El Centro Delàs presenta su Informe núm. 12: El complejo militar-industrial. Un parásito en la economía española. Este informe analiza las empresas más relevantes que suministran armamento al Ministerio de Defensa y desvela la existencia de un oligopolio militar-industrial, que concentra más del 75% de la facturación total militar.
El complejo militar-industrial consiste en el entramado o puerta giratoria entre la industria militar, altos mandos del Ejército, políticos y grupos financieros que se benefician de los contratos de Defensa. El informe muestra cómo la industria militar ha hecho aumentar la deuda pública y ha creado lo que los autores denominan la burbuja armamentista. Sus autores son Pere Ortega y Camino Simarro, ambos investigadores del Centro Delàs.
En otro artículo del mismo Centro de Estudios para la Paz, Jordi Calvo, expone como 16 de cada 100 euros de las exportaciones de armas españolas proviene de 31 países en situación de tensión o conflicto. Sobre un total de 998 licencias autorizadas, tan solo fueron denegadas nueve, el 0,9%. La política de control de las exportaciones de material de defensa, de otro material y de productos y tecnologías de doble uso se muestra inadecuada e insuficiente.
El investigador señala, partiendo de los propios datos oficiales, que España ha exportado durante el primer semestre de 2012: 619,4 millones de euros en material de defensa, 22,1 en armas de caza y tiro deportivo, 147,9 en material de doble uso y 1,7 en material antidisturbios. En conjunto, las exportaciones españolas en los primeros seis meses de 2012 en material considerado de carácter militar asciende a 791,1 millones de euros. De éstos, 129,05 millones € han tenido como destino un total de 31 países en situación de conflicto o tensión según centros de estudios especializados.
Las exportaciones de material de defensa se han visto reducidas en un 43,7% respecto al mismo periodo del año anterior, ya que en 2011 coincidieron ventas de un elevado valor económico (una fragata a Noruega, dos buques a Venezuela, un avión a Australia y aviones de transporte). Las ventas a Venezuela suponen en este periodo el mayor ingreso de la industria militar española, fruto de contratos firmados en la época del ministro José Bono. Es destacable, por lo dudoso del destino, la venta de un avión de transporte militar a Ghana, país del que se sospecha el desvío de sus importaciones de armamento a países vecinos que se encuentran en situación de conflicto armado. Y la venta a Arabia Saudita de 50 millones € en material militar, un destino también controvertido por la falta de libertades y de respeto de los derechos humanos de la población civil por parte del régimen saudí. Del mismo modo que también lo puede ser EEUU, a quien el 55% de los 60 millones de euros en armamento exportados (que incluye armas de calibre inferior a 20 mm y munición) fueron a parar a manos privadas.
El material de defensa español no destinado a la OTAN y la UE supone cerca de la mitad del total (43,1%) y tuvo como destino 33 países entre los que se pueden encontrar al menos doce destinos controvertidos por encontrarse en situación de conflicto armado o tensión. Es decir, el 13% de las exportaciones de material de defensa español del primer semestre de 2012 fue a países en conflicto o tensión.
Tomando datos del Ministerio de Economía y Competitividad (el nombre se las trae…), se puede comprobar como los gobiernos españoles han vendido armas dichos países por un total de más de 600 millones de euros. Entres estos países están: Israel, Turquía, Bahréin, Egipto, Colombia, Pakistán… y, en el colmo de los colmos,… Marruecos.
Respecto a la venta de armas de caza y tiro deportivo, señala Jordi Calvo que las exportaciones realizadas alcanzaron los 22 millones de euros, reflejándose una disminución del 20% respecto al mismo periodo del año anterior. A pesar de esta reducción en el valor total, este tipo de armamento ha recalado en 21 destinos controvertidos, con potencial de utilizar estas armas para fines diferentes a los inicialmente supuestos. EEUU fue el principal destino, acaparando 1 de cada cuatro armas de esta tipología, a sabiendas del riesgo que sobre la población llega a significar la posesión de armas de fuego en manos de la población civil. Muchos de los destinos facilitados muestran un más que probable desvío de los rifles, escopetas y municiones del uso lúdico al crimen organizado y guerrillas, como es el caso, entre otros, de países africanos en situación de conflicto y tensión. Destaca la presencia en la lista de países inmersos ahora en una guerra abierta como Mali o República Centroafricana, guerras alimentadas, por tanto, con armas españolas. Por supuesto, aparece nuevamente Marruecos.
En conclusión, tal como afirma Calvo en su informe, el Gobierno español ha permitido la venta de material militar a, al menos, una treintena de países donde la responsabilidad política, el respeto por la paz y la aplicación de la normativa sobre comercio de armas española y europea, debería haber dado como resultado la denegación de estas exportaciones. Pero el complejo militar-industrial español no parece poner reparos a este comercio: de 998 licencias autorizadas, tan solo fueron denegadas nueve, el 0,9%. El negocio es el negocio.