Civiles

Rafael Luis Del Río Sendino

Yolanda Capitán | Jueves 05 de abril de 2012

El nexo policial socialista con el franquismo y la religión

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(...) Entre quienes controlan la información reservada, policías y espías, el Opus tuvo una fuerte presencia a principios de los 80 que después ha perdido. Incluso contó con un colaborador en la persona de uno de los directores generales de la Policía en la presente década, Rafael Del Río Sendino, lo que les permitió colocar a su gente. En pocos meses coparon la Dirección de la lucha antiterrorista, con el comisario Jesús Martínez Torres, y la muy importante brigada de Interior, una especie de Policía política a cuyo frente se situó Alberto Elías... 



El nexo policial socialista con el franquismo y la religión

RAFAEL DEL RÍO nació el 26 de septiembre de 1940 en Palencia, en el seno de una familia de fuertes convicciones religiosas, en la que dos de sus ocho hermanos se ordenaron sacerdotes. Uno de ellos trabajó como misionero en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), alcanzando el nombramiento de obispo de la diócesis de Tarija (Bolivia); el otro estuvo vinculado a la Secretaría de Estado de la Santa Sede, en el Vaticano.

Él mismo cursó estudios en el Seminario Conciliar de Palencia en 1962, antes de ingresar en la Policía. También se diplomó en Psicología Pedagógica e Industrial, obteniendo igualmente el título de Técnico Superior de Seguridad e Higiene en el Trabajo. En el ámbito policial se especializó en delincuencia juvenil, tráfico de drogas, patrimonio artístico nacional y terrorismo nacional e internacional.

Del Río desempeñó su primer destino como inspector a partir de 1962,

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prestando servicio en la Brigada de Investigación Criminal de San Sebastián. En 1965 fue trasladado a la Brigada Criminal y Tutelar de Menores de Burgos, incorporándose en 1970 al Grupo de Estupefacientes de Valladolid. Más tarde fue nombrado jefe de dicho grupo a nivel regional y posteriormente jefe de la Brigada de Policía Judicial.

Ascendió a comisario por concurso-oposición en 1979, ocupando su primera comisaría en Eibar (Guipúzcoa). Poco después fue nombrado jefe provincial de Policía de Vitoria. En 1980 fue puesto al frente de la Jefatura Superior de Policía de Valencia, siendo promovido para desempeñar el mismo cargo en Barcelona en 1982.

Ocupando ese último destino, en diciembre de 1982 fue nombrado director general de la Policía por José Barrionuevo, primer ministro del Interior socialista en el nuevo régimen democrático, permaneciendo en el cargo hasta 1986.

Esos cuatro años fueron los de mayor actividad del GAL, cuyo punto y final estuvo marcado con el asesinato, en julio de 1987, del exiliado español Juan Carlos García Goena, en Hendaya (Francia). De hecho, Rafael Del Río tuvo que declarar como testigo en varias de las causas judiciales seguidas en relación con el llamado “terrorismo de Estado”.

Cuando accedió a la dirección general de la Policía, propició la “carambola” de que en diciembre de 1982 se pusiera al frente de la Comisaría General de Información a Jesús Martínez Torres, vinculado como él al sector franquista de la Policía y afín al propio Opus Dei, según deslizó el periodista Santiago Aroca en la adenda a la edición española del libro de Michael Walsh “El mundo secreto del Opus Dei” (colgado en Internet), en la que  se reproduce el siguiente párrafo:

Entre quienes controlan la información reservada, policías y espías, el Opus tuvo una fuerte presencia a principios de los 80 que después ha perdido. Incluso contó con un colaborador en la persona de uno de los directores generales de la Policía en la presente década, Rafael Del Río Sendino, lo que les permitió colocar a su gente. En pocos meses coparon la Dirección de la lucha antiterrorista, con el comisario Jesús Martínez Torres, y la muy importante brigada de Interior, una especie de Policía política a cuyo frente se situó Alberto Elías.

La realidad sobre aquel nombramiento, es que Del Río “confundió” de forma interesada a su amigo Jesús Martínez Torres con el comisario Julio Martínez, destinado en Zumárraga y hombre del aparato socialista previsto para ocupar aquel importante cargo policial. No se trató de un hecho aislado, ya que entonces se produjeron otros nombramientos bastante criticados por los sectores policiales del PSOE (José María Escudero, que fue nombrado jefe de las brigadas operativas de la propia Comisaría General de Información; Benjamín Solsona, designado jefe Superior de Policía de Baleares; Antonio Garrido, en el mismo cargo de Madrid; Raimundo Maestro, en el de Sevilla…), todos ellos con destinos previos en unidades de la Brigada Político-Social franquista.

Entonces, el comisario Del Río defendió a todos sus colaboradores manifestando que en el Cuerpo había muchos miembros de la Político-Social y que su equipo mantenía la confianza del Ministerio.

A pesar de aquellas críticas, y de su identificación con la época más controvertida de José Barrionuevo y Rafael Vera como máximos responsables del Ministerio del Interior, en el desempeño de todos sus cargos policiales siempre mostró una atención especial a los problemas de exclusión social de los jóvenes, de forma particular en temas relacionados con la violencia y las drogodependencias.

Entre otros cargos extra-policiales, llegó a ser miembro del Consejo de Administración de la Casa de la Moneda, del Consejo Superior de Deportes y del Comité Nacional de Seguridad Aeroportuaria. También estuvo al frente de la Dirección de Seguridad de la compañía Iberia, entre los años 1986 y 2004.

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10 de marzo de 2005, los obispos españoles de la Comisión Episcopal de Pastoral Social le nombraron decimocuarto presidente de Cáritas Española, organización de gran prestigio eclesial, fundada en 1947, y que limita dicho cargo por cuatrienios. En marzo de 1999 fue confirmado en el cargo para un segundo mandato.

Previamente, el 24 de abril de 2007, fue designado por Benedicto XVI como miembro del Pontificio Consejo “Cor Unum” (un solo corazón), para el quinquenio 2007-2012. Este alto organismo de la curia romana, dedicado a la promoción de la caridad, tiene encomendada la ejecución de las órdenes del Papa en materia de ayuda humanitaria “en caso de calamidad”. También accedió a las presidencias de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) y de la Fundación de la Policía.

Casado, con cuatro hijos y cinco nietos, está en posesión de numerosas condecoraciones, entre otras la Medalla de Plata al Mérito de la Policía, la Medalla de Plata al Mérito de la Guardia Civil (1984 y 1987), la Encomienda de Número de Mérito Civil (2000) y Cruz Roja y Cruz Blanca al Mérito Policial. También fue distinguido con el Premio Castilla y León de los Valores Humanos 2007.

 

(Actualizado 02/02/2009)

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