El presidente de Bielorrusia, Alexánder Lukashenko, ha denunciado este sábado que las fuerzas del país junto con el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) han detenido a dos personas que preparaban un atentado en contra de él y de sus hijos, informan medios locales.
Según el mandatario, los sujetos involucrados supuestamente están relacionadas con los servicios especiales de EE.UU.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia subrayó que estos dos hombres "planearon la implementación de un golpe militar en Bielorrusia bajo el marco de las llamadas 'revoluciones de colores' con la participación de nacionalistas locales y ucranianos, así como la eliminación física del presidente Alexánder Lukashenko".
Yuri Zyankóvich, con la doble nacionalidad de EE.UU. y Bielorrusia, y el ciudadano bielorruso Alexánder Feduta organizaron en Moscú una reunión sobre el plan del golpe armado "utilizando las medidas de conspiración disponibles con unos generales de la oposición de las fuerzas armadas de la República".
Como señaló el FSB, después de las consultas celebradas en EE.UU. y Polonia por Zyankóvich, la reunión programada tuvo lugar en una sala privada de uno de los restaurantes de la capital rusa.
Los sospechosos detallaron que el plan de golpe militar incluía la captura de radio y telecentros para transmitir su discurso al pueblo, así como un bloqueo en la capital de Bielorrusia de las unidades de las tropas internas y la policía antidisturbios leales al Gobierno actual. Además, se estaba preparando una interrupción completa de la red eléctrica del país para dificultar las acciones de las fuerzas del orden.
Por otra parte, se asumió que ciertas formaciones armadas que se encuentran en las bases ocultas "comenzarán la fase activa", informó el Servicio. Asimismo, el FSB detalló que "el objetivo final del plan era cambiar el sistema constitucional de Bielorrusia con la abolición del cargo de presidente".
Además, se reveló que los planes pretendían llevarse a cabo en Minsk el 9 de mayo durante los desfiles del Día de la Victoria.
Así se sofocó el golpe de estado en Bielorrusia
El jefe del Comité de Seguridad del Estado de Bielorrusia, Ivan Tertel, advirtió que los servicios especiales de Bielorrusia reprimirían estrictamente cualquier intento de desestabilizar la situación en el país. Hace más de dos meses, el 11 de febrero, hablando en la Asamblea Popular de Bielorusia, enfatizó que el Comité está vigilando a personas y grupos que están listos para las acciones más radicales. Pero no todos escucharon esta advertencia del Comité de Seguridad del Estado. Y el mismo grupo, que incluía ciudadanos bielorrusos y extranjeros, continuó preparando una rebelión armada para derrocar al gobierno y eliminar físicamente al presidente, su familia, hijos y funcionarios de alto nivel. Y también la toma de los principales edificios del país. De hecho, la rebelión-con el uso de la fuerza y ??sin contar las bajas que inevitablemente que habría tenido. Pero la unidad antiterrorista del Comité de Seguridad del Estado descubrió a los conspiradores a tiempo y puso fin a su conspiración. Quiénes formaban parte de la junta, a quiénes y cómo querían eliminar, cómo se financiaba el golpe.
Detención muy severa. Los servicios especiales actúan a la velocidad del rayo, porque en sus manos no están otros que los organizadores de la rebelión armada en Bielorrusia. Aquí no hay tiempo para el sentimentalismo. Toma forzosa del poder, reparto de carteras y cargos, y también asesinatos del jefe de Estado, funcionarios del gobierno, sus familias e incluso niños. Los preparativos continuaron durante varios meses. Pero…
La rebelión armada de los conspiradores recibió el nombre en código de «Silencio». Un plan de acción claro, instrucciones paso a paso, selección de los ejecutores. Fueron muy específicos en sus discusiones. Preparaban un verdadero golpe de estado.
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Piloto 'comprado' y píldoras envenenadas: Desclasifican documentos de dos complots de la CIA para asesinar a Fidel y a Raúl Castro
Tras la retirada de Raúl Castro de la vida política de Cuba, que coincide con el 60.º aniversario de los acontecimientos en la bahía de Cochinos, cuando alrededor de 1.500 exiliados cubanos apoyados por EE.UU. trataron de invadir la isla desde el mar, el Archivo de Seguridad Nacional estadounidense ha divulgado este viernes documentos que sacan a la luz dos complots de la CIA para acabar con la vida de los dirigentes cubanos.
Según los cables secretos de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU., los agentes norteamericanos trataron de asesinar a los líderes de la Revolución durante un vuelo chárter de Raúl Castro entre Praga y La Habana junto con otros altos cargos comunistas el 21 de julio de 1960. Para lograr su objetivo, la CIA le ofreció al piloto del avión 10.000 dólares a cambio de "incurrir en riesgos de organizar un accidente" durante el vuelo. El pago se efectuaría en el caso del éxito de la maniobra.
El piloto cubano José Raúl Martínez, que ya había sido reclutado previamente por la inteligencia estadounidense como un activo sobre el terreno, "pidió garantías de que en el caso de su [propia] muerte, EE.UU. se encargaría de que sus dos hijos recibieran una educación universitaria", lo que le fue concedido.
Sin embargo, a Raúl Martínez no se le presentó la ocasión de hacer realidad su plan. Entre las opciones para fingir el accidente se contemplaba un recalentamiento del motor durante el despegue o un amaraje "a unas tres horas de Cuba". En cuanto a la posibilidad de provocar un fallo del motor en vuelo, el piloto lo descartó debido al "peligro inminente de incendio", lo que no daría "oportunidad para salvar a cualquier pasajero o tripulación". También puso en duda su capacidad de provocar un accidente real "sin poner en peligro las vidas de todos a bordo", agrega el citado cable.
Píldoras envenenadas contra Fidel Castro
El otro complot de la CIA que revelan los documentos publicados iba dirigido contra Fidel Castro y empezó a planificarse pocas semanas después del intento de matar a su hermano Raúl durante su traslado de Praga a La Habana que no llegó a realizarse.
En esta ocasión la tentativa tendría lugar durante la invasión de la bahía de Cochinos, efectuada en primavera de 1961. En agosto de 1960, el director de las operaciones encubiertas de la CIA, Richard Bissell, autorizó lo que queda descrito en un memorando de la agencia de inteligencia estadounidense como "una misión delicada que requería una acción de tipo gangsteril". La misión consistía en la "liquidación de Fidel Castro".
De los documentos publicados se desprende que la CIA barajaba usar píldoras envenenadas creadas por su División de Servicios Técnicos para acabar con Fidel Castro, así como destinar más de 150.000 dólares a la mafia para perpetrar el asesinato.
Los agentes llegaron incluso a crear una píldora con "elementos de rápida solubilidad, alto contenido letal y poca o ninguna trazabilidad" y entregaron seis unidades a Juan Orta, funcionario cubano vinculado con la mafia. Sin embargo, éste se echó para atrás y las píldoras fueron entregadas a Anthony Verona, un miembro de la junta cubana en exilio, para que las pasara a los operativos en La Habana. No obstante, "nunca se aprovechó del todo el potencial de Verona, ya que el proyecto se canceló poco después del episodio de la bahía de Cochinos".
La invasión de la bahía de Cochinos fue uno de los intentos más notables por derrotar al Gobierno cubano, pero fracasó cuando atacantes fueron derrotados tras menos de tres días de enfrentamientos que dejaron centenares de heridos y muertos.
