países en desarrollo para hacer frente al cambio climático. La limosna a cambio de que queden fuera de la “nueva economía limpia”.

Pero por encima de todos esos discursos planeó la sombra del fracaso porque la trampa empieza a ser muy evidente, por mucho que grite Guterres, pidiendo a la comunidad internacional reaccionar de inmediato para recortar las emisiones en al menos un 45% para 2030.

Así que una de las soluciones para lograr el objetivo de contener el ascenso térmico en 1,5 grados centígrados pasaría por imponer sanciones a las empresas más contaminantes. Algo que ya hace la rica UE. Pero ¿cómo funciona?

La Unión Europea (UE) cuenta desde 2005 con un mercado de comercio de emisiones de CO2, el llamado ETS, donde se gravan las emisiones de dióxido de carbono de 11.000 plantas de consumo intensivo de energía. Ese fue el ejemplo usado por Von der Leyen. Y a continuación invitó al resto de países a imitar el modelo europeo para lograr mayor efectividad e impacto en la lucha contra el cambio climático.

El Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE UE) sostienen que es una de las piedras angulares de la política de “lucha contra el cambio climático” de la UE. De esta forma la UE ha conseguido crear el principal mercado de carbono del mundo y el de mayor tamaño.

El RCDE UE funciona según el principio de "limitación y comercio". Se pone un límite máximo a la cantidad total de algunos gases de efecto invernadero que pueden emitir las instalaciones contempladas en el régimen. El límite va bajando a lo largo del tiempo para hacer que disminuyan las emisiones totales.

Por debajo del límite, las instalaciones compran o reciben derechos de emisión con los que pueden comerciar entre sí según sus necesidades. El límite sobre el número total de derechos disponibles garantiza que tengan un valor.

Al final de cada año, las instalaciones deben entregar suficientes derechos para cubrir todas sus emisiones, y en caso contrario se les imponen fuertes sanciones. Si reduce sus emisiones, la instalación puede conservar sus derechos sobrantes para cubrir sus futuras necesidades o venderlos a otra instalación que no tenga suficientes. Es decir, quien pueda invertir (los ricos) puede reducir sus emisiones y especular con sus derechos de emisiones, y los pobres, que no tienen para invertir,… a pagar.

Claro, los sospechosos habituales dicen que poner precio al carbono favorece la “inversión en tecnologías limpias con pocas emisiones”… algo que solo pueden hacer los países ricos, y así obtienen una ganancia extraordinaria a costa de los países pobres. So es el ecocapitalismo..

"Miss bla, bla, bla", Greta Thunberg critica a los líderes mundiales por "lo que sea que estén haciendo" en la cumbre climática COP26

Durante la protesta ambiental organizada con motivo del inicio de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Escocia, Reino Unido), Greta Thunberg cargó contra los líderes mundiales por la falta de acciones para hacer frente al cambio climático, informan medios locales.

Dirigiéndose a los manifestantes, la activista climática sueca volvió a desestimar las promesas políticas en este ámbito como "bla, bla, bla". "El cambio no vendrá de allí dentro, eso no es liderazgo, [...] decimos basta de bla, bla, bla, basta de explotar a las personas, la naturaleza y el planeta. Basta de explotación. Basta de bla, bla, bla. Basta de lo que sea que estén haciendo allí dentro", puntualizó Thunberg.

"Este COP26 es hasta ahora igual que los COP anteriores, que no nos llevaron a ningún resultado, [...] en los COP solo hay políticos y personas en el poder que fingen tomarse nuestro futuro en serio", declaró.

En septiembre de 2021 la activista, de 18 años, reclamó por la falta de acciones reales contra el cambio climático por parte de los líderes mundiales, y definió las promesas de los políticos de hacer frente a esa emergencia como un "bla, bla, bla".

Bill Gates critica la cooperación de gas entre Alemania y Rusia

Hace mucho tiempo que el mundo necesita gas como fuente de energía, dijo el fundador de Microsoft, Bill Gates, en una entrevista a Handelsblatt. Sin embargo, según Gates, el gas no puede ser un elemento de transición en el camino hacia las fuentes de energía renovables.

Gates también comentó sobre el hecho de que Alemania cerrará su última planta de energía nuclear el próximo año. Señaló que cada país resuelve este problema a su manera, pero sin energía nuclear será difícil garantizar la seguridad del suministro energético y la estabilidad del nivel de precios de la electricidad.

Según el empresario, no hay que olvidar que en el futuro la demanda de electricidad solo aumentará, por lo que la humanidad necesitará una fuente confiable de energía eléctrica. Gates enfatizó que las fuentes renovables, que dependen de las condiciones climáticas, aún no pueden cubrir completamente la necesidad de electricidad. Además, elogió la reciente decisión de Francia de invertir fuertemente en energía nuclear.

Tales declaraciones nunca son accidentales. Al parecer, Gates decidió invertir en energía nuclear. Sus palabras al diario alemán pueden indicar que el multimillonario estadounidense cuenta con el regreso de Alemania a la operación de centrales nucleares, con las que Gates quisiera ganar dinero. Esto es lo primero.

Y lo segundo. La frase estadounidense de que el gas no puede ser un elemento de transición en el camino hacia las fuentes de energía renovable es un golpe para la cooperación germano-rusa. De hecho, en la actualidad Berlín apuesta por el gas de Rusia como elemento de transición en el camino hacia la creación de una economía libre de CO2. Así que uno puede esperar que Gates desarrolle intrigas anti-rusas en el futuro.

Lo entendemos… Biden se duerme en apertura de la Conferencia de COP26

El presidente de EE.UU., Joe Biden, se queda dormido en la apertura de la conferencia por el cambio climático mientras escuchaba los discursos.

Un vídeo recogido durante una de las ponencias de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en la ciudad escocesa de Glasgow, muestra al mandatario estadounidense de 78 años, de brazos cruzados, cerrando los ojos durante unos treinta segundos, mientras escuchaba un mensaje grabado en vídeo de un activista por los derechos de las personas con discapacidad que se reprodujo en la cita.

Después parece despertarse y mirar hacia la cámara que lo está filmando. Sin embargo, a los pocos segundos vuelve a juntar los párpados. Ante tal situación y luego de haber cerrado sus ojos en varias ocasiones, un asistente se acerca mostrándole la pantalla de su celular mientras le dice algo al oído.

El vídeo se ha hecho viral y las redes sociales empezaron a comentar la escena caracterizándola como “sleepy Joe” (Joe, el somnoliento).

VIDEO

Análisis: El neoliberalismo políticamente correcto

Cristian Taborda

Acecha una suerte de beneplácito y simpatía por parte del establishment global hacia gobiernos proclamados "populares" o de "izquierda" ¿a que se debe semejante tolerancia cuando durante todo el siglo XX la izquierda fue el enemigo a vencer? Sencillo, es el establishment global y la clase transnacional la que impulsa las políticas que hoy ejecuta la izquierda progre-eco-feminista. Mientras se lleva adelante la instauración de forma totalitaria del relativismo cultural, el credo ecologista y la ideología de género las oligarquías globales incrementan sus ganancias y realizan negocios millonarios a expensas de los trabajadores, a los cuales se intenta contentar con migajas como la Renta Básica Universal o mostrando el "progreso social" en base a la concesión, desde arriba, de caprichos burgueses disfrazados de derechos civiles, individuales o de género.

Pero sin dudas que la estrella es el credo ecologista y la utilización apocalíptica del cambio climático, es el núcleo duro con sus hipótesis ad hoc que ofician de cinturón protector, la "superpoblación", las emisiones de carbono y el hombre como ser maligno son las excusas perfectas para llevar adelante un ajuste global o un "Gran Reseteo": desindustrialización, destrucción de las soberanías y reducción de la población. Lo que no ha logrado la derecha liberal desde lo económico en el siglo XX es llevado adelante por la izquierda progresista desde la agenda cultural en el siglo XXI.

¿Por qué a nadie le llama la atención que sea hoy la Nueva Izquierda la que en vez de  luchar por los trabajadores lucha contra los trabajadores, con políticas de ajuste y destrucción del trabajo y el salario? Tal es el caso de Joe Biden en Estados Unidos donde desde la salida de Donald Trump sumergió a los estadounidenses a políticas "progresistas" qué sólo empeoraron la vida de los trabajadores. Macron en Francia que con sus políticas de "transición ecológica" aumento impuestos elevando el nivel de vida de los franceses, como el incrementó de naftas que causó la irrupción de los "Chalecos amarillos". O en Hispanoamérica con Pedro Sánchez que aumentó las tarifas de electricidad a niveles estratosféricos y con la inflación más alta de las últimas décadas o Alberto Fernández en Argentina que ha continuado las mismas políticas que su antecesor Mauricio Macri, en favor del establishment financiero, con recortes a jubilados y licuando salarios de los trabajadores con inflación y devaluación de la moneda.

Es el neoliberalismo de izquierda políticamente correcto que se presenta con un rostro progresista pero que no difiere de la "derecha neoliberal" que tanto crítica. Neoliberalismo de izquierda o progresismo que cuenta con el apoyo de los grandes medios de comunicación como los de Sillicon Valley, principal aliado del progresismo, así lo ha demostrado la revista TIME mostrando la financiación de la Fundación zuckerberg Chan apoyando a los demócratas en la campaña contra Trump, o el World Economic Fórum que oficia como plataforma económica con Klaus Shwab a la cabeza (Great Reset/Capitalism Stakeholder) y las burocracias internacionales como las Naciones Unidas que propician la plataforma política (Agenda 2030).

Son los Biden, los Macron, los Pedro Sánchez, los Alberto Fernández los aplaudidos y felicitados por la élite de multimillonarios y multinacionales, en foros internacionales, cumbres como las del G20 o contra el cambio climático, lugares en los cuales se debate la transición a un "nuevo mundo". Donde el objetivo es poder sumergir a las naciones al dictado y tutela de organismos supranacionales que administrarán sus recursos, gestionarán la política y brindarán las pautas económicas o ahora sanitarias, tal lo hace el Fondo Monetario internacional o la Organización Mundial de la Salud.

La ideología verde y el Green New Deal global que ahora promueve Biden desde la diplomacia y organismos multilaterales es la nueva cara del neoliberalismo, la ideología de dominación que condena a las naciones al subdesarrollo "sostenible", la subordinación política y la dependencia económica impidiendo conquistar la soberanía nacional, la independencia económica y la autosuficiencia energética, pilares para construir una nación independiente y no ser vasallos del globalismo. Donde la entrega de recursos naturales, la despoblación, el cierre de centrales nucleares y de fábricas, en nombre del combate al cambio climático, es bien visto por la izquierda progresista. Es el neoliberalismo políticamente correcto, es decir la izquierda globalista la que hoy reproduce el discurso del Amo. Peor aún, es con ese brazo izquierdo que la plutocracia hoy reprime.