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El bloque multipolar: La fortaleza de la alianza China-Rusia

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
viernes 28 de enero de 2022, 17:00h

El 2 de marzo de 1969, en una pequeña isla del fronterizo río Ussuri, comenzó el enfrentamiento armado entre China y la Unión Soviética, que duró hasta septiembre. En los diversos enfrentamiento durante esos meses murieron por lo menos 800 soldados chinos y un centenar de soviéticos.

Raúl Zibechi

 

Raúl Zibechi

El 2 de marzo de 1969, en una pequeña isla del fronterizo río Ussuri, comenzó el enfrentamiento armado entre China y la Unión Soviética, que duró hasta septiembre. En los diversos enfrentamiento durante esos meses murieron por lo menos 800 soldados chinos y un centenar de soviéticos.

Recién en 1991, treinta y un años después, se alcanzaría un arreglo satisfactorio para ambas potencias.

El periodista Rafael Poch de Feliu, que durante décadas fue corresponsal en Moscú y en Pekín, sintetiza en el artículo La guerra del Ussuri, la tensión militar entre ambas naciones: "La URSS mantenía a lo largo de su amplia frontera de 4.200 kilómetros con China, 44 divisiones militares, 13 más que en su flanco occidental ante la OTAN".

Apenas dos años después de esos combates, Henry Kissinger viajó e Pekín en secreto para reunirse con Chou en Lai, primer ministro chino, preparando la visita del presidente Nixon en febrero de 1972. La normalización de las relaciones entre EEUU y China fue clave para que Washington se enfocara en la competencia con la URSS, sabiendo que no podía confrontar con las dos naciones de forma simultánea.

La estrategia diseñada por Kissinger dio sus frutos a fines de la década siguiente con la implosión de la URSS y la descomposición del campo socialista europeo. Separar a los dos grandes enemigos, siempre fue una cuestión decisiva para que EEUU pudiera mantener su dominio global. Pero desde la crisis de 2008, las cosas comenzaron a cambiar de forma muy acelerada.

Al día de hoy, contra todo pronóstico y superando los duros enfrentamientos de antaño, China y Rusia pueden asegurar que han forjado una alianza sólida, tanto económica como política y militar. La clave es la agresividad del Pentágono en el Mar del Sur de China y en las fronteras de Rusia. En ambos casos la estrategia consiste en rodear militarmente a sus adversarios para desestabilizarlos y derrotarlos.

Un extenso artículo en South China Morning Post de Hong Kong, del 23 de enero, titulado "Cómo China y Rusia forjaron una amistad después de superar diferencias de décadas", señala que la hostilidad de Occidente es la clave de la alianza, apoyada en "los beneficios económicos mutuos".

Indagar sobre la fortaleza de esta alianza es un tema clave, ya que muchos analistas en Occidente, incluyendo académicos de renombre, piensan que se trata de una relación endeble destinada a no durar en el tiempo. El sociólogo Immanuel Wallerstein, por ejemplo, siempre sostuvo que China estaba condenada a entenderse con EEUU y Rusia con Europa, un análisis que resultaba básico y compartible hasta la crisis de 2008.

Para el diario hongkongués, la finalización del puente sobre el río Heilong, conocido como Amur en Rusia, propuesta en 1988, "es una señal de cómo Pekín y Moscú han navegado las décadas intermedias para acercarse más que nunca". Desde 2013, Putin y Xi Jinginp han sostenido 37 reuniones por video y el presidente ruso estará en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en China el 4 de febrero.

La presencia de Putin en Pekín es interpretada como una muestra de solidaridad después de que Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia anunciaran un boicot diplomático por los derechos humanos. Por un lado, Xi expresó su apoyo a su "viejo amigo" Putin, ante las amenazas de sanciones occidentales por Ucrania, en tanto Putin dijo que las relaciones bilaterales están "en su punto más alto, lo que refleja un alto nivel de confianza estratégica mutua".

La alianza actual entre Rusia y China se apoya en varios ejes. Las crecientes relaciones económicas son claves. El comercio de China con Rusia aumentó un 35,8% el año pasado a un récord de 146.880 millones de dólares, y se espera que alcance pronto los 200 mil millones. China ha sido el mayor socio comercial de Rusia desde 2010 y también es el mayor comprador de sus productos básicos, con el 14 %.

La interdependencia económica de los dos países seguirá aumentando, porque "China necesita acceso a las vastas reservas de energía en el Lejano Oriente de Rusia para respaldar su floreciente economía manufacturera y la población más grande del mundo, mientras que China es un mercado estable para las exportaciones de energía de Rusia", estima Xu Poling, de la Academia China de Ciencias Sociales.

El gas y el petróleo de Rusia se pueden transportar por tierra, mientras los petroleros que abastecen a China viajan a través del riesgoso Estrecho de Malaca, en el disputado Mar del Sur de China. Xu destaca que "el comercio entre Rusia y China tiene una naturaleza de asistencia mutua y de confianza estratégica", ya que ninguno cree que el otro usará la interdependencia económica como arma.

En el terreno financiero, Rusia y China acordaron desarrollar una infraestructura independiente ante la amenaza de EEUU y Europa de excluir a Rusia de SWIFT, el sistema de pago electrónico más grande del mundo. En paralelo, se vienen comprometiendo a cooperar en áreas emergentes, incluida la seguridad de datos, el ciberespacio, el Ártico y la infraestructura.

En el aspecto diplomático, Moscú actualiza constantemente a Pekín sobre el progreso en las conversaciones de seguridad entre Estados Unidos y Rusia. En tanto, la cancillería de China defiende un "tratamiento justo y equilibrado" en el tema de Ucrania, y que las diferencias deben resolverse "a través del diálogo y la consulta".

En el terreno militar, la cooperación es cada vez más fluida. Lo más reciente fueron los ejercicios conjuntos contra la piratería en el Mar Arábigo, "con el objetivo de mejorar las capacidades de los ejércitos de los dos países para salvaguardar las rutas marítimas estratégicas". El comunicado del Ministerio de Defensa chino señala que las maniobras conjuntas profundizan "la asociación estratégica integral de coordinación China-Rusia para una nueva era". Las maniobras se realizaron poco después de que China, Rusia e Irán concluyeron un ejercicio marítimo conjunto de tres días en el Golfo de Omán.

Finalmente, los medios rusos y chinos anticiparon que en la visita de Putin a Pekín habrá "sorpresas", aunque no concretaron de qué se trata. El ex diplomático indio MK Bhadrakumar, informó en Asia Times que se trata del gigantesco proyecto de gasoducto Power of Siberia-2 para construir "una ruta adicional para enviar gas a China desde la península de Yamal en Siberia, donde se encuentran las mayores reservas de gas de Rusia, a través de Mongolia".

Este gasoducto se sumará al Power of Siberia-1, que en 2019 comenzó a llevar gas ruso a China a través de 3.000 kilómetros, en un acuerdo de 30 años firmado en 2014 entre Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China después de una década de negociaciones.

Ambas potencias comprendieron la estrategia del Pentágono de dividirlas y la crisis a propósito de Ucrania, que Bhadrakumar sintetiza: "Reducir a Rusia y ser capaz de intimidarla es un requisito previo de la situación antes de que EEUU se enfrente a China de manera integral". Si el Pentágono consigue reducir a Rusia, "cambiaría el equilibrio estratégico global por primera vez en la historia a favor de los Estados Unidos".

Por eso la alianza estratégica entre China y Rusia es de vida o muerte para ambas: "China tampoco puede permitirse el lujo de ver a Rusia hundirse bajo la presión de Estados Unidos".

Las cartas están echadas y las dos potencias, que hace cinco décadas se enfrentaron armas en mano, están dispuestas a luchar espalda con espalda para enfrentar cualquier agresión.

Alianza contra la hegemonía

Pablo Jofré Leal

La República Islámica de Irán, la Federación Rusa, en conjunto con la República Popular China están consolidando una alianza estratégica.

Esta alianza cubre una amplia variedad de acuerdos: políticos, energéticos, económicos, financieros y militares, entre otros en clara pugna contra Estados Unidos y sus aliados.

El objetivo de esta mancomunidad de países va encaminado a romper con la política de unipolaridad estadounidense, impuesta desde la caída del campo socialista, a principios de la década del noventa en el siglo XX. Consolidar este eje, permitirá entonces contrarrestar la agonizante hegemonía occidental, bajo la égida de Washington. La reuniones, acuerdos, convenios y ejercicios militares trilaterales, que han tenido lugar en los últimos meses, despertaron la alarma en Washington y los países bajo su influencia, agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) e igualmente en aquellos regímenes títeres como el sionista y los Al Saud.

Un lustro atrás, cuando esta alianza comenzó a dar sus primeros frutos sostuve (1) que el eje Pekín-Moscú-Teherán representa en magnitudes demográficas, geográficas y económicas un verdadero gigante: Una población en conjunto que se eleva sobre los 1500 millones de habitantes, que habita en 29 millones de kilómetros cuadrados y una economía, que en conjunto, representa el 22 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. China y Rusia son potencias nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), con el respectivo derecho a veto. En consideraciones militares, el nuevo eje está dotado, igualmente, de un poderío militar capaz de contrapesar, en las áreas de disputa: naval, terrestre y aéreo a la OTAN, así reconocido por altos mandos de la Alianza noratlántica y los propios análisis de los think thanks (laboratorio de ideas), vinculados tanto a la Alianza Atlántica como al Pentágono.

Efectivamente, durante el año 2017, el Congreso estadounidense durante la Administración del expresidente Donald Trump solicitó con el aval de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional, a una comisión conformada por republicanos, demócratas e independientes denominada: Comisión para el estudio de la Estrategia de Defensa Nacional, que analizara en profundidad esa estrategia militar establecida por multimillonario republicano. Presidida por Eric Edelman, exfuncionario del Pentágono bajo la Administración del expresidente George W. Bush y el Almirante Gary Roughead exjefe de operaciones navales, aquel estudio y su respectivo informe vio la luz a fines del año 2018 y fue lapidario “La seguridad y el bienestar de Estados Unidos están en mayor riesgo que en cualquier momento en décadas. La superioridad militar de Estados Unidos: el poder duro, columna vertebral de su influencia global y seguridad nacional, se ha erosionado a un nivel peligroso. Rivales y adversarios desafían a Estados Unidos en muchos frentes y en muchos dominios. La capacidad de Estados Unidos para defender sus aliados, sus socios y sus propios intereses vitales está cada vez más en duda. Si la nación no actúa con prontitud para remediar estas circunstancias, las consecuencias serán graves y duraderas”. (2)

Hacia la multipolaridad

China, Rusia e Irán han ido concretando una vasta gama de acuerdos estratégicos. Ello, bajo el amparo de la decisión de sus gobiernos, en momentos que el planeta está sujeto a fuertes presiones, acciones de desestabilización y conflictos bélicos o contenciosos de máxima tensión política, cercanos a las propias fronteras de este eje anti-hegemónico, como son los casos de las guerras de agresión contra Libia, Siria, El Líbano, Irak, Afganistán, la expansión de la OTAN hacia la frontera occidental de Rusia, los intentos de revoluciones de colores en Bielorrusia y Kazajstán. Los procesos desestabilizadores contra la República Islámica de Irán. El uso de grupos extremistas de raíz takfiri para generar desequilibrios en regiones tan diversas como el Sahel africano, el Levante Mediterráneo, el Cáucaso y Asia central.

El acercamiento entre Rusia, China e Irán no es una idea que se haya levantado de la noche a la mañana. Irán, en abril del año 2015 Irán, en el seno de la IV Conferencia de Moscú sobre Seguridad internacional (3) anunció su plena disposición para cooperar, junto a los Gobiernos de China y Rusia en materias de dar una respuesta conjunta a las amenazas provenientes de Occidente, principalmente de la estrategia de misiles dispuesta por la OTAN en la frontera con Rusia y que afecta directamente al Gobierno de Teherán y de Pekín, considerados por la Alianza Noratlántica como enemigos prioritarios.

La conferencia se centró en los problemas mundiales y regionales más importantes de seguridad. En las sesiones plenarias del foro se formularon los asuntos de la lucha contra el terrorismo internacional, el problema de la seguridad en Europa y la Cuenca del Pacífico, el papel de los departamentos militares en el fortalecimiento de la seguridad en las regiones del mundo y además se abordaron aspectos relacionados las cuestiones de la lucha contra el terrorismo y el extremismo en Asia occidental, la seguridad de un espacio de información, la problemática de Escudo Antimisiles y la salvaguardia de seguridad en Asia Central. El exministro de Defensa de Irán Hosein Dehqan, declaró en aquel encuentro que “nuestro país desea apoyar la idea de una cooperación militar polivalente entre China y Rusia, para hacer frente a la expansión de la OTAN hacia el este y a la instalación de un escudo de misiles en Europa. Creo que podemos, junto a Pekín y Moscú mantener un diálogo a tres bandas. Y para ello ya hemos discutido ciertos aspectos de la seguridad regional”.

Recordemos, igualmente, que Irán y Rusia firmaron el año 2001 un acuerdo estratégico de cooperación que se prolongó hasta el año 2021 y que fue reflotado a partir de la visita del presidente iraní, Ebrahim Raisi, a Moscú, a partir del día 20 de enero de este 2022, donde se entrevistó con el presidente ruso, Vladimir Putin, y concordaron en la defensa mutua frente a las amenazas terroristas, avanzar en el cumplimiento del acuerdo nuclear, de nombre oficial Plan integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés) y el rubricar un acuerdo estratégico por los próximos 20 años. Reunión en la cual el mandatario iraní invitó a su homólogo ruso a “crear sinergias” entre ambos países para enfrentar las sanciones de Occidente y, en particular la política de máxima presión de Estados Unidos. Días después, tras retornar a Irán, el presidente de la nación persa, en entrevista televisiva, señaló la conformidad de su país respecto al trabajo político y diplomático de acercamiento y el concretar esta vía, que es una de las maneras para neutralizar las sanciones. “Nosotros abogamos por mantener interacciones con todo el mundo […] pero, los países que quieran enfrentarnos, nosotros los enfrentaremos recíprocamente”. (4)

Con China, la República islámica de Irán ha consolidado un trabajo de estrecho acercamiento. Efectivamente, la nación persa, a inicios de este año 2022, a través de su canciller Hosein Amir Abdolahian, se entrevistó en Pekín con su homólogo chino, Wa Xing, reafirmando los acuerdos de asociación estratégica integral firmados en abril del año 2021 y que significarán la inversión de 400 000 millones de dólares de China, en amplias áreas de la economía iraní: energética, infraestructura vial, ferroviaria, telecomunicaciones. Irán, por su parte, se compromete a suministrar por 25 años petróleo y gas a precios preferenciales al gigante asiático. Una cooperación que se extiende al plan global de desarrollo signado por la llamada nueva Ruta de la Seda, de cuyos esfuerzos, proyectos, obras y resultados está fuera Washington. (5)

Refresco también la memoria de nuestros lectores con el hecho que ya en mayo del año 2014 el presidente de China, Xi Jinping, sostuvo en la Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia (CICA, por sus siglas en inglés) celebrada en Shanghái y a la que asistió Putin y el expresidente de Irán Hasan Rohani que “Necesitamos innovar nuestra cooperación en la seguridad estableciendo una nueva arquitectura de cooperación regional. La CICA debe convertirse en un diálogo sobre la seguridad y la plataforma de cooperación mutua y debe establecer un mecanismo de consulta de defensa a fin de crear un centro de respuesta de seguridad en caso de grandes emergencias”. (6)

Las palabras de XI Jinping fueron antecedidas por la firma de un histórico acuerdo de suministro de gas ruso a China, por 400 000 millones de dólares, con claras y positivas que debe leerse en clave de las consecuencias geoestratégicas que dicho acuerdo apareja, más allá de la suculenta cifra del contrato. La firma de este acuerdo contó con la presencia del presidente iraní, Hasan Rohani, cuyo Gobierno a partir de esa fecha también entró en conversaciones, convenios y contratos con empresas del gigante asiático para trabajar juntos no sólo en la venta de gas y petróleo, sino también en el financiamiento de proyectos de explotación, construcción de puertos, ferrocarriles e incluso sistema de prospección de hidrocarburos.

Un eje Antihegemónico, que ha logrado plantar cara a las sanciones y presiones de Estados unidos y sus socios, porque son referentes de resistencia frente a ellas, frente a las políticas belicistas surgidas de esa idea y práctica anquilosada del unilateralismo. Ya en el año 2019 Irán, China y Rusia dieron curso al primer ejercicio trilateral con el objetivo de dotar de seguridad a las flotas comerciales que transportan petróleo desde Irán y otros países a los mercados europeos y asiáticos. Ejercicios que se llevaron a cabo en la parte norte del océano indico, incluso hasta el estrecho de Ormuz, el punto de tránsito petrolero más importante del mundo.

Una cooperación militar que ha tenido su cuarto ejercicio este mes de enero del 2022. Ejercicios navales denominados Cinturón de Seguridad Marítima, realizados en el Triángulo Dorado donde confluyen las vías marítimas relevantes procedentes de los estrechos de Bab el-Mandeb, Malaca y el estrecho de Ormuz. Ejercicios fundamentales de gran relevancia porque:

  1. Permiten reforzar la seguridad en la región, proteger la ruta energética más importante del mundo combatir la piratería y compartir información en momentos de fuerte tensión con Estados Unidos, la OTAN y las agresiones sufridas contra Yemen, Siria, Irak, Palestina.
  2. Con “cinturón de seguridad marítima” se le está diciendo a Occidente, allí muy cerca de la Flota Naval que tiene Estados Unidos estacionada en Baréin, a las decenas de bases militares instaladas en la región, que tengan cautela, que esa zona tiene potencias capaces de defender sus intereses y que no se dejarán avasallar.
  3. Es una muestra evidente de las estrechas relaciones que se han forjado en este eje político-militar-económico entre Irán-Rusia-China que va a defender sin freno alguno, todas sus rutas económicas actuales y aquellas proyectadas como es la nueva ruta de la seda.
  4. Es una expresión y demostración de fortaleza frente a un Occidente, que pretende mostrar músculo usando a Ucrania, a las naciones que colindan con la frontera occidental de Rusia, a las amenazas que sufre China en su mar Meridional, los intentos de revolución de colores en Bielorrusia, Kazajstán, la utilización del sionismo y los Al Saud.

Irán, Rusia y China han sido, por largos años, blanco de ataques, acciones punitivas en el campo económico, bancario, sistema financiero internacional. Sujetos a bloqueos, guerras comerciales, embargos, amenazas, chantajes y todos los adjetivos que se pueden tener en cuenta con respecto a la política internacional occidental ejercida contra ellos. Y, ante una situación de esas características, la unidad de fuerzas y objetivos resulta primordial a la hora de enfrentar las amenazas y agresiones efectivas, que significan un peligro para su propia supervivencia.

Traigo a colación el interesantísimo artículo de Mahdi Darius Nazemroaya, publicado en globalresearch (7) a propósito de la IV Conferencia de Moscú Sobre Seguridad Internacional donde refiere que la alianza entre China, Rusia e Irán “concreta las peores pesadillas para Estados Unidos.  auguradas en su oportunidad por el ex asesor de seguridad Zbigniew Brzezinsky, quien advirtió al grupo de poder político y militar estadounidense sobre la conformación de un eje de cooperación euroasiático que desafiaría la primacía estadounidense y sus aliados en el mundo”.

Según los temores vertidos por Brzezinsky esta alianza euroasiática podría surgir como “una coalición China-Rusia-Irán con Pekín como punto central. Para los estrategas chinos —y donde coinciden rusos e iraníes— enfrentar a la coalición occidental, que incluye a Estados Unidos, Europa y Japón, el contrabalancea geopolítico más efectivo podría ser tratar de formar una alianza propia, vinculando China con Irán en la región del Golfo Pérsico, Asia occidental y con Rusia en el área de la antigua Unión Soviética”. Profético el ex asesor estadounidense, pues cada día resulta más evidente, que esas pesadillas se han vuelto una realidad.

NOTAS

Artículo para SegundoPaso ConoSur

1. https://radio.uchile.cl/2016/09/06/rusia-china-iran-una-alianza-destinada-a-romper-hegemonias/

2. https://www.usip.org/sites/default/files/2018-11/providing-for-the-common-defense.pdf

3. https://es.mil.ru/es/MCIS/index.htm

4. https://www.hispantv.com/noticias/politica/536377/iran-raisi-eeuu-dialogo-nuclear

5. Nueva Ruta de la Seda. La One Belt, One Road Initiative o BRI (Belt and Road Initiative), conocida en castellano como Nueva Ruta de la Seda, es un gran proyecto internacional lanzado por la República Popular China en el año 2013. Consiste, esencialmente, en el establecimiento de dos rutas combinadas, una de infraestructuras terrestres y otra marítima, que mejorarían las conexiones chinas tanto en el continente asiático como hacia occidente, pasando por Asia Central, el Cáucaso, Asia Occidental y finalmente África y Europa. https://elordenmundial.com/que-es-la-nueva-ruta-de-la-seda-china/

6. https://actualidad.rt.com/actualidad/view/128891-china-alianza-seguridad-rusia-iran-pesadilla-eeuu

7. https://www.globalresearch.ca/debuto-en-moscu-una-coalicion-china-rusa-irani-contra-la-otan/5446763. Los objetivos declarados de China y Rusia consisten en garantizar la continuidad de un “mundo multipolar”. En su libro The Grand Chessboard, American Primacy and Its Geostrategic Imperatives publicado en 1997, Brzezinski advertía en contra de “la creación o el surgimiento de una coalición euroasiática” que “pudiera finalmente tratar de desafiar la supremacía americana”. Brzezinski designaba esta potencial coalición euroasiática bajo la apelación de “alianza antihegemónica” y estimaba que estaría conformada “por una coalición chino-ruso-iraní” y que su columna central sería China. Se trata de la OCS y de varios gobiernos eurasiáticos vinculados a ella.