Opinión

El bombardeo de Praga: ¿un error fatal o un acto intencional?

Victoria | Martes 20 de febrero de 2018

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El 14 de febrero transcurrieron 70 años del bombardeo más trágico sobre la capital checa, que se cobró las vidas de más de 700 personas. Aunque las autoridades norteamericanas proclamaron que sus fuerzas aéreas habían confundido la capital checa con la ciudad alemana de Dresde, aún no se ha desmentido la duda de que el ataque fuera un propósito planificado. En esta edición de 'Legados del Pasado, Testimonios del Presente' les acercaremos las circunstancias de este trágico capítulo de la historia nacional.

Dominika Bernáthová



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Dominika Bernáthová

El 14 de febrero transcurrieron 70 años del bombardeo más trágico sobre la capital checa, que se cobró las vidas de más de 700 personas. Aunque las autoridades norteamericanas proclamaron que sus fuerzas aéreas habían confundido la capital checa con la ciudad alemana de Dresde, aún no se ha desmentido la duda de que el ataque fuera un propósito planificado. En esta edición de 'Legados del Pasado, Testimonios del Presente' les acercaremos las circunstancias de este trágico capítulo de la historia nacional.

El día del Miércoles de Ceniza, poco después del mediodía, las sirenas de alarma empezaron a sonar en toda la capital checa. No era la primera vez, y acostumbrados a numerosas falsas alarmas, muchos praguenses subestimaron el riesgo e ignoraron la recomendación de esconderse en refugios antiaéreos o sótanos.

Los checos no esperaban convertirse en el blanco de un bombardeo, ya que durante la Segunda Guerra Mundial no eran enemigos de los Aliados, sino víctimas de la ocupación nazi.

Arrojar las bombas a la ciudad con río

Según la explicación de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas, sus aviones B-17 se vieron azotados por fuertes vientos que desviaron algunos de ellos a unos 120 kilómetros del blanco de bombardeo planificado, la ciudad alemana de Dresde.

Al hallarse encima de una ciudad con un río serpentino, el comandante de la flota mandó arrojar las bombas, convencido de que se encontraba en el lugar correcto.

De acuerdo con otra teoría, la capital checa fue determinada por los norteamericanos como un objetivo previamente a fin de evitar que las empresas industriales, que servían también de fábricas de armas para los nazis, cayeran en las manos del Ejército Soviético.

El comisario del Museo Técnico Nacional, Michal Pleva, se inclina por la primera hipótesis.

“Me dedico a este tema desde hace siete años y no he encontrado ningún documento de las Fuerzas Norteamericanas o de los Aliados que determinara Praga como el blanco de bombardeo. Es verdad que antes los Aliados habían planeado un ataque a las fábricas checoslovacas, pero nunca llegaron a realizarlo. También los comandantes estadounidenses planificaron un bombardeo a Praga para el 30 de octubre de 1944, pero finalmente las condiciones climáticas impidieron ejecutarlo. El único ataque planeado por los norteamericanos surgió el 25 de marzo del mismo año, afectando a los barrios de Libe? y Vyso?any porque fabricaban un tipo de tanque”.

Por su parte existen opiniones de que los pilotos debían ser conscientes de que Dresde ya estaba medio arrasada por ataques previos, mientras que la ciudad que se hallaba debajo de ellos estaba intacta.

Los cinco minutos desastrosos

Las primeras bombas alcanzaron el barrio praguense de Radlice y otras impactaron en las zonas de Pankrác, la Ciudad Nueva, Vršovice, Nusle, Žižkov y Vinohrady.

Los cinco minutos de bombardeo se llevaron las vidas de 701 personas y provocaron graves heridas a más de 1180 ciudadanos. Algunos de los cadáveres llegaron a ser encontrados hasta 30 años más tarde, como en el caso del hallazgo de los restos mortales de 23 personas en un sótano en el barrio de Vinohrady.

El hecho de que los sótanos y refugios antiaéreos no siempre resultaron seguros lo demostró la bomba arrojada sobre un refugio en la Plaza de Carlos, que mató a más de cien personas.

Por una desdichada coincidencia, aquel día Praga contaba con un número reducido de bomberos, dado que muchos se habían dirigido a ayudar a Dresde, destrozada por devastadores bombardeos.

En pocos segundos desaparecieron unas 93 casas y alrededor de 190 edificios sufrieron fuertes daños. El más afectado del Patrimonio Cultural capitalino resultó el Monasterio de Emaús, situado en el recinto de Vyšehrad. Tras haber sido arrasado por tres bombas incendiarias, permaneció durante varios días en llamas.

Las bombas alcanzaron entre otros también el Hospital de Vinohrady, la Casa de Fausto y un incendio engulló más de 30.000 piezas del almacén del Teatro Nacional,

Se tardó decenas de años en reconstruir las zonas bombardeadas. La última obra edificada en una de las zonas afectadas es la conocida Casa Danzante, finalizada en 1996.

La tragedia en el éter de la Radiodifusión Checa

La Radiodifusión Checa informó sobre la tragedia de la capital, pero no de modo de reportaje. Según declaró el reportero Josef Cincibus, no consideró ético salir a las calles llenas de dolor y sufrimiento con un micrófono. Una hipótesis, sin embargo, estima que grabar con el micrófono le fue impedido por la Propaganda Nazi, preocupada por las posibles reacciones negativas. Josef Cincibus entonces contó al éter lo que vio, pero no describiendo el horror con detalle, sino insinuando y en ocasiones apenas pudiendo acabar la frase.

Así comentó su visita a una cafetería capitalina que en aquel momento servía de una consigna de cadáveres.

“Entró un hombre, ensangrentado y con una mano vendada. Al haber sido preguntado qué deseaba contestó: -“Tengo aquí a mi mujer y a mi hijo”. Yo mismo los saqué de las ruinas”. Es difícil de describir... El hombre se dirigió con un enfermero hacia una cubierta debajo de la que se hallaba una mujer joven y un niño de dos años. Un chiquillo. Con pies descalzos... No voy a comentar más”.

El reportero Josef Cincibus era considerado por muchos como colaborador de los nazis. Fue él quien comentó el funeral del Protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, entrevistó a obreros que condenaban el atentado al Protector, y comentó los encuentros de los checos para apoyar el Tercer Reich.

Aún así el reportero acabó detenido por la Gestapo, la policía secreta, siendo acusado de sabotaje, supuestamente por el modo de comentar los reportajes.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el Tribunal Nacional lo declaró inocente y de confianza para la nación checoslovaca. No obstante no lo fue para los comunistas, que subieron al poder tres años después de que acabara la guerra y lo despidieron de la radio.

Odio y servilismo

Según dijo el historiador Jind?ich Marek, del Instituto Militar de Praga para la Televisión Checa, la nación se dividía en tres grupos en cuanto a la actitud hacia el bombardeo.

“Los que habían perdido a un miembro de la familia o su vivienda se convirtieron lógicamente en críticos de los aviadores norteamericanos. Los miembros de la Resistencia Democrática culparon a los ocupantes nazis razonando que si no estuvieran allí, Praga no habría sido bombardeada. Y la última era una masa amorfa de ciudadanos que trabajaba en las fábricas de armas a cambio de unas latas de sardinas, un poco de ron y tabaco. Esta gente no tenía ninguna relación hacia su propia nación y representaba un blanco fácil para la propaganda nazi y posteriormente también para la comunista”.

Fuera un error o no, la propaganda nazi al igual que los comunistas aprovecharon la tragedia en su campaña contra los Estados Unidos.

Tras el chocante e inesperado ataque, los praguenses fueron convencidos de que semejante tragedia no volvería a surgir. Sus esperanzas se vieron frustradas apenas un mes después, cuando a principios de marzo tuvieron lugar dos ataques más pequeños.

Los aviones norteamericanos volvieron a aparecer encima de Praga también el 25 de marzo, a fin del mencionado ataque a zonas industriales. En total unas 60 fábricas de los barrios de Libe? y Vyso?any se vieron destruidas o fuertemente dañadas.

Este ataque acabó con las vidas de más de 250 personas e hirió a 500. No hubo mayores pérdidas gracias a que era domingo, día no laboral.