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Cambio de era: Biden irá a verse con Putin con el horizonte de una alianza militar entre Rusia y China como estrategia global multipolar

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19
lunes 31 de mayo de 2021, 15:00h

Rusia y China han formado una alianza militar para expulsar a Estados Unidos de las zonas de sus propios intereses geopolíticos, escribe el politólogo alemán Joachim Krause en Die Welt.

Según el experto, varios hechos indican que la alianza de los dos países «ya se ha convertido en una realidad». Así, esto se evidencia en las entregas regulares de los últimos tipos de armas a China, así como en ejercicios conjuntos, informa RIA Novosti.

Recordó que Rusia ha entregado a China modelos de equipos como el sistema de defensa aérea S-400 y el caza Su-35. Además, Moscú participa en la creación de un sistema chino de defensa antimisiles.

El politólogo cree que Beijing aumentó la presión sobre Taiwán inmediatamente después de que Moscú aumentara el número de tropas cerca de las fronteras de Ucrania en abril del 2021. Esto, como señaló Krause, fue una señal de disposición para brindar apoyo militar a Rusia si fuera necesario.

Hizo hincapié en que el motivo para crear una alianza militar entre Rusia y China radica en los objetivos comunes de los dos países.

“Beijing, como Moscú, ve su entorno regional como una zona de especial influencia. Así, su principal adversario es Estados Unidos, que está desarrollando una red de sus alianzas militares”, escribe el autor del artículo.

Según el Índice Global de Potencia de Fuego, Rusia y China son la segunda y tercera potencias más poderosas del mundo después de Estados Unidos. Por lo tanto, las fuerzas militares combinadas de Moscú y Beijing superan en número a las estadounidenses, así como las armas nucleares, concluyó Krause.

¿Reto a EEUU? Armada china se convierte en monstruo con 650 barcos

La Armada de China, gracias a su superioridad numérica en buques de guerra sobre la Fuerza Naval estadounidense, “se está convirtiendo en un monstruo”.

Así lo indica un artículo publicado el sábado en la revista estadounidense The National Interest.

El editorial, escrito por David Axe, cita un informe publicado el año pasado por la oficina de inteligencia naval de la Armada de Estados Unidos, que estimaba que la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China poseía entre 313 y 342 buques de guerra. Mientras que la Marina estadounidense tenía 285 buques de guerra a mediados de 2018.

Aunque de por sí grande, la Armada china representa solo una fracción del poder marítimo de China, según Andrew Erickson, profesor de la Escuela de Guerra Naval de EE.UU.

Además de la Armada, que es la fuerza marítima más grande del mundo por número de barcos, las organizaciones marítimas de China incluyen también la Guardia Costera y la milicia marítima de las Fuerzas Armadas del Pueblo.

Según el artículo, el gigante asiático ha desplegado en varias ocasiones su Guardia Costera y la milicia marítima en las aguas en disputa, incluido el mar de la China Meridional, para llevar a cabo maniobras en la zona gris y hacer valer sus intereses nacionales.

La Guardia Costera y la milicia marítima de China han crecido junto con la Armada, agrega Erickson. “La segunda fuerza marítima de China, la Guardia Costera, es [...] la más grande del mundo, con más cascos que los de todos sus vecinos regionales combinados: 225 barcos de más de 500 toneladas capaces de operar en alta mar y otros 1050 o más confinados a aguas más cercanas”, detalla, mientras destaca que la Guardia Costera china está reemplazando sus barcos viejos con otros mucho más sofisticados.

La milicia marítima también ha crecido y se ha modernizado, según el artículo, que señala que Pekín ha estado desarrollando desde 2015 “unidades más profesionales y militarizadas” encargadas de realizar distintas misiones en tiempos de paz y de guerra.

En conjunto, China posee alrededor de 650 grandes buques con capacidad militar, mientras que EE.UU. cuenta con una flota de 645 embarcaciones.

China tiene superioridad naval sobre EEUU

Aunque los barcos estadounidenses son más sofisticados y más grandes que los chinos, Erickson opina que “los números importan significativamente cuando se trata de mantener presencia e influencia en mares vitales”.

Los intereses de Estados Unidos son globales, mientras que los de China son regionales. Esto significa que Washington mantiene desplegados buques de guerra en todo el mundo, mientras que China tiene una flota de barcos desplegada cerca de las aguas, cuya soberanía reclama, lo que le pone a EE.UU. en una posición de debilidad ante Pekín, agrega.

Estados Unidos se pone del lado de los detractores de Pekín en la disputa territorial, y envía regularmente buques y aviones de guerra al mar de la China Meridional para realizar sus llamadas patrullas de “libertad de navegación”, según las autoridades chinas.

Pekín ha denunciado en varias ocasiones la presencia militar estadounidense en la zona, pues considera la navegación de embarcaciones de otros países en esas aguas una provocación y advierte que está totalmente preparada para repeler cualquier amenaza a su soberanía.

¿Cuál es el plan maestro de Rusia para encarar la Armada de EEUU?

Rusia cuenta con algunas armas para encarar a la Armada estadounidense, cuyos buques suelen ser interceptados cerca de las aguas costeras de la Federación Rusa.

La Marina de EE.UU. despliega regularmente sus destructores y buques de combate en las aguas del mar Negro en el marco de sus misiones de apoyo a los aliados de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), a saber, Bulgaria y Rumania, así se inicia un artículo, publicado el viernes, en la revista The National Interest.

Rusia, que considera dichas operaciones marítimas de la Armada de EE.UU. cerca de sus delimitaciones marítimas del flanco suroccidental como una seria amenaza a su integridad territorial, ha dispuesto al servicio de su Armada un sinfín de embarcaciones a fin de contrarrestar cualquier posible provocación proveniente de los buques estadounidenses.

Si bien la Armada rusa podría no representar necesariamente una amenaza a su homóloga estadounidense, sostiene el informe, para luego aclarar que, en términos de potencia de fuego en la superficie marítima, resulta que los buques de EE.UU. que navegan cerca de las áreas costeras rusas podrían ser más vulnerables dado que la Armada rusa opera con una gran cantidad de buques patrulleros y corbetas.

Este tipo de barcos pueden bloquear la navegación de otras embarcaciones de mayor envergadura por su gran capacidad de poder intervenir en operaciones de interceptación con una mayor agilidad y disparar armas a distancias más cercanas contra objetivo en el marco de misiones meramente disuasivo y defensivo a nivel regional.

En concreto, el reporte señala que la Armada rusa opera con 85 corbetas, y su par estadounidense con tan solo una veintena de este tipo de naves.

Si eso no fuera suficiente para neutralizar cualquier amenaza a la línea costera rusa por parte de las naves estadounidenses, precisa el texto que el poderío defensivo naval de Rusia se completaría con sus avanzados submarinos.

El artículo, citando al Global Firepower (índice global de potencia de fuego), anota que la Armada Rusa opera con hasta 64 submarinos, y la estadounidense cuenta en su haber con 68 unidades.

A diferencia de su flota de superficie marítima, es probable que la fuerza submarina de Rusia tenga un alcance global, quizás en gran medida debido a la importancia de los submarinos equipados con armas nucleares, detalla el texto.

Submarinos bien armados de Rusia, un claro desafío para OTAN

Además, agrega que una flota de submarinos rusos bien armada es capaz de representar un claro desafío en las aguas profundas de cualquier vía marítima para los movimientos provocativos de los buques de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.

Y no solo esto, sino que además los sumergibles de la Armada rusa, equipados con misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés) armados con ojivas nucleares, podrían dirigirse a las costas estadounidenses sin que fueran detectadas por los sistemas de reconocimiento electrónico de Estados Unidos.

¿Armas electrónicas rusas causaron fallo de test militar de EEUU?

Un informe plantea que el reciente fallo del Aegis de EE.UU. durante una prueba habría ocurrido por las interferencias radioelectrónica de un buque ruso.

La Agencia de Defensa Antimisiles de Estados Unidos realizó el sábado una prueba del sistema de defensa para interceptar y destruir misiles en el océano Pacífico cerca de Hawái; sin embargo, el test fracasó.

De hecho, el sistema de defensa Aegis estadounidense no logró interceptar un misil balístico de medio alcance, modelo misil SM-6, durante el ensayo.

Este domingo, el portal ruso de aviación Avia.Pro ha reportado que, mientras tenía lugar la prueba estadounidense, un buque de reconocimiento militar ruso se aproximó al sitio, que bien podría haber usado su reconocimiento electrónico para prevenir la destrucción del objetivo que pretendían interceptar las fuerzas norteamericanas.

Al respecto, la información precisa que el buque ruso era un Karelia, que cuenta con varios tipos de armas electrónicas de supresión y de impacto, capaces de operar, incluso a distancias muy significativas.

El portal ruso destaca que el sistema Aegis de EE.UU. puede ser suprimido mediante interferencias radioelectrónicas, incluidas las que se encuentran a bordo del barco de reconocimiento Karelia.

Estados Unidos también tiene activado el sistema de defensa antimisiles Aegis Ashore en las cercanías de Rusia, que, por su parte, considera una amenaza directa tal despliegue.

En general, las pruebas que realiza Washington, de manera rutinaria, poniendo a prueba sus escudos protectores, han provocado el rechazo de países como Rusia.

Para Moscú, Aegis Ashore, viola el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), ya que teóricamente podría convertirse en un sistema ofensivo.

El tratado del INF, del que ya no es parte EE.UU. tras su salida del mismo en agosto de 2019, fue suscrito en 1987 entre la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Estados Unidos y obligaba a las dos partes a eliminar todos los misiles, tanto nucleares como convencionales, que tuvieran un alcance de entre 500 y 1000 kilómetros —de corto alcance— y de entre 1000 y 5500 kilómetros —de medio alcance—.

Análisis: Estabilidad estratégica de EEUU y Rusia, ¿con o sin China?

Alfredo Jalife-Rahme

La cumbre de Joe Biden y Vladímir Putin en Ginebra el 16 de junio se centrará en la estabilidad estratégica que antes versaba sobre armas nucleares y que ahora ha adoptado nuevas dimensiones de alto riesgo. En China anuncian la probabilidad de que Putin visite a Xi Jinping un mes después para profundizar la estabilidad en una dimensión global.

Los funcionarios de Rusia y EEUU que prepararon la cumbre en Ginebra entre los presidentes Biden y Putin coincidieron en que el tema nodal será la "estabilidad estratégica" y el "control de armas".

El polémico exmandatario ruso Mijaíl Gorbachov —quien se tragó todos los cuentos texanos de James Baker III al mostrar una excesiva candidez en referencia al irredentismo de la OTAN— saludó la Cumbre de Ginebra como un "evento importante y positivo para el mundo".

Existe notable concordancia en las declaraciones oficiales de la Casa Blanca y el Kremlin sobre los acuciosos temas a tratar que tendrán como objetivo "restaurar la predictibilidad y la estabilidad de la relación bilateral" mediante la seminal "estabilidad estratégica".

El think tank militarista RAND Corporation analizó en 2017 la estabilidad estratégica entre Rusia y EEUU. Por estabilidad estratégica se refiere a la "probabilidad de un intercambio nuclear estratégico" que durante la Guerra Fría se centró en el concepto terrorífico manejado por una escuela de pensamiento de EEUU basado en la teoría de la destrucción mutua asegurada —MAD por sus siglas en inglés— que significaba el aniquilamiento de la antigua URSS mediante un "primer golpe" definitorio que no daba lugar a la réplica de un "segundo golpe" del país agredido.

RAND aduce que existen ocho potencias nucleares, aunque "la relación estratégica nuclear de EEUU y Rusia, sigue siendo la más importante", ya que "las dos superpotencias nucleares tienen la capacidad de librar golpes coordinados de larga escala que pueden devastar continentes enteros".

Desde MAD hasta la fecha, el terrorífico concepto ha evolucionado sustancialmente debido a la militarización del espacio y a la ciberseguridad, lo cual en su conjunto ha mermado el "umbral nuclear" cuando Rusia, a decir de RAND, teme que el "desarrollo de capacidades convencionales avanzadas, en particular de defensas misilísticas" de EEUU puedan socavar la capacidad de respuesta de Rusia para un segundo golpe, no se diga la angustia del Kremlin ante el irredentismo de EEUU para "derrocar al régimen".

RAND reconoce que "los riesgos son tan elevados, que la estabilidad estratégica debe permanecer como un punto focal en las futuras discusiones bilaterales entre EEUU y Rusia".

La estabilidad estratégica contempla dos corolarios:

  1. La "estabilidad de la crisis": incentivos para usar las armas nucleares en primera instancia.
  2. La "estabilidad de la carrera armamentística": incentivos para "construir nuevas armas nucleares".

Ambos corolarios subsumen el "riesgo integral de un intercambio nuclear estratégico" con un "infinito número de factores que influyen con tal riesgo".

Es probable que durante los meses de junio y julio opere una inédita dinámica susceptible de asentar las bases de un nuevo orden mundial pospandémico.

La postura de EEUU, con Trump o Biden, es archisabida. A contrario sensu de la estratagema del exasesor de Seguridad Nacional excesivamente rusófobo Zbigniew Brzezinski, quien formuló un G2 entre EEUU y China contra Rusia, ahora el equipo de Biden parece inclinarse por la estratagema más reciente del casi centenario Kissinger en favor de un G2 de EEUU con Rusia contra China.

El problema que se le atravesó a los asesores de Seguridad Nacional, tanto demócratas como republicanos, es que las fallidas políticas de Barack Obama y Donald Trump orillaron a que se acercaran Rusia y China, que dejaba aislado a EEUU.

Súbitamente Rusia se volvió el polo de atracción tanto de China como de EEUU, si se escudriñan la serie de reuniones que se han escenificado en fechas recientes y que es probable culminen con la visita de Putin a China el mes de julio.

Se han escenificado reuniones muy constructivas entre el secretario de Estado, el israelí-estadounidense Antony Blinken, y el canciller ruso Serguéi Lavrov al margen de la reunión del Consejo del Ártico en Reikiavik (Islandia), así como el relevante encuentro entre los dos asesores de Seguridad Nacional de EEUU y Rusia: la del israelí-estadounidense Jacob Jeremiah Sullivan y el ruso Nikolái Patrushev.

Ambas reuniones trascendentales se encaminaron a formalizar la cumbre de Biden y Putin, lo cual generó una muy entendible inquietud del lado chino.

Si por sus actos y declaraciones los juzguéis, la visión geoestratégica de Putin, a diferencia de la cosmogonía estadounidense, propende más a la sana incorporación de China, con un enfoque más multilateral, para preservar la estabilidad estratégica global, como se desprendió de su conversación telefónica con Yang Jiechi —director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista Chino—: hoy estrella ascendente quien paró en seco a Antony Blinken en el desencuentro de Anchorage (Alaska) entre EEUU y China.

Se desprende que la definición geoestratégica de Biden y Putin difieren en cuanto a su aceptación de China como tercer socio obligado. La Estabilidad Estratégica de Biden es bilateral, mientras que la de Putin es multilateral/global.

Cabe señalar que Yang Jiechi se ha reunido en Moscú con el muy influyente asesor de Seguridad Nacional ruso Nikolái Patrushev en el marco de la Decimosexta Ronda de la Consulta de Seguridad Estratégica de China y Rusia, lo cual ha valido la alerta precautoria de Global Times para quienes fomentan crear cuñas entre Pekín y Moscú.

Global Times se pronuncia sin tapujos por el equilibrio estratégico global para el "Zeitgeist (espíritu de los tiempos) de la nueva era del siglo XXI".

No faltan aguafiestas y amarra navajas como Isaac Stone Fish, quien desde el Washington Post alega que "Rusia y China no son tan amigos".

Shishir Gupta, del Hindustan Times, siembra la discordia: aprovecha la cumbre de Biden y Putin, que califica de "nuevo capítulo entre los dos anteriores enemigos amargos", lo cual significaría que "Rusia se alejaría de los frenos económicos de China", que, además, obligaría a China a "integrarse a los regímenes de control de armas y control cibernético".

La declaración conjunta de los asesores de Seguridad Nacional Sullivan y Patrushev sobre la estabilidad estratégica abarca "armas nucleares, misiles, armas antisatélites y defensa antimisilística".

A juicio de Shishir Gupta, la "normalización de los lazos entre EEUU y Rusia le conviene a la India" como "cercano aliado tanto de EEUU como de Rusia".

La cooperación de Rusia y China no se ha detenido cuando el pasado 19 de mayo Putin y Xi Jinping participaron en una videoconferencia para el lanzamiento de la construcción de cuatro nuevos bloques nucleares en China con tecnología rusa.

Cuando la relación bilateral de EEUU y Rusia había tocado uno de los puntos más bajos de su historia, fue notoria la desescalada que operó Biden en el mar Negro —con la retirada de sus agresivos navíos— y al cesar su insana oposición a la construcción del gasoducto Nord Stream 2 acabado en más del 95%, lo cual hubiera perjudicado la soberanía energética de Alemania.

Después de su encuentro trascendental con Biden el 16 de junio, el académico chino Wang Xianju sopesa la visita de Putin a China el 16 de julio. Todo dependerá del resultado en la Cumbre en Ginebra entre Biden y Putin.