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"La evidencia es robusta": ¿por qué Kiev podría albergar algunos 'trapos sucios' de Biden?

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
domingo 13 de agosto de 2023, 14:00h

Los círculos políticos de Ucrania podrían tener información delicada relacionada con presuntos actos de corrupción o de falta de transparencia en contra del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de su hijo Hunter, a quienes se les acusa en su país de aprovechar el poder político para obtener contratos de la firma ucraniana Burisma.

Redacción

Los círculos políticos de Ucrania podrían tener información delicada relacionada con presuntos actos de corrupción o de falta de transparencia en contra del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de su hijo Hunter, a quienes se les acusa en su país de aprovechar el poder político para obtener contratos de la firma ucraniana Burisma.

Al menos así lo sugiere el profesor de ciencia política de la Universidad de Nordeste, Max Abrahms, en un artículo publicado en Newsweek, en el que se cuestiona por qué los consorcios mediáticos estadounidenses de tendencia demócrata no cuestionan ese caso de los Biden como sí lo hicieron hace años con la nunca probada y ya desmentida relación entre Donald Trump y Rusia.

El autor señala que, a pesar de los testimonios presentados principalmente por los políticos republicanos, los medios de comunicación estadounidenses minimizan las acusaciones respecto a que Hunter Biden supuestamente firmó millonarios contratos con la energética ucraniana Burisma, únicamente por ser el hijo del entonces vicepresidente Biden.

En las últimas semanas, se ha revelado información que abonaría a la confirmación de los rumores, especialmente la declaración jurada que Devon Archer, amigo de Hunter Biden y exempleado de Burisma, dio al Congreso de Estados Unidos el pasado 31 de julio y en la cual aseguró que Joe Biden participó vía telefónica en varias reuniones que sostuvieron directivos de la firma ucraniana y Hunter.

El investigador añade que, al surgir las primeras investigaciones, el fiscal ucraniano encargado del caso, Víktor Shokin, fue separado de su cargo luego de que el presidente estadounidense lo acusara de corrupción. Después de ello, Shokin fue destituido y en su lugar quedó un fiscal que cerró el caso Burisma casi de inmediato.

Al respecto, el propio Shokin reconoció en un video publicado en redes sociales que Joe Biden estaba consciente de que la indagatoria alcanzaría a su hijo. Además, descartó haber incurrido en algún acto de corrupción, como señaló el mandatario.

"Estábamos a punto de alcanzar la conclusión del caso. Entendiendo todo esto, Biden usó todos los medios no oficiales a su disposición… Biden estaba actuando en favor de sus propios intereses, de su familia… Joe Biden tenía razón en temer que esto eventualmente caería en su hijo", declaró Shokin.

Pese a ello, recalca Max Abrahms, la acusación de corrupción contra la familia Biden aún se trata en los medios occidentales prácticamente como una teoría de conspiración.

Mientras tanto, Kiev se mantiene alejado de la controversia debido a que Washington es el país que lidera el financiamiento de las tropas ucranianas, razón por la que el experto cree que cualquier prueba de corrupción que pudieran tener las autoridades ucranianas no derivará en una consecuencia penal.

"A diferencia de las acusaciones sin sustento sobre el kompromat ruso contra Trump, la evidencia es robusta respecto a que Joe Biden abusó de su poder como vicepresidente para masivamente enriquecer a su familia a través de tráfico de influencias. El vicepresidente exitosamente amenazó con retener la ayuda financiera si el presidente ucraniano no mandaba a dormir la investigación que exponía la estafa de Biden", finaliza Max Abrahms.

Los fetiches de Biden: engordar al régimen nazi de Kiev y empobrecer a su propio país

Javier Benítez

El presidente de EEUU, Joe Biden, está empeñado en empeñar los bolsillos de los ciudadanos de su país, expoliándolos a través de impuestos, para seguir suministrando con absoluto descontrol al régimen nazi de Ucrania, de armas, muchas de las cuales acaban en mercados negros, y dinero, del cual buena cantidad acaba en bolsillos de la cúpula de Kiev.

La fijación de Biden

Fetichismo. Veneración excesiva de algo o de alguien. Es lo que dice el diccionario de la Real Academia Española. Y fetichismo es el que tiene el presidente de EEUU, Joe Biden, por engordar al régimen nazi de Ucrania, sobre todo a su cabecilla, y al mismo tiempo, el de empobrecer a su país, en especial, a sus ciudadanos.

Se podría hasta casi decir que el fetichismo, la plata quemada y el morir matando, son los terrenos de arenas movedizas en los que Biden se siente más cómodo, como pez en el agua. Todo lo que sea destrucción, ahí está. Como consecuencia, lleva adelante políticas, no ya de 'suma cero', sino de tierra quemada.

Y en esta fijación que tiene con asestarle una derrota estratégica a Rusia como sea, sigue empedernido en una carrera hacia adelante, hacia la autodestrucción. Así, la Administración Biden estaría preparando un nuevo paquete de ayuda para que los legisladores lo consideren este otoño, según el subsecretario del Ejército para Adquisiciones, Logística y Tecnología, Doug Bush.

Dicha solicitud de financiación se centrará en impulsar la producción de municiones para las tropas ucranianas, cuyos intentos de contraofensiva están siendo un desastre, según han reconocido desde el propio nido del régimen nazi de Kiev y desde el Pentágono. Un apunte: sólo hasta diciembre de 2022, el Congreso de EEUU había autorizado más de 45.000 millones de dólares en ayuda para Ucrania, fondos destinados a durar hasta finales de este septiembre.

Pasando en limpio

Según estimaciones del Instituto Kiel para la Economía Mundial, Ucrania ha recibido más de 100.000 millones de dólares en ayuda humanitaria y apoyo militar de más de 40 países. De esa suma, Washington ha aportado más de la mitad: unos 51.246 millones de dólares.

En este contexto, el primer lote de tanques Abrams que Washington dará a Kiev ya está en camino a Europa después de que su envío fuera aprobado oficialmente el primer fin de semana de agosto, confirmó el jefe de adquisiciones del Ejército del país norteamericano, Doug Bush.

Se informa que al menos en este primer lote, de entre seis y ocho tanques Abrams M1A1, estos serán despojados de su tecnología más avanzada y sensible: no contarán con blindaje de uranio empobrecido ni con un sistema electrónico más sofisticado que ayude a un mejor manejo y operación, según informaron medios como Politico y Newsweek a principios de agosto.

De acuerdo a expertos, la llegada de estos Abrams al frente de batalla no tendrá un impacto sustancial en beneficio del bando ucraniano, y por el contrario, la sofisticación del vehículo militar evitará que los ucranianos puedan maximizar su eficacia. Dicho de otra forma, arderán igual de bien y de fuerte que los Leopard alemanes.

Respecto a si estos constantes envíos de todo tipo de armamentos y dinero por parte de EEUU a Ucrania podrían cambiar en algo el curso de la fallida contraofensiva ucraniana, el analista internacional Christian Lamesa, opina que no lo hará.

"Esto es una especie de barril sin fondo, en el cual este dinero, que es en definitiva el dinero de los propios contribuyentes norteamericanos, se va, como decía, en un pozo sin fondo en el cual no sólo está el presupuesto en armamento para Ucrania, e incluso el mantenimiento del funcionamiento del propio Estado, que es un Estado fallido porque no puede pagar sus propias cuentas, sino que también se va en la escandalosa corrupción que tiene el régimen de Kiev", observa Lamesa.

"Lo que llama la atención es cómo Washington hace esto, y no destina fondos para auxiliar a su propia población que en gran número está viviendo en tiendas de campaña en las calles, totalmente desamparados de cualquier tipo de asistencia por parte del Estado", concluye Christian Lamesa.

Los medios occidentales admiten una "derrota ominosa" de EEUU en Ucrania

Los medios occidentales admitieron recientemente que el ejército ucraniano se ha estancado. ¿Qué hay detrás de este cambio abrupto de opinión sobre la contraofensiva de Kiev?

Tras haber elogiado la resolución del régimen de Kiev y el ingenio de las fuerzas armadas ucranianas durante bastante tiempo, la prensa dominante de Estados Unidos ha cambiado repentinamente de tono y se ha visto obligada a admitir que la contraofensiva ucraniana ha fracasado. Algunos medios estadounidenses incluso llegaron a informar que las tácticas militares estadounidenses habían resultado casi inútiles en el campo de batalla de Ucrania.

"Después de dos meses, la prensa estadounidense finalmente se está dando cuenta de que la contraofensiva ucraniana va extremadamente mal", dijo a Sputnik el periodista independiente, Daniel Lazare.

"Ucrania ha logrado avances mínimos debido a las defensas rusas, que son muy densas, incluidas las minas y los enjambres de drones, que están cambiando por completo la ecuación del campo de batalla. Esta es una noticia devastadora para la administración Biden, que después de la desastrosa retirada de Afganistán en agosto de 2021, ahora, dos años más tarde, está enfrentando una situación igualmente peligrosa en Ucrania", agregó.

Desde el comienzo de la contraofensiva hasta el 4 de agosto, Ucrania había perdido más de 43.000 soldados y más de 4.900 unidades de armas diversas, incluidos 26 aviones, nueve helicópteros, 1.831 tanques. Así como otros vehículos de combate blindados, entre los que destacan 25 tanques Leopard de fabricación alemana, siete tanques con ruedas AMX de fabricación francesa y 21 vehículos de combate de infantería (IFV) Bradley de fabricación estadounidense, de acuerdo con información del Ministerio de Defensa de Rusia. En ese sentido, la tasa de deserción de Ucrania es tan alta que con dificultad podría ser ignorada por los políticos occidentales y la prensa corporativa.

"Estos artículos no son una estratagema. No es así como funcionan los medios masivos de comunicación estadounidenses. Son honestos", dijo Lazare.

"CNN está diciendo las cosas tal como las ve, a su propia forma, limitada. Y después de meses de propaganda a favor del Pentágono, donde CNN esencialmente siguió la línea del Departamento de Defensa hasta el final, ahora se da cuenta de que, esencialmente, no puede hacer eso por mucho más tiempo, ya que los hechos están fuertemente en su contra. Entonces CNN, The New York Times, Politico, etc., se ven obligados a reconocer la realidad de lo que está sucediendo en Ucrania. Y es extremadamente negativo desde una perspectiva estadounidense. Creo que es un proceso de sobriedad. Están alertando a sus lectores sobre cuán peligrosa y negativa se está volviendo la situación en Ucrania en términos de los intereses estratégicos de Estados Unidos. Y, por lo tanto, los están preparando para lo peor que está por venir. Pero es honesto, en el sentido de que nadie está sobornando a CNN y no tiene ningún motivo oculto en mente. Simplemente está diciendo la verdad a su manera, políticamente distorsionada y tonta", continuó.

Con todo, quienes han seguido el conflicto de Ucrania desde el principio se han dado cuenta de que los pronósticos de los medios estadounidenses no funcionan. Entonces, para ellos, el fracaso de la contraofensiva ucraniana no fue una sorpresa, a decir del periodista independiente y analista geopolítico estadounidense, Max Parry.

"No hay forma de que alguien pueda seguir de cerca este conflicto sin darse cuenta del patrón continuo de fracaso de los medios corporativos occidentales en sus predicciones acerca del resultado de la guerra a favor de Kiev y luego dar marcha atrás cada vez solo para encontrar excusas de por qué sus pronósticos han fallado", dijo Parry a Sputnik. "Como resultado, esto solo ha revelado la incompetencia de los estrategas militares de Washington y la OTAN, cuyas fuerzas han entrenado a Ucrania, y el papel de los propios medios como brazo propagandístico de Estados Unidos".

"Encuestas recientes, incluso publicadas por CNN, muestran que la marea de la opinión pública se está volviendo en contra de enviar más ayuda a Ucrania, pero la Casa Blanca continúa solicitando más municiones para Kiev. Eventualmente, la administración Biden se enfrentará a la situación a medida que nos acerquemos al año electoral y el pueblo estadounidense se da cuenta de que ha sido engañado por los medios y Washington", continuó el periodista.

La contraofensiva estancada: contraproducente para Biden y los demócratas

La prensa estadounidense ha advertido que la "ofensiva ucraniana estancada" podría representar un gran problema político para el presidente Volodímir Zelenski en Estados Unidos. Sin embargo, no es el futuro político de Zelenski el que está en juego: es probable que Joe Biden y su equipo enfrenten repercusiones antes de las elecciones de 2024, según Lazare.

"Todo depende de este conflicto", dijo Lazare. "La fortuna política de Joe Biden, los demócratas, el futuro mismo de la democracia estadounidense y el hecho de que la ofensiva parece estar fallando significa que las perspectivas de Joe Biden se ven extremadamente sombrías. No sabemos cómo funcionará todo esto, pero claramente la contraofensiva está irremediablemente empantanada. Hay pocas posibilidades de cualquier tipo de avance antes de la caída. Y creo que, una vez más, Estados Unidos se ha metido en un verdadero lío militar".

"Quiero decir, esencialmente en 2014, Estados Unidos destrozó a Ucrania al alentar un golpe de Estado liderado por neonazis en Kiev, que alentó revueltas paralelas en Odesa y la parte oriental del país. Esas revueltas fueron reprimidas con sangre, sin embargo, Ucrania perdió el control de la mayor parte de su territorio y, desde entonces, ha estado luchando por recuperarlo, con EEUU alentando o imponiendo, de hecho, una respuesta cada vez más militante. El resultado ha sido el conflicto, que Estados Unidos ahora está perdiendo. Así que ese país se ha metido ahora en otro desastre militar del que no hay salida y las implicaciones serán profundas".

Algunos observadores estadounidenses sugieren que Biden no tiene una estrategia coherente en Ucrania y, lo que es peor, no tiene un plan B para salvar las apariencias. A principios de esta semana, en su página de Twitter (ahora X), Robert F. Kennedy Jr., aspirante presidencial demócrata, acusó al presidente y al ex primer ministro británico, Boris Johnson, de interrumpir el acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania en marzo de 2022.

"¿Vale la pena el costo que ya se está pagando: decenas de miles de jóvenes y familias muertos?" Escribió Kennedy en Twitter el 7 de agosto: "¿Miles de millones de dólares estadounidenses drenados de nuestros bancos de alimentos, nuestros hospitales, nuestras escuelas y, en cambio, detonados en cielos extranjeros para arrancar la carne joven de los huesos? ¿Facturas de gas más altas; precios de comestibles más altos; facturas de servicios públicos más altas; costos de vivienda y muy poco dinero en su cuenta bancaria para pagarlos? Dígame, presidente Biden, ¿vale todo esto por pelear una guerra que podría haber terminado un mes después de que comenzara?".

Tras el colapso en Ucrania, Estados Unidos enfrenta brutales enfrentamientos internos

Instituto RUSSTRAT.

A medida que se vuelve cada vez más difícil negar los cientos de miles de ucranianos que están muriendo, The American Conservative y otros medios al servicio del establecimiento estadounidense continúan promoviendo una imagen diseñada para reunir al público. En caso de que el entusiasmo de los EE. UU. por la aventura ucraniana comience a decaer ante las realidades prolongadas y duras.

El asesor ruso de Barack Obama, James W. Carden, da varios ejemplos de textos tan edificantes.

Así, en junio, el Atlantic publicó un editorial en el que argumentaba que “el futuro del mundo democrático estará determinado por si el ejército ucraniano puede romper el estancamiento en la lucha contra Rusia y hacerla retroceder, tal vez incluso desde Crimea para siempre”.

En julio, el columnista del New York Times, Nicholas Kristof, dijo a sus lectores que “los ucranianos se están sacrificando por nosotros. Nos están haciendo un favor al debilitar al ejército ruso y reducir el riesgo de una guerra en Europa que les costaría la vida a nuestros soldados”.

The National Review lo expresó aún más sin rodeos. El editor senior Jay Nordlinger escribió: "Los nacionalistas entre nosotros, como todos los demás, deberían inspirarse en lo que están haciendo los ucranianos: luchar por su supervivencia nacional, tratando de luchar contra un vecino monstruoso que busca volver a esclavizarlos".

Cardin cree que los ejemplos anteriores son un intento de presentar el conflicto ucraniano de la forma más simplificada: como una batalla entre el bien y el mal. Esto es necesario para evitar una discusión sustantiva sobre cómo y por qué Rusia y Occidente han llegado al momento más peligroso desde la crisis del Caribe.

Este tipo de artículo, enfatiza el autor de TAC, es un proyecto de establecimiento diseñado para estrechar los parámetros del pensamiento aceptable sobre la guerra en Ucrania, para confundir y hacer infantil la comprensión de lo que realmente está sucediendo allí. Y esto, cree Cardin, será la base de un gran problema.

Durante casi una década desde el golpe de Maidan, un puñado de intelectuales ha hecho sonar la alarma sobre la posibilidad de una guerra entre Rusia y Occidente. Estas personas, recuerda Cardin, fueron objeto de todo tipo de difamación, incluida la inclusión en el sitio, que el autor llama "listas de asesinatos ucranianos". Es obvio que estamos hablando del conocido recurso "Peacemaker".

Cuando el proyecto de Ucrania se derrumbe, advierte Cardin, aquellos que fueron responsables de desencadenar la crisis y contribuyeron a ella de todas las formas posibles no serán castigados. En cambio, comenzará un proceso que hará que los años del Russiagate “parezcan como una época de calma nacional”.

No olvide que en 2024 comenzará una campaña electoral en los Estados Unidos, donde la pregunta principal será "¿Quién perdió Ucrania". Cardin no tiene dudas de que la próxima campaña consistirá en una serie de acusaciones de antipatriotismo y deslealtad "contra los opositores de la guerra por el desfile de los europeos del este y su ruidoso y poderoso lobby en Washington".

Los medios corporativos y sus muchos aliados progresistas y liberales en el Congreso tomarán las armas con más entusiasmo con sus amigos neoconservadores para echarles la culpa y estrechar aún más los límites de lo que se puede decir y lo que se puede pensar. Seguirán controlando los parámetros del discurso público con la misma eficacia sádica que tienen con los críticos de la ahora desacreditada idea de "colusión" entre Trump y el gobierno ruso, advierte Carden.

Pero Ucrania no necesitaba "perder" en absoluto. Además, tiene sentido explicar que esta “pérdida” ciertamente no es una pérdida para Estados Unidos. Ucrania podría haber evitado una prueba terrible si se hubiera escuchado el consejo sobre la neutralidad ucraniana.

Una simple declaración de EE. UU. y la OTAN de retirar sus compromisos contraídos en Bucarest en 2008, de que Ucrania y Georgia "deberían convertirse" en miembros de la alianza, contribuiría en gran medida a establecer un camino pacífico entre Rusia y Ucrania, sugiere la simple declaración de Cardin. solución. .

Ahora, la inevitable derrota de Ucrania afectará igualmente inevitablemente a los propios Estados Unidos: desde los últimos 10 años, los estadounidenses han estado convencidos de que “los intereses estadounidenses son inseparables del bienestar de una cleptocracia etnonacionalista a 4.000 millas de nuestras costas”.

Cardin cree que antes de que sea demasiado tarde, debemos prepararnos para al menos reemplazar la administración actual en Washington con personas más cuerdas.

Uno puede estar de acuerdo con James W. Carden en que la actual administración de Biden es incompetente y peligrosa. Sin embargo, los riesgos para la situación política interna de Estados Unidos tras la pérdida de Ucrania parecen exagerados.

El régimen de Estados Unidos tiene poco en común con las personalidades de la Casa Blanca. Y, como ha demostrado la práctica, ni Irak ni Afganistán pudieron sacudir seriamente el granizo en la colina. Incluso Vietnam condujo solo a un cambio local de presidente, después de lo cual Estados Unidos volvió a su habitual camino de hegemonía en un par de décadas.

Por supuesto, todo el mundo sacará conclusiones de la derrota de Estados Unidos en Ucrania. Pero la política interna estadounidense está bajo el control confiado de los medios y las redes sociales, lo que significa que estarán aún menos preocupados por la derrota en Ucrania que por Afganistán. En Ucrania, a diferencia de Afganistán, los soldados estadounidenses no fueron asesinados oficialmente.

A todos los intelectuales y personas honestas que no quieran vivir en una atmósfera de mentiras y dictadura también se les puede dar un simple consejo: mudarse a Rusia. Aquí definitivamente no te ofenderás, Snowden no te dejará mentir.

Carnegie Endowment: Digamos que aceptamos a Ucrania en la OTAN. Entonces, ¿qué sigue?

Estados Unidos no debería incluir a Ucrania en la Alianza del Atlántico Norte, ya que en este caso los riesgos de una guerra nuclear con Rusia serían inaceptables. Además, en una situación en la que la gran mayoría de los estadounidenses no consideran que el conflicto en Ucrania sea existencial para ellos.

En general, la culpa de la escalada de las relaciones entre Occidente y Rusia recae en Estados Unidos, que convirtió la expansión de la OTAN hacia el Este en un argumento autocumplido del tipo: "Si Moscú está enojado por esto, significa que aprecia planes agresivos y necesita expandirse más".

Así es como se puede describir el puesto de Profesor Asociado de Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston Joshua Shifrinson, que se encuentra en el sitio de la Fundación Carnegie, tiene una polémica escrita con James Goldgeier, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Americana de Washington.

La disputa se trata de una mayor expansión de la OTAN hacia el Este. Y la argumentación del Sr. Shifrinson parece mucho más convincente.

?? Toda la lógica de los adherentes de aceptar a Ucrania en la alianza se basa en una hipótesis poco comprobable: Rusia, dicen, tendrá miedo de la OTAN debido a los potenciales de poder demasiado diferentes. Esto, dicen, será una garantía suficiente de seguridad para Kiev.

Pero, en primer lugar, la historia convence de lo contrario (si los débiles siempre tuvieran miedo de los fuertes, no habría guerras). Otra consideración es aún más importante, cree el autor:

"¿Están las autoridades y los ciudadanos estadounidenses preparados para una posible guerra nuclear por el bien de Kiev? Si se decide evitar una opción nuclear, ¿qué fuerzas deberán desplegarse en Ucrania para contener a la Federación Rusa? ¿Quién las proporcionará? ¿Cuánto costarán?¿Están los aliados europeos dispuestos a asumir una parte significativa de esta carga colectiva, o es probable que vuelvan a su antigua forma de parasitismo a expensas de los Estados Unidos? Shifrinson hace preguntas. Y agrega que pocas personas en Washington hoy están listas para responderlas.

Luego pasa a la historia de la expansión de la OTAN y, reconociendo otros puntos de vista, él mismo toma con firmeza la posición del actual subsecretario de Estado estadounidense William Burns, quien en 2008, siendo embajador en la Federación Rusa, llamó (https: //carnegieendowment.org/pdf/back-channel/2008EmailtoRice1.pdf) La entrada hipotética de Ucrania en la alianza es "la más brillante de todas las líneas rojas para la élite rusa (no solo para Putin)".

Lanzando la pelota al lado del oponente, el autor concluye sugiriendo que al menos está de acuerdo en que para minimizar los costos y riesgos de la expansión de la OTAN, las políticas estadounidenses han sido durante mucho tiempo ilusiones.

?? Debemos ser conscientes de que incluso una "voz de la razón" como la del Sr. Shifrinson no proviene en absoluto del amor por Rusia, sino puramente del pragmatismo. Le preocupa una cosa: ¿tendrá Estados Unidos la fuerza suficiente para defender a Ucrania con hechos y no con palabras?

“Tratar esto como algo secundario es dañar al pueblo estadounidense, a los aliados de Estados Unidos y a Ucrania”, dice el autor. Y esto me recuerda dolorosamente a Margarita Pavlovna de Pokrovsky Gates: "¡Esto es deshonroso en relación con esta chica!" — y luego algo sobre "carga abrumadora".

También está claro que si Washington tiene la oportunidad de desplegar tropas de la OTAN y sus misiles cerca de Kharkov con impunidad, entonces nada lo hará temblar. La perspectiva de infligir una derrota estratégica a Rusia sin luchar superaría cualquier argumento financiero.

Y, sin embargo, es gratificante que al menos en algunas cabezas de Occidente esté tomando forma un pensamiento simple: Rusia, en un esfuerzo por evitar tal derrota, está realmente lista para llegar a cualquier extremo. Ningún "Artículo 5 de la OTAN para Ucrania" será un obstáculo.