"Un mundo en peligro", así se titula el primer informe anual de la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación, un organismo independiente que advierte sobre la falta de condiciones de muchos países para enfrentar una pandemia que, además de muertes, puede traer caos social y económico.
Redacción
"Un mundo en peligro", así se titula el primer informe anual de la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación, un organismo independiente que advierte sobre la falta de condiciones de muchos países para enfrentar una pandemia que, además de muertes, puede traer caos social y económico.
Con el objetivo principal de "evaluar la capacidad del mundo para protegerse de las emergencias sanitarias", 15 expertos integran la Junta conformada en 2018 a partir de un acuerdo entre el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La primera etapa del trabajo culminó con la publicación, en el mes de septiembre, de un informe en el que asegura que "nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio".
De acuerdo al informe, la pandemia podría provocar la muerte de entre 50 y 80 millones de personas en todo el mundo. La cifra surge de comparar lo que sucedió con la pandemia de influenza de 1918, que enfermó a un tercio de la población mundial y mató a 50 millones de personas.
Para la Junta, una pandemia similar en el mundo actual, "con una población cuatro veces más grande y tiempos de viaje a cualquier lugar del mundo en menos de 36 horas", la cantidad de muertos podría alcanzar los 80 millones e incluso "desestabilizar la seguridad nacional".
Uno de los factores que para los expertos incrementan la posibilidad de una pandemia es la propia actividad científica que, al tiempo que desarrolla nuevas herramientas para combatir las enfermedades, también permite la generación de microorganismos en laboratorios. En ese sentido, advierte que una liberación de patógenos accidental o deliberada podría generar "riesgos biológicos globales de nivel catastrófico".
Otro factor es la baja de la confianza en los principales actores vinculados con las políticas de salud, como los gobiernos, científicos, medios de comunicación o instituciones sanitarias. De la mano con esto, preocupa la reproducción de la desinformación a través de las redes sociales.
¿Qué podríamos hacer para prepararnos?
El análisis hecho por la Junta concluye con siete acciones "urgentes" que los países y los organismos internacionales deben adoptar para evitar la catástrofe: