Inteligencia

Dos importantes estudios sobre el covid-19 se retractan por falta de la verificación de datos. Análisis de una polémica

Elespiadigital | Domingo 07 de junio de 2020

Dos influyentes revistas médicas, The Lancet y The New England Journal of Medicine (NEJM), se retractaron de dos diferentes estudios de alto perfil sobre el covid-19 debido a que los auditores independientes no pudieron acceder a toda la información necesaria para verificar sus conclusiones. La decisión se debe a las preocupaciones sobre los datos utilizados en ambas investigaciones, que provienen de la misma empresa de análisis de datos, Surgisphere Corporation.

 



 

Dos influyentes revistas médicas, The Lancet y The New England Journal of Medicine (NEJM), se retractaron de dos diferentes estudios de alto perfil sobre el covid-19 debido a que los auditores independientes no pudieron acceder a toda la información necesaria para verificar sus conclusiones. La decisión se debe a las preocupaciones sobre los datos utilizados en ambas investigaciones, que provienen de la misma empresa de análisis de datos, Surgisphere Corporation.

De acuerdo con el estudio de The Lancet, publicado el pasado 22 de mayo, los pacientes con covid-19 tratados con hidroxicloroquina y cloroquina tienen más probabilidades de morir o sufrir efectos secundarios peligrosos. Este fármaco contra la malaria generó polémica sobre su efectividad para pacientes con coronavirus después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, revelara que tomaba la medicina para prevenir una posible infección.

"Nuestros pares revisores independientes nos informaron que Surgisphere no transferiría el conjunto de datos completo, los contratos de los clientes y el informe completo de auditoría ISO a sus servidores para su análisis, ya que dicha transferencia violaría los acuerdos con los clientes y los requisitos de confidencialidad. Así, nuestros revisores no pudieron realizar una revisión por pares independiente y privada y, por lo tanto, nos notificaron su retirada del proceso de revisión por pares", escribieron los tres investigadores, involucrados en el estudio: Mandeep Mehra, Frank Ruschitzka y Amit Patel.

"Nos disculpamos profundamente con ustedes, los editores y los lectores de la revista, por cualquier incomodidad o molestia que esto pueda haber causado", agregaron los especialistas. La revista aseguró que "toma muy en serio los problemas de integridad científica, y hay muchas preguntas pendientes sobre Surgisphere y los datos que supuestamente se incluyeron en este estudio".

El segundo estudio en cuestión fue publicado en la NEJM el 1 de mayo e incluía como autores también a Mehra y Patel, así como al fundador de Surgisphere, Sapan Desai. El estudio señalaba que ciertos medicamentos para enfermedades cardíacas no empeoraron el riesgo de muerte para los pacientes infectados por coronavirus.

"Debido a que no se otorgó a todos los autores el acceso a los datos en bruto y los datos en bruto no pudieron ponerse a disposición de un auditor externo, no podemos validar las fuentes de datos primarias subyacentes a nuestro artículo", explicaron los autores en su nota de retractación.

El fármaco contra el covid-19 fabricado en Rusia será gratis en el país en el marco del seguro médico nacional

El medicamento Avifavir contra el covid-19, de producción rusa, será entregado de forma gratuita a los pacientes diagnosticados con la enfermedad.

El beneficio será parte del seguro médico obligatorio, según ha anunciado este viernes el presidente ejecutivo del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RFPI, por sus siglas en ruso), Kiril Dmítriev.

"El 11 de junio el fármaco ya llegará a las clínicas rusas y estará disponible de forma gratuita para los ciudadanos rusos en el marco del programa del seguro médico obligatorio", expresó Dmítriev, citado por TASS.

Y continuó: "Asimismo, estamos realizando pruebas del fármaco para el tratamiento ambulatorio e inicialmente produciremos 700.000 cursos al año".

El jefe del RFPI precisó, además, que la entidad se encuentra financiando la fabricación de dos vacunas contra el coronavirus junto con una serie de otros medicamentos para tratar la infección.

El Avifavir —cuya denominación común internacional de es Favipiravir— fue aprobado por el Ministerio de Salud de Rusia el pasado 29 de mayo y será elaborado en forma de comprimidos.

Contrainteligencia británica tilda de falsa la teoría del origen artificial del coronavirus

MOSCÚ (Sputnik) — El servicio de contraespionaje británico MI5 considera falsa la teoría de que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 surgió en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, informó el diario The Times.

"MI5 considera 'noticias falsas' la teoría de que el coronavirus fue elaborado en un laboratorio chino, según fuentes de inteligencia", comunicó el periódico. 

Según el medio, el servicio responsable de la seguridad interna del Reino Unido, rechazó la teoría como un rumor y una conspiración y "la comparó con las afirmaciones del movimiento antivacunación".

Esta semana el exefe del servicio secreto británico MI6 Sir Richard Dearlove declaró al periódico The Telegraph que el SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio de Wuhan y se propagó debido a un accidente.

Desde el inicio del brote de coronavirus en China a finales de diciembre del año pasado, muchos medios y redes sociales se han hecho eco de rumores de que el virus pudo haberse escapado de un laboratorio de Wuhan, pero sin presentar ninguna prueba.

El 1 de mayo el presidente de EEUU, Donald Trump, afirmó que dispone de información que probaría que el coronavirus habría surgido en un laboratorio de Wuhan, sin ofrecer, sin embargo, más detalles al respecto.

Las autoridades chinas han negado reiteradamente el origen artificial del virus y han resaltado que no existe prueba científica alguna de que el coronavirus de nuevo tipo se haya escapado de un laboratorio.

La Organización Mundial de la Salud declaró en numerosas ocasiones que todas las investigaciones realizadas hasta el momento apuntan al origen natural del virus.

El escándalo que hace temblar a la ciencia: datos falsos contra la hidroxicloroquina

José Pichel

La crisis del coronavirus va a reforzar el papel y la imagen de la ciencia, o eso opinan algunos. Si en un futuro próximo la pandemia llega a su fin gracias a tratamientos eficaces y vacunas, es probable que estas miradas optimistas acaben acertando, pero de momento la realidad nos deja todo lo contrario: un escándalo mayúsculo que se ha ido destapando en los últimos días y que hace temblar las bases del sistema científico de la base hasta la cúspide.

Esta historia rocambolesca habla de cómo una empresa casi fantasma parece haberle colado un gol a dos de las revistas científicas más prestigiosas de la medicina internacional, 'The Lancet' y 'NEJM'. Además, incluye a Donald Trump, a una actriz porno y un trabajo detectivesco de investigadores españoles que se dedicaban a otra cosa hasta que se toparon con datos inverosímiles y dieron la voz de alarma. A más de uno, las prisas por ser los primeros y destacar en medio de la mayor crisis sanitaria global de la historia reciente le está jugando una mala pasada.

Todo comienza con la hidroxicloroquina, el medicamento contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que afirma haber tomado Donald Trump de manera preventiva a pesar de que no hay evidencias científicas de su funcionamiento. Promovido por el excéntrico científico francés Didier Raoultlos primeros ensayos parecían prometedores, puesto que aparentemente evitaba que el virus entrase en las células, no obstante, no tardaron en aparecer estudios que, además de no encontrar beneficios para los pacientes de covid-19, alertaban de posibles efectos secundarios. Análisis como este publicado en 'BMJ Journal'.

Es cierto que la atención sobre este fármaco desde el inicio de la epidemia ha sido brutal, con investigaciones que se han multiplicado en todo el mundo. Solo la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha autorizado 87 ensayos clínicos sobre covid-19 y la hidroxicloroquina es el principio activo más utilizado (en 19 proyectos españoles, 8 en combinación con otros medicamentos). Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promovió el proyecto Solidarity, un megaestudio internacional que incluía cuatro líneas de investigación con tratamientos prometedores, una de ellas con hidroxicloroquina y cloroquina (el producto del que deriva).

Además, en este caso, la investigación y la administración a pacientes van unidas, porque no hay terapias específicas contra SARS-CoV-2 y los médicos han tenido que echar mano de los tratamientos que se consideran seguros porque ya se aplican para otras enfermedades. Según un registro clínico publicado por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) que incluye datos de 12.200 pacientes de 150 hospitales, hasta el 30 de abril el 85,7% de los enfermos había sido tratado con este polémico fármaco. Por eso, un artículo publicado en 'The Lancet' el 22 de mayo cayó como una bomba.

El 'LancetGate'

La revista británica advertía de que la hidroxicloroquina no solo era inútil, sino que estaba relacionada con problemas cardiacos graves y con un incremento del riesgo de muerte. Aunque era un estudio observacional —los investigadores se limitaban a recoger estadísticas—, parecía incontestable porque recopilaba datos de más de 96.000 pacientes de 671 hospitales de todo el mundo.

La OMS decidió suspender temporalmente los ensayos clínicos, mientras que Francia desautorizaba su uso. Sin embargo, el lío no había hecho más que comenzar, porque algo no cuadraba. La edición australiana del diario 'The Guardian' publica que los datos de su país no cuadran con los oficiales y más de 100 científicos de todo el mundo firman una carta dirigida a 'The Lancet' en la que cuestionan los resultados por problemas metodológicos.

Al tirar del hilo, científicos y periodistas se quedaron pasmados, y las redes sociales empiezan a hablar de un 'LancetGate'. ¿De dónde salen los datos del estudio? En teoría, la empresa estadounidense Surgisphere había extraído la información de registros de salud electrónicos de todo el mundo de manera automática para formar su completísima base de datos, pero no había manera de acceder a ella.

'The Guardian' publica el pasado miércoles datos sobre la extraña compañía: habría sido fundada en 2008 como editorial científica, pero apenas aparece información en internet; y solo contaba con seis empleados —reducidos después a tres—, sin antecedentes científicos, que se habían unido a este negocio hace apenas dos meses y entre los que se encontraba una actriz porno como "directora de ventas". Además, el cirujano Sapar Desai, uno de los coautores que figura como fundador y responsable de la empresa, está relacionado con tres demandas por negligencias médicas.

Sin embargo, aunque desconocida hasta ahora, Surgisphere había entrado en el mundo de la ciencia por la puerta grande. Los investigadores que siguen lo ocurrido encuentran que el 1 de mayo, 'The New England Journal of Medicine' (NEJM), otra de las grandes revistas de medicina, publicaba un artículo sobre cómo la mortalidad por coronavirus se asocia con enfermedades cardiovasculares subyacentes. Uno de los autores era, sí, Sapar Desai porque este trabajo científico utilizaba la misma base de datos. El escándalo solo crece y crece.

El equipo español que alertó del fraude

La mancha de lo ocurrido sigue expandiéndose y llega a otro estudio sobre la ivermectina, un fármaco antiparasitario que según dicha investigación reducía hasta en un 83% la tasa de mortalidad de los pacientes de covid-19. Aunque se trataba de un ‘preprint’ —resultado preliminar sin revisión de expertos— publicado en abril en la plataforma SSRN, tuvo un enorme impacto en Latinoamérica: Perú incluyó la ivermectina en sus guías terapéuticas y en Bolivia ha distribuido 350.000 dosis. ¿Y en qué se basa ese 'preprint'? Sorpresa: la base de datos de Surgisphere.

Uno de los primeros científicos en todo el mundo que se dio cuenta de que algo raro estaba pasando fue Carlos Chaccour, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), gracias a este extraño artículo. "Nosotros usamos la ivermectina para matar mosquitos", explica en declaraciones a Teknautas, "hace años demostramos que si la gente toma este medicamento los mosquitos que les pican mueren y esto puede ser un mecanismo para detener la malaria".

Cuando comenzó la pandemia de covid-19 se planteó si este fármaco podría tener efecto ante el nuevo virus y por eso estaba muy atento a cualquier publicación. De hecho, un primer trabajo hablaba de su efectividad 'in vitro', pero "no habían pasado ni cinco días" y vio cómo aparecía el 'preprint' de Surgisphere. El texto contenía muchas incongruencias incluso cuando fue cambiado por una segunda versión. Aun así, el 'stock' de ivermectina se agotó en muchos países y al ISGlobal comenzaron a llegar consultas de todo tipo, como si se podía usar la versión veterinaria de este fármaco y a qué dosis.

Así que Chaccour —cuya aportación para deshacer todo este entuerto ha sido tan importante que 'The Guardian' también le ha dedicado un artículo— formó un equipo con sus colegas Joe BrewAlberto García-Basteiro para tratar de rastrear de dónde salían esos datos. "Lo seguimos desde el principio y cuando apareció el estudio de la hidroxicloroquina vimos el mismo patrón, una base de datos gigante de la que nunca se había oído hablar", comenta Chaccour, "por eso fuimos de los primeros en escribir a la revista y decirles que los números no cuadraban".

Los tres estudios en los que aparecía la gigantesca base de datos de Surgisphere (el de 'The Lancet', el de 'NEJM' y el 'preprint') contenían "cosas muy raras que no coincidían con los datos de pacientes de los países o de la OMS, y encima no especificaban qué países o qué hospitales participaban, la opacidad era muy grande", apunta García-Basteiro, que también trabaja en el ISGlobal.

 

 

Las cifras de España no cuadraban, tampoco las de otros países, pero las de África eran completamente absurdas por el número de pacientes y las infraestructuras de este continente. "Nos hacían sospechar muchísimo. En teoría su base de datos se nutriría de la información electrónica de hospitales con los que tienen un acuerdo, pero esto es muy difícil y, además, ninguno de estos estudios incluía una aprobación ética por ningún sitio", señala.

Ante el escándalo, 'The Lancet' expresó su preocupación por la veracidad de los datos, prometió investigar y, finalmente, ha publicado una retractación del artículo firmada por tres de sus cuatro autores —el otro es Desai— en la que se disculpan y admiten que no pueden fiarse de la base de datos, explicando que no tuvieron acceso a la información que supuestamente manejaba Surgisphere. La empresa alega que facilitar estos datos "violaría los acuerdos con los clientes y los requisitos de confidencialidad". Lo mismo ocurrió con 'NEJM', aunque curiosamente el artículo en el que los autores se retractan incluye la firma del propio Desai. Por su parte, la OMS decidió reanudar los ensayos clínicos, como si no hubiera pasado nada.

"Veremos si las investigaciones continúan y se puede comprobar si todos estos datos eran fabricados o si realmente es una cuestión de inexactitudes y de acuerdos de confidencialidad, como ellos dicen, pero suena sorprendente, turbio y difícil de creer", afirma García-Basteiro. Para los expertos, resulta incomprensible que los datos no estén en la nube para que se puedan replicar los análisis estadísticos, cuestión que no tiene nada que ver con la confidencialidad.

No, Trump no tenía razón

En cualquier caso, si finalmente los datos no son más que un invento, cabe preguntarse cómo es posible que revistas de prestigio se dejen engañar de esta manera. Una clave es "la politización de la ciencia", opina Chaccour, "como Trump defiende la hidroxicloroquina, si yo le apoyo, amo este fármaco; y si no me gusta Trump, lo odio". Así que la pasión interfiere en un asunto que debería ser totalmente racional: apostar por la evidencia para realizar intervenciones médicas. En ese mismo sentido, en Francia se ha tomado casi como una cuestión de orgullo nacional porque "es un medicamento hecho en Francia y ellos lo probaron primero".

Sin embargo, "esto no va de si la hidroxicloroquina, la cloroquina o la ivermectina funcionan o no, lo único que decimos es que hace falta rigor científico antes de tomar decisiones que tienen una repercusión global enorme en medio de una pandemia", afirma el investigador del ISGlobal, "no se trata de apoyar tratamientos como si fuesen equipos de fútbol, primero hay que generar evidencias científicas".

"Que se paralicen un montón de estudios clínicos sobre un fármaco por un estudio muy cuestionable es muy preocupante. Todo indica que la hidroxicloroquina no funciona, pero que lo digan los ensayos clínicos", añade por su parte García-Basteiro.

Por eso, ni estaba justificado el respaldo personal de Trump a un tratamiento sin evidencias científicas ni el hecho de que 'The Lancet' se retracte del estudio que lo enterraba significa que el presidente tuviera razón. De hecho, los resultados de un estudio serio —esta vez sí, debería serlo— publicado el pasado miércoles en 'NEJM', indican que la hidroxicloroquina no previene la infección del coronavirus.

La crisis de las publicaciones científicas

¿O es que a partir de ahora hay que dudar de todas las publicaciones de las revistas serias? La metedura de pata de 'The Lancet' y 'NEJM' viene a sumarse a una importante pérdida de credibilidad de todo el sistema que se arrastra desde hace años o incluso décadas. Falta transparencia y el modelo está anquilosado.

El mercado de las revistas científicas es un gran negocio, ya que las editoriales cobran por todo a instituciones y países y no pagan por casi nada —ni siquiera a los revisores de artículos—, lo que pone muchas trabas a la libre difusión del conocimiento científico. Aunque, en teoría, garantizan la difusión de resultados fiables, este caso demuestra lo contrario y "no es la primera vez", recuerda Francisco Javier Sanz Valero, experto en documentación científica del Instituto de Salud Carlos III.

En su opinión, "la ciencia tiene que ser abierta" y por eso el movimiento 'open science', alentado sobre todo desde Europa, pretende sustituir el sistema de publicación tradicional. Con la llegada de esta pandemia, las revistas de calidad sufren un auténtico colapso ante el aluvión de publicaciones sobre covid-19 que reciben, pero la alternativa, que es la publicación de 'preprints' sin revisión por pares que tanto ha proliferado en los últimos meses para compartir rápidamente los resultados sobre coronavirus, es más rápida pero mucho peor en términos de fiabilidad. Así que probablemente estamos ante una crisis de modelo importante.

Por otra parte y directamente relacionado con este caso, cada vez es más imperiosa la necesidad de compartir las bases de datos. "Un artículo científico tiene que ser reproducible, así que, si apostamos por la ciencia abierta, que sea total. ¿Por qué no compartimos la fuente de la que sacamos los datos? Una vez publicado tu trabajo, ya te has llevado la medalla y no hay razón para no permitir que los colegas vean tu trabajo y los consulten", opina el experto.

El 'open science' no pretende acabar con la revisión de expertos, pero apuesta por una revisión abierta que aún habría que definir. "El proceso de revisión por pares no es perfecto ni infalible y puedes tener revisores que no cuestionen todos los asuntos clave", comenta García-Basteiro, como la exigencia de un comité ético para este tipo de estudios. "Es un fallo de control de calidad", probablemente, debido "a las prisas y a las ganas de tener impacto" en medio de la pandemia, y más si el objeto de la investigación ha estado en boca de Trump.

Pero, a parte de la negligencia de las revistas, ¿qué lleva a una empresa a impulsar un supuesto fraude de este calibre? Publicar en 'The Lancet' y 'NEJM' es "el sueño del mejor investigador del mundo", comenta el científico de ISGlobal, "abre muchas puertas después, ayuda a conseguir proyectos y es un espaldarazo si buscas crecer rápido", sobre todo teniendo en cuenta "el ego científico que hay".

¿Dónde están los cortafuegos? Los expertos creen que este caso puede sentar un precedente y reivindican más transparencia: "Las revistas pueden cometer fallos, pero no puede ser que esto derive en decisiones de salud pública solo porque tienen mucho prestigio. Cuando nosotros les enviamos argumentos serios, tienen que reaccionar muy rápido para minimizar el daño que pueden ocasionar a las políticas sanitarias o a proyectos de investigación, son rápidas para publicar y lentas para retractarse", critica García-Basteiro.

Análisis: La campaña contra la hidroxicloroquina (HCQ). Despejando el camino para una gran vacuna farmacéutica

Dr. Paul Craig Roberts

La pandemia de Covid-19 ha revelado muchas características inquietantes de nuestra sociedad. La desinformación, o tal vez más precisamente, la intoxicación, abunda en las agendas que van desde aquellos que interpretan el virus como una táctica útil para la construcción de un estado policial, hasta Big Pharma y sus aliados que nos están llevando a vacunas masivas, hasta el puntos de vista narcisistas de aquellos que sacrificarían a los ancianos y los enfermos en lugar de ser molestados por la denegación del acceso a bares y playas. Todos los aspectos de la pandemia, incluido el uso de HCQ por parte de Trump , se están utilizando contra el Presidente de los Estados Unidos.

A pesar de la prueba de reinfecciones, algunos dicen una y otra vez sobre cómo el "bloqueo" impidió la "inmunidad colectiva" y nos hizo menos seguros. Otros afirman falsamente que a Suecia sin encierro no le fue peor que a otros. De hecho, la economía de Suecia fue bloqueada de facto por la no participación de los suecos que, por sí solos, utilizaron las mismas medidas que en otros países, y Suecia todavía tiene una tasa de mortalidad más alta, por lo que el gobierno se disculpó con los ancianos. Aún otros discuten que el bloqueo redujo la tasa de infección, mientras que otros afirman que cualquier reducción en las muertes de Covid fue compensada por mayores suicidios causados ??por la "depresión de bloqueo".

Para poner estas afirmaciones en perspectiva: hace dos meses, EE. UU. tenía 100 casos conocidos de Covid; hoy los Estados Unidos tienen 1,5 millones. La diferencia no se explica por un aumento en las pruebas. Estados Unidos tiene 100.000 muertes atribuidas al virus, el doble de las muertes de soldados estadounidenses en la larga guerra de Vietnam. Algunos afirman que las muertes fueron causadas por condiciones previas, no por el virus, pero las personas no murieron hasta que contrajeron el virus. Otros señalan que los incentivos económicos causan un exceso de informes de muertes de Covid. Hay pocas dudas al respecto, pero los informes excesivos no representan 100.000 muertes. Queda por ver si la reapertura dará como resultado un salto en infecciones y muertes.

En un momento en que la información precisa es esencial, las aguas están enlodadas por la desinformación al servicio de agendas políticas, ideológicas y de negocios. La irresponsabilidad de quienes priorizan sus propios intereses es extraordinaria. Indica que el vínculo social entre las personas que hicieron de Estados Unidos un país se ha disuelto por la codicia, el multiculturalismo y la política de identidad. Estados Unidos se ha convertido en un país sin un proyecto común. Es un estado narcisista.

Este artículo está limitado a la campaña contra HCQ. La HCQ (hidroxicloroquina) ha estado en uso durante 65 años para la prevención o el tratamiento de la malaria, el lupus y la artritis reumatoide. Está oficialmente etiquetado como una droga segura. Muchos médicos que tratan a pacientes de Covid han encontrado e informado sobre el HCQ, cuando se usa lo suficientemente temprano junto con el zinc y el antibiótico azitromicina como un tratamiento efectivo y seguro.

He informado y puesto a disposición muchos de los informes de eficacia y seguridad de HCQ. Ver por ejemplo, esto esto esto esto esto .

A pesar de 65 años de uso seguro, se dice que HCQ es peligroso y causa ataques al corazón. Su uso está oficialmente aprobado solo para "pacientes adolescentes y adultos hospitalizados con COVID-19". En general, cuando un paciente es hospitalizado, el virus ha progresado a una etapa posterior en la que el tratamiento es menos exitoso. Los estudios sobre la efectividad del HCQ, como el VA y aparentemente el más reciente reportado en The Lancet, se limitan a pacientes hospitalizados en etapas posteriores y parecen excluir el componente esencial de zinc del tratamiento con HCQ. En otras palabras, los estudios parecen estar diseñados para excluir de la aprobación oficial el tratamiento que los médicos han encontrado más efectivo. No es fácil para un laico saber lo que los estudios realmente dicen mientras los medios informan los estudios de una manera anti-Trump. Para los medios, lo más importante es la crítica a Trump, no la efectividad de un tratamiento.

En contraste, el medicamento antiviral en investigación no probado, Remdesivir, que no tiene un registro de uso seguro y es extraordinariamente caro en comparación con el HCQ, ha recibido la misma autorización para su uso. Los medios de comunicación no están interesados ??en la efectividad y la seguridad, o la falta de este medicamento nuevo y no probado. Trump no lo está tomando, y es un potencial generador de ganancias para Big Pharma. Si Remdesivir falla, la falla se utilizará para deshacerse de la esperanza de curas y centrarse en la vacunación.

Es difícil evitar la conclusión de que HCQ / zinc se está dejando de lado para despejar el camino para una vacuna rentable y un mandato de vacunación obligatoria. Pero las vacunas no están dando resultado. El Vax Moderna promocionado por Bill Gates y el Dr. Fauci causó enfermedades graves en una quinta parte de los receptores de la prueba.

La otra vacuna acelerada desarrollada por el Oxford Vaccine Group demostró ser ineficaz. La vacuna produjo anticuerpos insuficientes para prevenir la infección por Covid-19.  Mira esto .

Será instructivo ver qué trae la reapertura. El condado de Bay (Panama City Beach) y el condado de Walton (Seaside, Rosemary Beach) cerraron rápidamente las vacaciones de primavera y las playas, restaurantes, bares, casas de vacaciones y condominios, y negocios no esenciales. En consecuencia, los dos condados de Florida apenas tuvieron casos de Covid. La gente podía andar sin máscaras como si no hubiera pandemia.

Estos dos condados están bendecidos con las "playas más bellas de Estados Unidos" y albergan a millones de visitantes. Panama City Beach tiene 13,975 residentes permanentes y 17 millones de visitantes anuales. Mira esto .

Con la reapertura, los turistas llegarán desde lugares infectados. Si traen el virus con ellos, los condados descubrirán que el virus Covid-19 es real después de todo. Otros lugares ahorrados por los bloqueos podrían encontrar que la reapertura trae el virus.

Si es así, y hay un segundo cierre, seremos guiados por el miedo y seremos vacunados independientemente de la seguridad y efectividad de la vacuna contra el virus. ¿Los que protestaban por el cierre pensaron en esto?

La campaña contra la hidroxicloroquina (HCQ) sostenida por profesionales médicos corruptos con vínculos con Big Pharma

Hace unos años, la revista médica británica The Lancet publicó un artículo promocionando la seguridad de HCQ. Pero esto fue antes de que se descubriera que el HCQ con zinc era efectivo si se usaba lo suficientemente temprano contra Covid-19. Covid-19 convirtió la efectividad de HCQ en un gran problema para las grandes ganancias de Big Pharma.

La solución fue otro estudio realizado por profesionales médicos, algunos de los cuales tienen vínculos con Big Pharma y ninguno de los cuales, aparentemente, está involucrado en el tratamiento de pacientes con Covid. El estudio agrupa a las personas en diferentes etapas de la enfermedad y se someten a diferentes tratamientos. Promociona su muestra grande, pero muchos de los pacientes en la muestra recibieron tratamiento demasiado tarde después de que el virus había alcanzado su corazón y otros órganos vitales. Lo más probable es que las personas que murieron por insuficiencia cardíaca murieran como resultado del virus, no por HCQ.

Para ser efectivo, el tratamiento tiene que detener el virus temprano. Esperar hasta que el paciente deba ser hospitalizado le ha dado al virus demasiada ventaja. Todos los médicos, y hay muchos, que informan éxito con el tratamiento HCQ enfatizan el tratamiento temprano. El presidente Trump usó un tratamiento de dos semanas con HCQ como profiláctico, ya que constantemente estaba en contacto con personas que dieron positivo para el virus. Muchos profesionales médicos que tratan a pacientes con Covid también usan HCQ como profiláctico.

El estudio Lancet fue un trabajo urgente, ya que era esencial para Big Pharma evitar la propagación del tratamiento HCQ y la conciencia de su seguridad y eficacia. Los autores del estudio completaron la recopilación de datos a mediados de abril y el estudio se publicó el 22 de mayo. Tan pronto como apareció, se usó para cerrar el ensayo clínico de hidoxicloroquina de la Organización Mundial de la Salud en pacientes con coronavirus por razones de seguridad. Lo más probable es que el ensayo fue abortado para evitar que una agencia oficial descubriera que HCQ funcionaba.

Los medios, por supuesto, utilizaron el juicio suspendido para arrojar más dudas sobre el juicio de Trump por recomendar y usar el tratamiento, lo que implica que Trump se había puesto en mayor riesgo de un ataque cardíaco que del virus en sí.

El Daily Mail, que a menudo es un tanto escéptico con respecto a los informes oficiales, incluso denunció erróneamente el informe del virólogo francés Didier Raoult (ver esto ) de su éxito al tratar a 1,061 pacientes con HCQ / AZ que consiste en solo una pequeña muestra de 30 pacientes (ver esto ) Se considera que una muestra pequeña no es concluyente. Así, 1.061 personas se convirtieron en 30.

El estudio Lancet afirma una alta mortalidad por el tratamiento de HCQ, informando una tasa de mortalidad que oscila entre el 5,1% y el 13,8%. En respuesta a un periodista cuando se le preguntó acerca de este reclamo, Didier Raoult dijo que él y sus colegas han seguido a 4.000 de sus pacientes hasta ahora. Han tenido 36 muertes y ninguna por problemas cardíacos con una tasa de mortalidad del 0,009%. Según el estudio de The Lancet, debería tener entre 204 y 552 pacientes muertos por problemas cardíacos. El tiene cero. Raoult tenía más de 10,000 cardiogramas analizados por los ritmólogos (un tipo especial de cardiólogo) en busca de cualquier signo de problemas cardíacos.

El Dr. Fauci de los NIH niega que la evidencia contundente de Raoult sea evidencia. El 27 de mayo, Fauci dijo, sin mostrar vergüenza de su ignorancia o su mentira, que no hay evidencia que demuestre que el medicamento contra la malaria, la hidroxicloroquina, sea eficaz para tratar COVID-19. (ver esto )

Quizás lo que Fauci quiere decir es que no se ha realizado ningún estudio realizado por NIH u otro organismo oficial amigo de Big Pharma y que solo dichos estudios constituyen evidencia.

Cuando la evidencia sólida como la de Raoult es suprimida y mal informada mientras los "estudios" manipulados para producir una conclusión predeterminada que sirve a las ganancias de Big Pharma se apresuran a su publicación, sabemos que el dinero ha eliminado la ética de la investigación médica. Varias personas preocupadas nos han estado diciendo esto por algún tiempo. Ya hemos tenido mucho tiempo para escucharlos.

La medicina privada se basa en las ganancias, lo que la hace susceptible al fraude. Hace mucho tiempo, el fraude estaba restringido por el carácter moral de los médicos y el respeto por la verdad de los investigadores. Estas restricciones, nunca perfectas, se han erosionado a medida que la codicia convirtió todo, la integridad misma, en una mercancía que se compra y se vende.

La intención es enterrar el HCQ como un tratamiento efectivo de bajo costo y poner en su lugar una alternativa de alto costo, ya sea efectiva o no, y complementar esta mejora de beneficios con la vacunación masiva que podría hacernos más daño que el virus en sí. Eso a Big Pharma podría importarle poco. El único valor que conoce es el beneficio.

Esta intención ha obtenido el apoyo de los gobiernos francés, belga e italiano. Utilizando el estudio The Lancet y la terminación de la prueba de HCQ de la OMS como excusa, el gobierno francés revocó su decreto que autoriza el tratamiento de HCQ. El ministerio de salud de Bélgica emitió una advertencia contra el uso de HCQ, excepto en ensayos clínicos registrados. La agencia de salud de Italia quiere que el uso de HCQ esté prohibido fuera de los ensayos clínicos y suspendió la autorización para usar HCQ como tratamiento Covid-19. Mira esto .

¿Significa esto que Raoult y su equipo, que al tratar a pacientes de Covid con HCQ han alcanzado la notable baja tasa de mortalidad de 0.009%, tienen prohibido usar la cura probada para salvar vidas? ¿Serán encarcelados Raoult y su equipo si continúan salvando vidas? ¿Qué pasa con las personas que morirán por la prevención de un tratamiento seguro y efectivo por parte de los tres gobiernos? ¿Francia, Bélgica e Italia aceptarán la responsabilidad de estas vidas perdidas?

No puedo evitar preguntarme si la puerta giratoria entre Big Pharma y los NIH y los CDC que corrompe las decisiones de salud pública de los Estados Unidos también opera en Francia, Bélgica e Italia. ¿Están haciendo carrera los funcionarios de salud europeos subiéndose a los cadáveres de sus víctimas?

* Instituto PCR para Economía Política