Andrew Korybko
Andrew Korybko
Como se sabe ahora por la sabiduría de la retrospectiva, el asesinato de Alexander Zakharchenko no fue el desencadenante para reavivar las hostilidades convencionales entre Kiev y las Repúblicas de Donbass como algunas personas temían que ocurriría inmediatamente después de que se cometiera el atentado, aunque eso, por supuesto, no significa que no fue la intención de quienes lo llevaron a cabo y patrocinaron a los terroristas. Debido a la frialdad y autocontrol de las autoridades de Donetsk, optaron por no actuar contra Kiev, que la mayoría de los observadores sospecha que planeó esta operación junto con Washington. Eso no quiere decir que una respuesta u otra no será próxima, sino que probablemente se mantendrá en el reino de las "guerras de la sombra" por el momento.
Otro punto a tener en cuenta es que el asesinato fue diseñado para cultivar una atmósfera de temor y sospecha dentro de las filas rebeldes, así como para disminuir la fe de la población en las autoridades. Donetsk fue forzada inesperadamente a experimentar una repentina transición de liderazgo bajo las circunstancias más difíciles, y las nuevas autoridades deberán estabilizar la situación en el frente interno antes de considerar seriamente cualquier respuesta convencional como el reinicio de un conflicto a gran escala con Kiev. La razón por la cual el gobierno golpista no aprovechó la situación militarmente se debe a que las fuerzas armadas de los rebeldes se mantuvieron atentos a pesar de la crisis política dentro de su república autoproclamada, que no era lo que Kiev esperaba.
El momento del asesinato de Zakharchenko también merece ser visto porque parece coincidir con la próxima ceremonia de apertura de la Asamblea General de la ONU a fines de este mes, durante la cual Poroshenko podría usar su púlpito mundial para tratar de unir al mundo occidental contra Rusia y los rebeldes. Esa es otra razón por la cual cualquier respuesta convencional a este asesinato sería objeto de un mayor escrutinio porque sería enmarcada como la llamada "agresión" y sería explotada para más sanciones, que podría promulgarse de todos modos bajo otros pretextos pero que Rusia preferiría no tener nada que ver con la Guerra Civil Ucraniana mientras continúe su incipiente acercamiento con los socios de Minsk Francia y Alemania.
De hecho, incluso podría ser el caso de que Rusia esté utilizando sus canales de comunicación con los rebeldes de Donbas para alentarlos a abstenerse de cualquier acción militar imprudente en respuesta a la última provocación terrorista, entendiendo que una respuesta convencional en el presente (palabra clave) las circunstancias en realidad podrían jugar a favor de los Estados Unidos y Kiev. Nuevamente, eso no debe entenderse como que esta posible evaluación de la situación es inamovible, sino que es probable que así sea como Rusia lo percibe en el momento dado en vista de la situación internacional imperante, y que el resultado más probable en el corto plazo es una continuación de la "guerra de las sombras" entre Kiev y las Repúblicas de Donbas pero no un conflicto a gran escala.