Editoriales Antiguos

NEWSLETTER 65. Estrategia de Seguridad Nacional 2013: un artificio retórico para políticos papanatas

Elespiadigital | Domingo 09 de junio de 2013

He aquí una sabia afirmación sobre el artificio retórico, tan vieja como el mundo: “Las palabras que encierran la verdad nunca suenan bien. Las que suenan bien no expresan la verdad”. Se atribuye a Lao Tse, uno de los creadores del taoísmo filosófico que vivió en una época imprecisa situada en los siglos VI-V aC., pudiendo ser contemporáneo de Confucio y también de Sun Tzu, el gran tratadista del ‘arte de la guerra’ que iluminó los ‘Reinos Combatientes’ de China previos a la unificación gestada por el primer emperador Shi Huang-di.

En la distante Atenas, y no mucho después, Demóstenes (384-322) añadió a aquella máxima taoísta, que por razones de distanciamiento geográfico desconocería, un sentido más activo: “Las palabras que no van seguidas de los hechos, no sirven para nada”. Y algo de razón debía tener porque, siendo un disertador excelso -Marco Tulio Cicerón (106-43), cónsul de la República de Roma que fue otro rey de la elocuencia, le aclamó como el ‘orador perfecto’-, también fue un gran político.

Entre una y otra, y con miles de acentos distintos, se ha ido tejiendo a lo largo de la historia el valor de la retórica como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover” (DRAE). Y eso, pura retórica y poco más, es lo que en realidad contiene la ESN 2013 (Estrategia de Defensa Nacional)…

LA INSOPORTABLE PRÁCTICA DEL ‘CORTA Y PEGA’

El pasado 12 de agosto dedicamos la Newsletter 22 a la Directiva de Defensa Nacional 2012 (DDN 2012), definiéndola como “un bodrio político de primera magnitud”, lleno de excesos y carencias, de incoherencias y de discapacidades ciertamente preocupantes. Y, ahora, en la misma línea de crítica a los analistas (o chupatintas) de la Inteligencia Nacional que han redactado la ESN 2013 a base de ‘corta y pega’ de otros documentos teóricos conocidos, que jamás han ‘digerido’ ni ‘desarrollado’, hay que decir que se trata en efecto de otra tracamandanga para seguir con ‘más de lo mismo’; dicho de otra forma de “un artificio retórico para políticos papanatas”.

Paréntesis: Las dos referencias esenciales del ‘corta y pega’ con el que se ha elaborado la ESN 2013, son la propia Estrategia Española de Seguridad 2011 (EES 2011), aprobada en julio de 2010 por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, quien la encargó (y pagó) a un equipo dirigido por Javier Solana, y un posterior “Informe para la implantación de una Estrategia de Seguridad Nacional en España” del Real Instituto Elcano redactado en 2011. Dichos documentos se adjuntan como anexos accesibles en formato pdf al final de esta Newsletter.

La DDN 2012 se acompañó de un slogan gratuito y engañoso (“Por una Defensa necesaria, por una Defensa responsable”), que en verdad encubría precisamente una ‘Defensa Irresponsable’, con un contenido doctrinal que debería haber sido (y no lo fue) esencialmente ejecutivo.

Ahora, la ESN 2013 se presenta con otro slogan igualmente innecesario y falso (“Un proyecto compartido”). Porque ¿con quién se comparte…? ¿Entre el Gobierno y la Oposición…? ¿Con la Comunidad de Inteligencia o con los socios europeos…? Y, en su caso, ¿para qué se compartiría…? ¿Tal vez para tratar de integrar una estrategia común de Seguridad y Defensa, necesidad evidente que no aparece reflejada de ninguna forma…?

La realidad es que la ESN 2013 no es para nada ‘un proyecto compartido’, ni necesita serlo. Otra cosa es que en efecto convenga contemplar en conjunción los conceptos de Seguridad y Defensa (que son bien distintos), porque sin Defensa no se puede dar respuesta a los retos de la Seguridad, y también reforzar la relación con los países que proceda por causa de intereses o amenazas comunes; algo que nada tiene que ver con la idea de ‘compartir’ y sí con la deseable capacidad política de visualizar y comprender la seguridad en su dimensión real y no limitada al plano dialéctico.

De entrada, hay que destacar que, como mera aproximación teórica, la DDN 2012 afirmaba la necesidad de la “racionalizar” las estructuras relacionadas con la Seguridad Nacional para “alcanzar los objetivos marcados en las Líneas Generales”. Y para ello proponía una doble vía: “a) se contribuirá a la revisión de la Estrategia Española de Seguridad y b) se llevará a cabo una Revisión Estratégica de la Defensa”.

También reconocía que la disuasión es el resultado de disponer de unas capacidades y de la determinación de utilizarlas si acaso ello llegara a ser necesario”. Y se convenía que “se dará prioridad a la preservación y grado de disponibilidad de las capacidades de las Fuerzas Armadas, en función de unas prioridades establecidas”.

LOS INDEFECTIBLES PALMEROS DE TURNO

De ahí no pasaba prácticamente aquella deplorable DDN 2012. Pero ha servido al general Jesús Argumosa (DEM), director de Eventos del Grupo Atenea (el tinglado montado por el controvertido José Luis Cortina a fin de rascar lo que sea en el entorno del CNI y del Ministerio de Defensa), para enhebrar de inmediato, y precisamente en AteneaDigital.Es (31/05/2013), un artículo elogioso, marca de la casa, titulado “Estrategia de Seguridad Nacional 2013, Política de Estado”.

En su generosa lisonja, Argumosa afirma, de entrada, que con la ESN 2013 “se cumple el compromiso expresado por el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el mes de julio de 2012, cuando firmó la Directiva de Defensa Nacional 2012 (DDN 2012)”. Y añade que “constituye una revisión de la Estrategia Española de Seguridad 2011”, cosa obvia.

Acto seguido, el general Argumosa (hay que ver para lo que está quedando el Estado Mayor del Ejército) sorprende a sus lectores con esta simpleza: “En una primera aproximación hay dos importantes diferencias entre ambos documentos. La primera es el nombre del mismo, mientras la que hoy se aprueba se titula Estrategia de Seguridad ‘Nacional’ la del año 2011 tenía como título Estrategia ‘Española’ de Seguridad. Sin duda, el término nacional es mucho más sólido y contundente pues expresa con mayor fuerza nuestra propia identidad de entidad estratégica única”

Y la remata -porque el simple gusta de escuchar su propio eco- con esta otra: “Una segunda diferencia se encuentra en el consenso y oportunidad. Por un lado, el consenso que ha existido entre los dos grandes partidos implica considerar a la Estrategia de Seguridad Nacional como una Política de Estado. Por otro, la oportunidad es manifiesta ya que se publica apenas un año después del inicio de la legislatura lo que permite desarrollar con tiempo suficiente el planeamiento de la seguridad y defensa, a lo largo de la misma”...

Está claro que el Argumosa y el entorno de ‘analistas palmeros’ que le secundan, o el de los que él secunda, siempre dispuestos a ver todo lo oficial de color rosa, no comprenden la diferencia palpable que existe entre la Seguridad Nacional y la Defensa Nacional. Y si bien este segundo elemento -la ‘defensa’- es parte sustancial e imprescindible del concepto más amplio de ‘seguridad’, una Directiva de Defensa Nacional no puede generar nunca una Estrategia de Seguridad Nacional (porque se mueven en escenarios y niveles distintos), aunque si debe generar su propia Estrategia de Defensa Nacional: seamos formales y elaboremos primero las directivas (con sus obligados objetivos) y después desarrollemos las estrategias, las tácticas, la logística… necesarias al efecto.

Del mismo modo, tampoco parecen comprender que una Estrategia de Seguridad Nacional realista se debe desarrollar necesariamente a partir de una Directiva de Seguridad Nacional previa, inexistente en el caso que nos ocupa. Porque lo contrario es algo parecido a ‘apalancar con un churro’ o a construir una casa comenzando por el tejado; una boutade o, como hemos dicho, ‘un artificio retórico para políticos papanatas’.

Pero, quizás para evitar que otros analistas más rigurosos no le sonrojen por su incondicional apoyo al texto de marras, el general Argumosa parece haberse visto obligado a reconocer que “hay especialmente un tema que me preocupa y que encierra una debilidad en este documento”; y la señala de refilón a pesar de que la ‘debilidad’ sea definitiva y realmente descalificadora. De forma literal dice: “Se trata de la definición de los intereses nacionales de seguridad que no aparece en el texto. Es una pena porque toda la estrategia gira en torno a garantizar y defender nuestros intereses nacionales allá donde estén. Aunque menciona que la defensa de los intereses vitales y estratégicos de España en el mundo es un objetivo primordial de la Seguridad Nacional, nos quedamos sin saber cuáles son”

Ahí es nada, porque, aun expresándolo de forma cautelosa, Argumosa está reconociendo que toda la arquitectura de la Seguridad Nacional se está basando (y desarrollando) en relación con unos intereses ignotos o no reconocidos. En definitiva, no deja, pues, de reafirmar la tesis de la ‘retórica para papanatas’.

Aunque, para no resquebrajar su incondicional apoyo al texto del Gobierno, después de señalar el lamentable ‘agujero’ que la ESN 2013 presenta por debajo de su línea de flotación, es decir la inconcreción del ‘objetivo’, le pone un tapón de corcho con este pelotillero párrafo final: “En definitiva, con independencia de algunas carencias que se irán subsanando en próximas revisiones, creo que es un buen documento que nos permite asegurar que España ya se encuentra, en el campo del pensamiento estratégico y de seguridad, entre los países democráticos más avanzados”

Desde luego que hace falta ser osado -podríamos usar otro término mucho menos respetuoso- para afirmar, como hace el general Argumosa, que con la artificiosa ESN 2013 nuestro “campo de pensamiento estratégico y de seguridad” se sitúa nada menos que en el de los “países democráticos más avanzados”. Ciertamente bochornoso; pero dejémoslo ahí, porque, como bien advirtió el ingenioso Cervantes, “sobre el cimiento de la necedad no asienta edificio ningún discreto”…

¿UNA ‘ESTRATEGIA’ SIN DEFINIR OBJETIVOS Y MEDIOS…?

La ‘estrategia’ ha de responder a unos objetivos previos (y absolutamente propios y particulares) de Seguridad y Defensa Nacional -ya hemos dicho que hoy por hoy no están bien definidos-, enmarcados además en una auténtica Política de Estado y no en lo que el general Argumosa entiende como tal (que es un simple pacto de continuismo interesado entre plumillas del PP y plumillas del PSOE), por pacata que pueda ser. Porque, se entienda la ‘estrategia’ bien como arte o bien como técnica, en esencia y sentido amplio no es otra cosa que un conjunto sistémico de planteamientos y actividades (ideas y acciones), destinado a conseguir objetivos concretos… por supuesto con medios y recursos concretos.

Y, entonces, ¿cómo es que se plantea una ESN 2013 sin objetivos perfectamente definidos en tiempo y espacio y sin contemplar la correspondiente necesidad presupuestaria, propia o de los entes implicados…? Pues, como decimos, para cubrir sin mayor objeto el ‘expediente papanatas’ del momento y, de paso, acomodar en nuevas estructuras a los amiguetes del Gobierno que anden por ahí, con la mano y la ambición bien extendidas y superando su nivel de incompetencia.

Aunque el concepto de ‘estrategia’ hoy se haya incorporado a cualquier tipo de actividad humana, no conviene olvidar que tiene un origen militar, con antecedentes remotos en el ya citado “Arte de la Guerra” de Sun Tzu. En sí, la palabra ‘estrategia’ proviene del griego con el significado de ‘conducción de la guerra’ (stratos=ejército y agein=conductor, guía).

Cierto es que en nuestros días se habla de estrategias empresariales, de marketing, directivas, educativas, operativas, evolutivas…, de pensamiento estratégico, de mapas estratégicos, de geo-estrategia y hasta de juegos de estrategia… Pero hay que entender que cuando el término se aplica a la Seguridad Nacional (con tanta inclinación retórica e integradora la ESN debería haberse definido como una ‘Estrategia de Seguridad y Defensa Nacional’), se está asumiendo en su expresión militar; es decir, como la dirección operacional que, a partir del análisis de la posición del adversario (tiempos y espacios, amenazas próximas y remotas, medios de agresión y combate…) ha de establecer el uso más eficiente de la potencialidad propia para derrotarle en las mejores condiciones políticas y de costo material y humano, es decir de la mejor forma posible.

El general André Beaufre (1902-1975), uno de los expertos en Estrategia más reconocido, la define como “el arte de hacer que la ‘fuerza’ concurra para alcanzar las metas de la política”, con una visión menos estrecha que la de emplear las ‘fuerzas militares’ para alcanzar los objetivos políticos, que, más o menos, es la que se ha venido sosteniendo desde Clausewitz (1780-1831) hasta Raymond Aron (1905-1983). Así, Beaufre quiso superar el concepto de ‘arte militar’, subdividido inicialmente en estrategia y táctica, incorporando también la logística a la táctica como “combinación de las cosas materiales”, que presentan “un carácter científico-concreto que las hace ser bastante análogas al arte del ingeniero”.

Para el estratega Beaufre, la táctica es con toda claridad el arte de emplear las armas en el combate para conseguir su mejor rendimiento, mientras que la logística es la ciencia de los movimientos y los abastecimientos. De ahí que, elevando el concepto de ‘estrategia’ a un nivel más abstracto, incluso lo redefiniera como “el arte de la dialéctica de las voluntades que emplean la fuerza para resolver su conflicto”, pero con su correspondiente táctica y logística.

En consecuencia, hablar de ‘estrategias’ sin correlación con los fines y medios correspondientes, es decir en pura teoría y sin concretar su implementación en lo más mínimo, es puro diletantismo, sobre todo en el ámbito de la Seguridad. Al igual que lo sería en el de la Defensa, que es parte más que sustancial de aquella.

De hecho, Basil H. Liddell Hart (1895-1970 ya había apuntado también una clara relación entre medios y fines al definir la ‘estrategia’ como “el arte de la distribución y aplicación de los medios militares para alcanzar los objetivos de la política”. Además, puntualizó que “una estrategia depende, primero y principal, de un acertado cálculo y coordinación entre los fines y los medios”, señalando también que “un buen ajuste entre medios y fines establecerá una perfecta economía de fuerzas” y que “la perfección de la estrategia sería producir una decisión favorable sin una pelea importante”

Esta Newsletter no pretende sentar cátedra de estrategia, ni de defensa, ni de seguridad, pero sí coadyuvar a la crítica de las políticas necias, gratuitas, estériles y dilapidadoras; porque, además de ser ineficaces, y a menudo incluso gravemente inconvenientes, al fin y a al cabo se soportan con cargo al erario público, que es el de todos los españoles. Que la ESN 2013 se enmarca en ese tipo de despilfarros políticos y palabrería reiterada de ‘corta y pega’, es más que evidente, y que despierta el recelo de muchos analistas informados también.

Baste leer al respecto el ‘puntillazo’ con el que el teniente general Pedro Pitarch, quien entre otras cosas ha sido director general de Política de Defensa, despacha la ESN 2013 en el artículo de su blog titulado “ANV 25: Cuadrar el círculo” (01/06/2013), accesible desde esta web:

Coincidiendo, casualmente, con la celebración (por llamar de alguna manera lo de este año) del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS 2013), el Consejo de Ministros de ayer aprobó la cacareada Estrategia de Seguridad Nacional. Y con ella la vertebración del llamado Consejo de Seguridad Nacional. Se ha dado imagen de consenso entre las principales fuerzas políticas (“nos sentimos confortables con el texto”, se dice que dicen en el PSOE). El nuevo parto servirá para que algunos responsables políticos y militares crean, o mejor, traten de hacer creer al respetable --ya lo están haciendo--, que con esto España ha dado un paso definitivo para garantizar su seguridad.

Uno, que ya es perro viejo, sabe cómo se fabrican estas cosas y, sobre todo, cómo suelen desarrollarse. Así es que, a la vez que da la bienvenida a la Estrategia y al Consejo, levanta las orejas con bastante escepticismo. Está acostumbrado a ver papeles y papeles con grandes formulaciones y amplias declaraciones de intenciones, que luego en el plano de los hechos quedan en papel mojado. Sirven, eso sí, para justificar plantillas y que gentes, sin preparación suficiente ni adecuada solvencia profesional, encuentren vía ‘digital’ un confortable acomodo en las nóminas de las nuevas organizaciones. Para empezar, y como mera presunción anecdótica, lo de las reuniones del Consejo, al menos una vez cada dos meses, es que no me lo creo. Sí me creo que habrá una primera reunión, para hacerse la correspondiente foto, y en la que no faltará ni uno de los 15 miembros del pleno. Después… ya veremos. Vaya, parafraseando lo que dicen algunos medios, con el nuevo Consejo de Seguridad Nacional, España se pone al mismo nivel que EEUU, Gran Bretaña y Francia. ¡Habrase visto mayor incultura de defensa…!

No voy a entrar en el análisis de la nueva estrategia. Ya muchos lo están haciendo. Además de los teóricos de siempre, los conocidos exégetas a sueldo y otros supuestos expertos en seguridad y defensa, que últimamente proliferan como hongos. Por mi parte, y por citar únicamente una de las bases que fundamentan mi profundo escepticismo, tengo que recordar que si bien seguridad y defensa no son la misma cosa, la segunda es una parte esencial de la primera. Y poco vale aprobar una estrategia y vertebrar un Consejo, es decir, actualizar sobre el papel el marco de respuestas frente a los retos a la seguridad, si luego no hay con qué implementarlo. Salir de la monumental crisis de confianza en todo --que es seguramente el más dañino de los males que hoy aquejan a la sociedad española--, demanda más coherencia. Menos predicar y dar más trigo. El bajonazo de la operatividad sufrido por las FAS, que las mantiene en una situación de penuria operativa relativa desconocida en los últimos 50 años, y de la que será muy difícil salir en muchísimo tiempo, no se compadece con la ‘grandiosidad’ de miras diseñada en la Estrategia de Seguridad Nacional. Describamos las cosas como son. Aunque solo sea por una vez: así no vamos a ningún sitio; este círculo no cuadra.

Nada que objetar a lo escrito por Pitarch, salvo su brevedad y el haberse dejado en el tintero todo lo que le puede sugerir la ESN 2013. Cuando en su momento criticó la DDN 2012 (03/08/2012), fue bastante más expresivo, afirmando que, después de prescindir de todo el adorno literario, su posible ‘magro’ se limitaba prácticamente a las cinco “Directrices a seguir en la presente Legislatura” (apartado 4), recogidas en apenas dos folios, de los diez que abarca el documento. Sobre ellas cabe añadir que no pasan de conformar un cuadro de aspiraciones inconcretas, sin la menor precisión ni cuantificación, carentes de sentido específico y que, como ‘instrucciones’ o normas prácticas para la ejecución de algo, que es lo que deberían ser, constituyen una auténtica tomadura de pelo, muy similar a la de la ESN 2013.

Pero es que, además, la DDN 2012 (vigente) confunde en su apartado 3 lo que de hecho son ‘líneas generales de la política de defensa’ con algo en esencia muy distinto y que en dicho documento brilla por su ausencia: los ‘objetivos’ de la política de defensa. Claro está que eso es lo de menos, porque el documento (difuso y superfluamente profuso) es infumable en cada una de sus partes y, todavía más, en su conjunto, hasta el punto de desacreditar seriamente al Consejo de Defensa Nacional que se atrevió a ratificarlo, con el Jefe del Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas a la cabeza.

En cualquier caso, Pitarch desbrozó entonces un poco más el bodrio en cuestión, apuntalando su análisis con tres párrafos bien expresivos que ahora conviene recordar, porque se correlacionan claramente con el estilo también esencialmente vacuo y altisonante de la ESN 2013:

Entrando más al fondo, se encuentra un lenguaje a veces poco pulido y un mensaje con frecuencia incoherente. No faltan grandilocuentes formulaciones: “garantizar la seguridad de los españoles es una responsabilidad y obligación inalienable, intransferible e irrenunciable del Gobierno de la nación”, o “asegurar una España fuerte”, o la necesidad de contar con un “instrumento preparado y adaptado para dar respuesta a las posibles amenazas, riesgos y retos que se puedan llegar a presentar”. A ello se junta la mención de nuevos riesgos y/o amenazas (a veces de difícil identificación) que se añaden a los hasta ahora existentes y que no han desaparecido. No hay relación lógica entre lo que se proclama y lo que lo sustenta: el presupuesto de gastos de defensa para 2012. Es una situación muy incoherente e inestable porque la Fuerza --como ya se ha dicho tantas veces en este blog-- adolece de falta de preparación para el cumplimiento de su misión. Y --añado--, cuanto más tiempo se prolongue esta situación, más difícil y costosa resultará salir de ella.

Una mera aproximación al escenario de los “deseos” que se han descrito al comienzo del párrafo anterior, demandaría no solo no recortar sino incrementar sustancialmente la actual dotación presupuestaria de Defensa. Y no creo que esa sea la intención del Sr. Rajoy. Un ejemplo paradigmático de todo este lío se encuentra en el último párrafo del apartado 2 de la Directiva que es, supuestamente, la conclusión de la repercusión para España de la evolución del panorama estratégico. Depurando tal párrafo --para no perder al lector--, se afirma (sin ambigüedad en este caso) que “España debe garantizar la seguridad de las materias primas que sostienen su forma de vida, frente a las amenazas que se ciernan”. ¡Vaya tela!, diría un sevillano. Porque esa garantía exige, entre otras cosas, un nivel de ambición y el consiguiente objetivo de fuerza aeronaval que ni con diez veces el presupuesto actual se conseguiría. Veremos qué arte se da el JEMAD para desarrollar esa exigencia en el subsiguiente planeamiento militar. A lo mejor esta es la razón (con perdón) por la que el presidente del gobierno no ha (potencialmente) firmado la DDN 2012.

Pero quizás lo más grave, desde el punto de vista de organización conceptual del documento, se dé en el fundamental campo de los objetivos, que supuestamente deberían figurar en el apartado 3 de la Directiva. Simplemente, no se identifican cuando, por definición, deberían ser elementos concretos perfectamente identificables más allá de dudas e interpretaciones. Porque su consecución permite obtener las finalidades pretendidas por quien los fija. Además son puntos focales, puntos de convergencia, de todos los esfuerzos de la defensa nacional. Se podría así afirmar que lo más original de la DDN 2012 es no marcar objetivos. En su lugar, en el apartado correspondiente, el documento habla de tres rasgos esenciales de nuestra seguridad: el incremento de la inestabilidad en nuestro entorno cercano, la búsqueda de un vínculo transatlántico más sólido (¿OTAN/EE UU/bilateral?) y el impacto negativo de la crisis económica en nuestras propias capacidades defensivas y la disminución del paraguas colectivo. Y se remata el fiasco con unas líneas generales de la política de defensa. Pero, ¿dónde están los objetivos?, me preguntaba hace unas horas un almirante, quien --me confesaba-- que lo que más le molestaba de esta DDN era pasar vergüenza ajena, al pensar que la iban a leer sus homólogos de París, Berlín o Washington.

EL ‘CAMBIO POR EL CAMBIO’… Y CADA VEZ A PEOR

El esperpento documental al que se llegó con la DDN 2012, sólo se pudo entender por el desinterés tradicional del PP en la política de defensa y por el menosprecio que, en el fondo, sus dirigentes (no sus bases) siempre han mostrado hacia la institución militar. Y, ahora, el incipiente ridículo que supone la ESN 2013 (‘más de lo mismo’, que seguirá ‘sirviendo para nada’) sólo se entiende por el desinterés del mismo Gobierno de Rajoy en comprender y asumir de verdad el concepto de Seguridad y Defensa Nacional, aceptando que los analistas-chupatintas de turno le cuelguen las guinditas y la nueva terminología necesarias para dar a entender que acaban de descubrir el ‘ungüento amarillo’ que cura todas las enfermedades y remedia todos los males.

Porque, en realidad, el Consejo de Seguridad Nacional que el Gobierno del PP va a crear ahora, como quien descubre el Nuevo Mundo, no es otra cosa que un remedo del Consejo de Defensa Nacional ya establecido en el artículo 8 de la Ley Orgánica 5/2005/, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, que a su vez es una reconversión de la anterior Junta de Defensa Nacional, de contrastada validez durante los 25 años que estuvo vigente.

Pero, ¿qué va a ser, entonces, del actual Consejo de Defensa Nacional cuando se apruebe el Consejo de Seguridad Nacional…? ¿Sustituirá este nuevo Consejo de Seguridad Nacional a la actual Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia establecida en el artículo 6 de la Ley 11/2002, de 6 de mayo, reguladora del Centro Nacional de Inteligencia? ¿Y convivirán, en su caso, o no, estas dos comisiones también con la Comisión Delegada del Gobierno para Situaciones de Crisis…?

Y, todavía a mayor lío, ¿cómo se va a confrontar la nueva ‘Ley Orgánica de Seguridad Nacional’, cuyo anteproyecto, según el Gobierno, va a elaborar la Comisión de Seguridad Nacional como primera y emblemática tarea, con la Ley Orgánica de la Defensa Nacional y con la Ley reguladora del CNI…? ¿Se va a retocar la normativa ya existente o será definitivamente derogada por la nueva…?

¿Estamos, acaso, ante una maniobra preparatoria de un ‘golpe de Estado legislativo’ para acabar con las aspiraciones soberanistas y, de paso, para reforzar el establishment político o consolidar una democracia dictatorial…?

Porque, en este contexto re-maquillador del sistema de Seguridad Nacional, ¿por qué razón el Gobierno no se plantea, por ejemplo, la reforma de la vigente Ley 9/1968, de 5 de abril, de Secretos Oficiales (modificada por la Ley 48/1978, de 7 de octubre), reputada de inconstitucional y tan determinante en términos de legitimidad política y democrática…? De hecho, su introducción, que como decimos se mantiene plenamente vigente, todavía remite la materia nada más y nada menos que al control político de las Cortes Españolas (no las Cortes Generales) y del Consejo Nacional del Movimiento, lo que no deja de ser deplorable y ciertamente incoherente con la puesta al día del sistema…

Paréntesis: A los lectores interesados en el tema, les recomendamos el artículo de opinión de Fernando J. Muniesa titulado “El sistema de Seguridad Nacional y la reforma de la vigente Ley de Secretos Oficiales”, el “Informe del Defensor del Pueblo sobre la vigente regulación de los secretos oficiales” 09/02/2012) y el “Informe del Consejo de Europa sobre el control de los servicios de seguridad interior en los Estados Miembros” (07/03/2012), publicados en esta web.

La respuesta es sencilla. Si correlacionamos el desmadre político en curso, incluyendo la corrupción en la vida pública y sus derivadas de crisis general, de malestar social extremo y de grave cuestionamiento del sistema de partidos (y la amenaza secesionista calentando motores), con las reformas que promueve el Gobierno en áreas sensibles al respecto, como la Justicia, la Defensa y la propia Seguridad Nacional, es evidente que lo que se busca (y además con escasa sutileza) no es otra cosa que asegurar el blindaje del sistema y la prevalencia de la clase política. Ahí están, como evidencia de lo dicho, el control a ultranza del Poder Judicial (CGPJ y TS) y del Tribunal Constitucional que el ministro Ruiz-Gallardón ha perseguido a punta de bayoneta y sus aspiraciones, de momento fallidas, para controlar la ‘amenaza’ de la Red (ya veremos hasta dónde se llega con la excusa de la ciberguerra).

Pero es que en ese mismo sentido, también llama la atención que en la ESN 2013 no se contemple como amenaza expresa a la Seguridad Nacional el ítem de la ‘corrupción institucional’, como se contempla, por ejemplo, en las estrategias de Seguridad Nacional vigentes en Estonia. Un país, en el que, como en otros mucho más avanzados (incluido Estados Unidos), también se llevan al mismo plano estratégico riesgos como las ‘tensiones sociales’ o las ‘epidemias’, olvidados en España. Y no digamos el de la ‘secesión’, que hoy por hoy acaso sea nuestra amenaza más específica y preocupante.

Está claro que la ESN 2013 confunde de forma sistemática objetivos con aspiraciones y prioridades, la seguridad individual con la nacional, los riesgos con las amenazas (que equipara aun siendo conceptos distintos) o los fines con los medios… Y que, como buen traje cortado a la oscura medida del Gobierno, se saca de la manga lo que más le conviene (por ejemplo, la ‘inseguridad marítima’ -ahí es nada lo que abarca el término-, aunque también podría haber sido la ferroviaria o la sideral), mientras ignora lo más sustancial y verdaderamente acuciante.

DEL ARTIFICIO RETÓRICO A LA TOMADURA DE PELO

Como buen artificio retórico, la ESN de marras evita cuidadosamente las palabras necesarias, que -según la máxima de Lao Tse- pueden sonar mal, y abusa de las que suenan bien, aunque no expresan la verdad y ni siquiera nada sustancioso. Pero no se queda en eso.

La simpleza documental del caso, que es de auténtica vergüenza ajena, conduce además a una tomadura de pelo de primera magnitud, sintetizada en la ristra de frases-concepto que los ‘expertos’ de la Seguridad Nacional afincados en la Presidencia del Gobierno han destacado tipográficamente en su edición oficial como ‘no va más’ de la ESN 2013, entrecomilladas, en negrita y con cuerpo mayor. Veámoslas una por una, porque les retrata perfectamente en su simple y desnuda ignorancia:

  • “Las sociedades que se hacen responsables de su seguridad son sociedades más libres”.
  • “La Seguridad Nacional es objeto de una Política de Estado, que requiere la planificación y definición de principios y líneas de actuación permanentes, capaces de dar respuestas integrales a los desafíos actuales”.
  • “El dinamismo del entorno y de la propia realidad nacional exigirá un esfuerzo de actualización constante y una revisión periódica”.
  • “La defensa de los intereses vitales y estratégicos de España en el mundo es un objetivo de la Seguridad Nacional”.
  • “La seguridad y el bienestar de España y sus ciudadanos se determinan y gestan dentro y fuera de nuestras fronteras. Ya no es posible distinguir entre seguridad exterior e interior”.
  • “Avanzar en la construcción europea es hacer a España más segura y más próspera”.
  • “Un Mediterráneo democrático y con mayores cotas de prosperidad es la mejor garantía de seguridad para todos los países de la región”.
  • “América Latina es una región de gran importancia estratégica con la que España mantiene relaciones de singular arraigo”.
  • “El importante crecimiento de la población hispanohablante de Estados Unidos es un factor determinante en nuestra relación”.
  • “Para los intereses españoles, tres zonas serán vitales en las próximas décadas: el Sahel, el Cuerno de África y el Golfo de Guinea”.
  • “Asia se encuentra en el centro de la reordenación geopolítica que anticipa el mundo que viene”.
  • “Rusia es el mayor vecino de la UE y un actor estratégico fundamental”.
  • “Los retos y amenazas globales sólo pueden tener soluciones globales”.
  • “Junto a los riesgos y amenazas, conviven en el escenario internacional otros factores potenciadores que pueden generar nuevos riesgos o amenazas o multiplicar y agravar sus efectos”.
  • “En la actualidad la interdependencia global ha disminuido la probabilidad de confrontaciones clásicas entre Estados, pero los conflictos armados siguen representando una amenaza capital para la seguridad”.
  • “Prevenir, impedir y derrotar el terrorismo, con independencia de su origen, es un fin prioritario del Gobierno”.
  • “La dependencia de la sociedad del ciberespacio y su fácil accesibilidad hacen que cada vez sean más comunes y preocupantes las intromisiones en este espacio”.
  • “Los vínculos existentes entre las organizaciones criminales y los grupos terroristas son cada vez más estrechos”.
  • “La globalización ha propiciado que los acontecimientos se aceleren especialmente en el plano económico-financiero, exigiendo a los Estados y a las organizaciones y los organismos internacionales respuestas rápidas a los cambios que acontecen”.
  • “La seguridad energética de España depende de todos estos factores y de la seguridad de nuestras infraestructuras y redes de transporte frente a ataques intencionados o desastres naturales”.
  • “El desarrollo de programas nucleares -supuestamente con fines pacíficos- puede suponer una amenaza, cuando el empleo de esa tecnología pretende evitar el cumplimiento de las normas internacionales sobre no proliferación”.
  • “El nuevo escenario exige esfuerzos de pedagogía y protección por parte de las Administraciones, así como una promoción activa del enfoque de la inmigración como suma positiva en el ámbito económico, social y cultural”.
  • “El espionaje se ha adaptado al nuevo escenario del mundo globalizado y aprovecha las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación”.
  • “Los recurrentes y devastadores incendios que asolan nuestro patrimonio natural constituyen un serio problema para España”.
  • “Junto al aumento de actividades lícitas en el mar se ha producido también un aumento de actividades ilícitas o criminales que aprovechan las particularidades del medio para su desarrollo”.
  • “Las sociedades modernas son cada vez más dependientes del complejo sistema de servicios esenciales que dan soporte y posibilitan el normal desenvolvimiento de los sectores productivos, de gestión y de la vida ciudadana en general”.
  • “Las sociedades modernas son cada vez más dependientes del complejo sistema de servicios esenciales que dan soporte y posibilitan el normal desenvolvimiento de los sectores productivos, de gestión y de la vida ciudadana en general”.
  • “El Consejo de Seguridad Nacional será un órgano colegiado del Gobierno que se reunirá con carácter periódico”.

Toda una generosa acumulación de obviedades y perogrulladas sin cuento, salpicadas de tonterías y sandeces, y presentadas nada menos que como sesudas aportaciones a la Estrategia de Seguridad Nacional. Y precedidas además de una introducción en la que el propio presidente Rajoy, puesto al frente del ridículo general, la califica alegremente de “paso trascendente” en el “pensamiento estratégico”. Ahí queda eso…

ATENTOS AL DESASTRE QUE SE AVECINA

Si observamos el continuo deterioro formal y conceptual de la legislación en materia de Defensa (y claro está el deterioro del propio modelo de Defensa Nacional que conforma), junto a la no menos lamentable organización legal del sistema de Inteligencia, es de temer que, justo de la mano del PP, se avecine un desastre normativo de muchísimo cuidado, contagiando al conjunto del Sistema de Seguridad Nacional ahora ‘descubierto’ por los mismos linces que lo vienen perjudicando desde la propia Transición. Ya machacada como está la Defensa Nacional, parece que va a poderse machacar todavía más y que vamos a tener que olvidarnos de cualquier reforma razonable de los Servicios de Inteligencia y del propio Sistema de Seguridad y Defensa Nacional.

Porque la cuestión de fondo, desde luego paradójica, es que los avispados del PP, comandados por el avispado Rajoy, pueden terminar montando una ‘contrarreforma’ legislativa en lugar de la ‘reforma’ institucional que hoy por hoy necesita el país. Empeño en el que, además de morir políticamente, acabarían dejando el poder en manos de la izquierda más radical y por muchos años.

Tras el descrédito que la ratificación de la DDN 2012 ya supuso para el Gobierno de Rajoy, la ESN 2013 puede generar ahora otro mayor con cargo directo al flamante Departamento de Seguridad Nacional que presta asesoramiento y apoyo técnico en tan delicada materia a la Presidencia del Gobierno, estrenado el documento de marras. Lo dirige Alfonso de Senillosa, sin experiencia ni mérito reconocido al efecto (creó y gestionó con notable éxito la cadena de servicios de reprografía ‘Workcenter’), al margen de la amistad personal que mantiene con Jorge Moragas, su jefe inmediato y director del Gabinete de Rajoy: un equipo (Senillosa-Moragas) especialmente bien avenido y con una importante y delicada tarea que desarrollar en el ámbito de la Seguridad Nacional, al que la Comunidad de Inteligencia internacional ya mantiene bajo atenta observación, por delante y por detrás…

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