Del 30 de septiembre al 3 de octubre se ha celebrado en Budva (Montenegro), la IX Conferencia de la Academia Internacional de Radio y Televisión (IATR), con sede en Moscú y contó con la participación de representantes de más de 30 países. La representación española estaba formada por el profesor Federico Aznar, del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), la agencia EFE, la revista militar War Heat International y El Espía Digital.
La compleja relación entre el fenómeno terrorista y la cobertura que le prestan los medios de información, en particular con la expansión de internet, centró la primera jornada de esta IX Conferencia Internacional sobre Terrorismo y Medios Electrónicos. El acto de apertura finalizó con un comunicado del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Laurov, que fue leído por el embajador ruso en Montenegro.
Los expertos que asistieron a dicha reunión, organizada por la Academia Internacional de Radio y Televisión, abordaron la cuestión de los desafíos y oportunidades, así como las lecciones que se pueden extraer del acto terrorista como fenómeno propagandístico y el papel de los medios, que, muchas veces e incluso sin pretenderlo, se convierten en agente transmisor de propaganda terrorista.
En este sentido, el profesor estadounidense Yonah Alexander, director del Centro Interuniversitario sobre Estudios de Terrorismo (IUCTS), con sede en Arlington (Virginia), parafraseó el axioma que pronunció en 1917 el senador norteamericano Hiram Johnson e indicó que en la actualidad "la primera víctima del terrorismo es la verdad." En opinión de Alexander, el papel de los medios en lo tocante a la cobertura de los actos terroristas "continúa siendo una cuestión controvertida y pendiente de resolver.". Alexander subrayó que el terrorismo, sobre todo en la actualidad, se convierte en una especie de "guerra entre mundos", entre concepciones del mundo, lo que desemboca, además, en una "guerra que se libra también en los medios digitales" y, en definitiva, en una "guerra de la propaganda", pro y antiterrorista.
Los ponentes hicieron hincapié en el grado de perfección que los grupos terroristas y sus vicarios intelectuales han alcanzado en el manejo de la red como instrumento para la difusión de sus ideas, sus mensajes y también de sus actos, y la han convertido en un gigantesco vehículo de propaganda global al alcance de cualquiera que desee buscarlo.
El experto estadounidense incidió, además, en un tema ya clásico para los estudiosos de la propaganda, como es el de la corrupción del mensaje por los medios de comunicación cuando se habla de terrorismo. En este sentido, se refirió a expresiones frecuentes en los medios, como "insurgentes", "patriotas", "combatientes", "luchadores por la libertad", o al uso de términos de índole militar, como "comando", que aplicados a grupos terroristas pervierten no solo el lenguaje sino el sentido mismo de la lucha antiterrorista, elevándola a una categoría de guerra entre iguales.
Una de las preguntas clave, según Alexander, es si las noticias sobre terrorismo pueden ser un modo de avivar el fenómeno o incluso un vehículo de incitación a la comisión de más actos terroristas.
Como apuntó el experto ruso Valentín Sobolev: "un terrorista, además de armas, demanda la cobertura de los medios", pues dado que sus actos se plantean como acciones de guerra y que esta es de tipo asimétrico, también busca librar una batalla de amplio efecto en el ámbito de la llamada "guerra psicológica", de la que los atentados del 11 de septiembre de 2001 son un ejemplo muy destacado. "La gente aprende enseguida quiénes son y cómo piensan los terroristas", argumentó Sobolev, para quien esto puede tener alguna ventaja si la mayoría de la opinión pública repudia el mensaje, pero no pocos inconvenientes si aquel cala en algunos grupos.
Otra de las preguntas que se plantearon se refirió a dónde se encuentra la línea que separa la información de la mera propaganda, aunque esta sea involuntaria. En este sentido, los expertos incidieron en la relevancia que se le da a Al Qaeda y grupos afines cada vez que un mensaje, un vídeo o un audio suyo se difunden en la red y los medios informan al respecto. El debate no radica tanto en informar o no informar sino en el modo de hacerlo para que una noticia no sirva como altavoz de propaganda de los terroristas.
"Conviene que aprendamos las lecciones de la historia", afirmó Alexander, quien, siquiera como simple anécdota, comentó que en las últimas décadas se ha observado que septiembre es un mes en el que se registra una especial actividad terrorista. Como ejemplo presentó algunas de las acciones más llamativas y sangrientas cometidas en los últimos 40 años en septiembre, desde el secuestro y asesinato contra la delegación israelí en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, pasando por el 11S y siguiendo por los recientes ataques contra el centro comercial Westgate de Nairobi o la acción de un terrorista solitario contra el departamento de Marina de EE.UU en Washington.
Internet como el gran teatro de operaciones de la guerra contra el terrorismo
Internet supone en nuestros días el gran teatro de operaciones donde se libra la guerra contra el terrorismo, muchas veces en condiciones desfavorables para las fuerzas antiterroristas, según analizaron los expertos que participan en la IX Conferencia sobre Terrorismo y Medios Digitales.
En la sesión que versó sobre la influencia psicológica e ideológica de la red y de los medios digitales en la sociedad, los expertos subrayaron la tesis de que internet es, entre otras cosas, una poderosa herramienta para influir en la psicología de las masas, incluso con ideologías extremistas.
En este sentido, los analistas, procedentes de diversos países, muchos de los cuales sienten de cerca la amenaza del terrorismo, como Israel, Estados Unidos, Rusia, España o Egipto, incidieron en una idea clave: el terrorismo siempre ha tenido los mismos fines y similares objetivos, la desestabilización de las estructuras sociopolíticas. Simplemente, ahora ha cambiado su red de propaganda.
El gran problema que afrontan ahora las sociedades es que, para lograr sus propósitos los extremistas disponen de la red, una herramienta tan poderosa en sus objetivos, como aséptica y fácil de manejar, ante lo cual se requiere que los estados adopten mecanismos de respuesta con celeridad y pareja agilidad, cosa que muchas veces no se percibe que hagan.
El experto ruso Alexander Mikhalkov, miembro del Consejo de Política Exterior y de Seguridad de Rusia, resaltó la necesidad de que los estados ejerzan una labor de "influencia mental" en la sociedad.
Esa "influencia mental" tiene como objetivo final el ejercicio de una auténtica acción antiterrorista, que en el terreno de la psicología de masas consiste en establecer una empatía concreta, clara y firme con las víctimas, que actúe de sólido contrapeso a la misma sensación que los terroristas esperan lograr de sus hipotéticos simpatizantes, señaló Mikhalkov.
Este fenómeno está íntimamente relacionado con globalización, de la que internet podría considerarse el paradigma, según expuso el capitán de fragata Federico Aznar, profesor del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) de España. A juicio del experto español, mediante la globalización -y su correlato en internet- "mundos que viven en tiempos distintos entran en contacto directo sin intermediarios". Se establece, por lo tanto, una relación directa, transversal entre emisor y receptor del mensaje, lo cual puede ser muy positivo pero también es susceptible de producir no pocas disonancias en lo relativo a la percepción de dicho mensaje.
En este sentido, algunos expertos criticaron el papel de los medios de comunicación en lo tocante al problema del terrorismo, pues, como apuntó Mikhailov, aquellos presentan "la lógica del discurso terrorista" pero omiten efectuar análisis en profundidad que permitan desmantelar, o cuando menos debilitar, dichos argumentos, de suyo manipuladores.
En lo que se refiere al mundo islámico, el experto español indicó que a través de la globalización, el Islam, "que dista de ser un mundo homogéneo", se ha puesto en contacto "consigo mismo". Esto tiene aspectos enormemente positivos, pero también comporta riesgos, como es precisamente que las corrientes más rigoristas y radicales, las que propugnan el yihadismo, sean más fuertes en la red y difundan su mensaje con mayor soltura y más calado, indicó.
Algunos expertos incidieron en que el terrorismo es hoy en día un fenómeno global, de alcance global y con objetivos globales, por mucho que sus acciones concretas se circunscriban a ámbitos concretos. Sin embargo, en el plano de la psicología de las masas -y de la penetración que en estas tiene internet- sus pretensiones son de ámbito universal.
"El terrorismo global es el que cuenta con una agenda para el mundo y, además, se desarrolla por todo el planeta", subrayó el experto del CESEDEN, quien puso como ejemplo de ello los atentados del 11 de septiembre de 2001. Dichos atentados, manifestó, "parecen haber sido concebidos por un publicista" que proporcionó a la red Al Qaeda "una visibilidad no acorde con sus capacidades 'militares' reales. Se convirtió con ello en el banderín de enganche de la contestación, de los descontentos con el sistema."