geoestrategia.es

El caos domina la OTAN: Los planes de repliegue militar de Trump y la tensión con Alemania, la Alianza en el Pacífico y crisis económica. Análisis

Por Elespiadigital
x
infoelespiadigitales/4/4/19
martes 09 de junio de 2020, 20:00h

El Gobierno alemán aseguró ayer no haber recibido hasta el momento la confirmación oficial por parte de Washington sobre la decisión de Donald Trump de retirar miles de soldados norteamericanos de Alemania y además enfatizó que la presencia de esas tropas sirve también a la seguridad de EE UU en el marco de la alianza con la OTAN. El fin de semana varios medios informaron, citando fuentes anónimas, que el presidente norteamericano ordenó retirar 9.500 de los 34.500 soldados desplegados actualmente en Alemania, señalando que la operación debería concluir antes de septiembre.

A falta de una constatación, la decisión de Trump ha dejado en «shock» a los políticos alemanes y supone un último giro en las relaciones entre Berlín y Washington, que no atraviesan su mejor momento desde la llegada del republicano a la Presidencia. «No quiero especular sobre algo de lo que no tengo confirmación», aseguró la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer. «La cuestión es que la presencia de tropas estadounidenses en Alemania sirve a toda la seguridad de la alianza de la OTAN, también a la seguridad estadounidense. Ésa es la base sobre la que trabajamos juntos».

Otros políticos fueron más directos y criticaron el plan como el último golpe a las relaciones entre EE UU y Alemania y un riesgo potencial para la seguridad. Peter Beyer, coordinador de las relaciones transatlánticas de Angela Merkel, advirtió d que «la relación entre ambos países podría verse gravemente afectada» por la decisión de Trump. Incluso el ex comandante del Ejército de EE UU en Europa, Ben Hodges, aseguró a «Der Spiegel» que la retirada sería «un error colosal, una maniobra puramente política» y «un regalo» para Rusia.

La relaciones entre Washington y Berlín no para de dar tumbos. De hecho, Trump presionó a Alemania para aumentar el gasto de defensa y acusó a Berlín de ser un «cautivo» de Rusia debido a su dependencia energética de Moscú. En esta línea, un alto responsable del Gobierno estadounidense bajo el anonimato explicó que la retirada se debe al «hastío» de la Administración Trump ante lo que percibe como una falta de compromiso alemán a la hora de contribuir económicamente en el gasto de la OTAN y por su insistencia en completar el controvertido gasoducto «Nord Stream 2», que llevará el gas ruso directamente bajo el Báltico.

Alemania es el país de Europa con más tropas estadounidenses, seguido de Italia, Reino Unido y España. Una presencia que data del fin de la II Guerra Mundial y que durante la Guerra Fría fue considerada como la fuerza de contención frente a la URSS. El Ejército opera entre otras en la gran base en Ramstein, en Renania-Palatinado, esencial en el viaje de casi todos los transportes militares a Irak o Afganistán.

Asimismo, el hospital estadounidense en Landstuhl goza de la misma extraordinaria importancia, dado que es allí donde reciben tratamiento muchos militares heridos de las áreas de operación de Irak o Afganistán. Estados Unidos también controla todas las misiones militares en África desde el sur de Alemania.

Según la CNN, aunque en otras ocasiones se ha hablado de retirar tropas de Alemania, el número y el momento en que se produce ha causado sorpresa. De hecho, el plan se conoce en un momento de discrepancias entre EE UU y sus aliados de la OTAN. La Casa Blanca ha criticado reiteradamente a sus aliados que no gastan lo suficiente en su propia defensa y que confían ésta en el potencial militar estadounidense.

Trump ha reclamado a sus socios europeos que aumenten sus gastos en defensa hasta un 2% del PIB hasta 2024. Kramp-Karrenbauer prometió el año pasado cumplir con el objetivo de invertir el 2%, pero se marcó el año 2031 como meta.

Por otro lado, y con ocasión de una visita a Washington en junio de 2019, el presidente polaco, Andrzej Duda, reiteró el interés de Polonia por acoger a más soldados estadounidenses en su territorio. En una visita a Polonia en 2017, Trump alabó el interés de ese país por la defensa europea y el hecho de que ya haya alcanzado ese gasto.

La OTAN buscará alianzas en el Pacífico para provocar a China

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) califica a Pekín como “próximo reto” y busca formar una alianza anti-China en el Pacífico.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseveró el lunes que el gigante asiático se ha convertido en un desafío con el que el bloque militar deberá lidiar en los próximos años.

La OTAN no ve a China como el nuevo enemigo o adversario, pero lo que vemos es que el ascenso de China fundamentalmente está cambiando el equilibrio global de poder”, señaló Stoltenberg.

En declaraciones vertidas en un encuentro por videoconferencia para reflexionar sobre el futuro de la Alianza 2030, Stoltenberg indicó que la OTAN buscará reforzar su asociación con países del Pacífico como Australia, Nueva Zelanda, Japón o Corea del Sur, para hacer frente a China.

En esta misma línea, el secretario general de la OTAN urgió a un enfoque más mundial contra el gigante asiático, afirmando que con China “acercándose a nosotros desde el Ártico o el ciberespacio”, la OTAN necesita contar con un “enfoque más global”.

Advirtió además del calentamiento de la carrera por la supremacía económica y tecnológica a nivel mundial; una competición en el que China es un rival importante y potente.

Con estas afirmaciones, Stoltenberg reitera las declaraciones del Gobierno estadounidense sobre la “amenaza china”, de las que Washington ha estado utilizando para aumentar su presencia militar ilegal en Asia.

El Gobierno chino ha denunciado en reiteradas veces el enfoque “hostil” y “belicista” de Estados Unidos y sus aliados contra su país, aseverando que tal postura desestabilizadora amenaza la seguridad mundial.

Cómo la Reserva Federal de EEUU haría colapsar los mercados mundiales

Para apoyar la economía tras la pandemia, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció una compra de activos sin precedentes a finales de marzo. La medida ayudó en medio de la crisis. Pero los analistas advierten que el exceso de liquidez acabará inflando otra burbuja que podría estallar y hacer colapsar todos los mercados.

Para tranquilizar a los inversores, la Fed redujo la tasa clave dos veces en marzo, hasta 0-0,25% anual. El regulador también lanzó un programa para comprar bonos del Tesoro por 500.000 millones de dólares y activos respaldados por hipotecas por 200.000 millones de dólares.

Esos métodos se utilizaron hace 10 años, durante la crisis financiera mundial, observa Natalia Dembínskaya, columnista de la edición en ruso de Sputnik.

A finales de marzo, la Fed anunció que compraría tantos activos del mercado como fuera necesario. El regulador también lanzó varios programas nuevos de préstamos.

Las medidas estabilizaron la situación: el mercado de valores creció. Desde los mínimos del 23 de marzo, el índice S&P 500 subió más del 40%.

Sin embargo, los analistas económicos están preocupados: en medio de la pandemia, la economía está en caída libre (en el segundo trimestre, el PIB caería un 40% y el desempleo subiría al 25%), pero el mercado de valores está creciendo. Obviamente, los incentivos de la Reserva Federal están dando a los inversores falsas esperanzas, observa Dembínskaya.

"La relación precio-beneficios superaría los niveles de la burbuja tecnológica de 2000", advirtió Joseph Carson, execonomista principal de la empresa de inversiones AllianceBerstein.

"La brecha entre los mercados y las realidades económicas nunca ha sido tan grande", señaló, a su vez, Matt King, jefe de estrategia de crédito global de Citigroup.

El gasto total de la Fed para apoyar la economía y los mercados alcanzó el 30% del PIB.

Mientras tanto, en el primer trimestre, las empresas estadounidenses informaron de un descenso récord de los beneficios hasta los valores de la crisis de 2009. En el segundo trimestre, la situación se deteriorará aún más debido al colapso de las ventas y los volúmenes de producción en medio de la epidemia de coronavirus, pronostica Dembínskaya.

No confirmaron las expectativas de que la política de estímulo de la Reserva Federal y la excesiva liquidez en el mercado, mejoraran la solvencia de las empresas. Tan pronto como los inversores se den cuenta de la escala de la caída de las ganancias corporativas, el mercado de valores caerá, analiza la columnista. Además, el regulador prometió comprar bonos corporativos de alto rendimiento, es decir, valores con alto riesgo de impago.

"Las manipulaciones del regulador estadounidense pueden costar mucho a la economía mundial. Los fondos y los actores del mercado de valores han perdido la oportunidad de apostar a la baja, lo que amenaza con colapsar el mercado de valores de EEUU, y luego a todos los demás", concluye Natalia Dembínskaya.

Análisis: La obsesión alemana de Donald Trump que puede llevarse Europa por delante

Ramón González Férriz

El viernes pasado, el 'Wall Street Journal' publicó que Donald Trump había decidido reducir el número de tropas estadounidenses estacionadas en Alemania. De acuerdo con el Departamento de Defensa, en marzo había 34.674 soldados, que se reducirían a 25.000. Alemania es el segundo país del mundo con más presencia militar estadounidense tras Japón, lo cual es aún un reflejo del viejo mundo de la Guerra Fría y el compromiso de Estados Unidos de defender a sus aliados. (En España, hay 3.227 soldados estadounidenses).

A pesar de su retórica muy crítica con la OTAN, y de haber insistido una y otra vez a los países europeos para que aumenten sus gastos de defensa, en realidad Estados Unidos ha ampliado su presencia militar en Europa desde que Trump es presidente. En parte por ello, la retirada de soldados de Alemania, que el Gobierno estadounidense no ha confirmado de manera oficial, cogió a todo el mundo por sorpresa, empezando por la propia OTAN.

Keir Giles, especialista en política rusa del 'think tank' de política exterior Chatham House, ha aventurado una serie de hipótesis sobre la causa de esa decisión inesperada. Una posibilidad, afirmó, es que Trump quisiera hacerle un regalo a Rusia, que lleva quejándose de la presencia militar estadounidense en Europa desde que se instaló aquí. Otra posibilidad es que fuera una respuesta agresiva de Trump a la negativa de Angela Merkel a participar en una reunión del G-7 en Estados Unidos. Probablemente, con este encuentro (al que quería invitar a Rusia, algo que los demás países del grupo rechazan), el presidente estadounidense quería transmitir que, tras la crisis de la pandemia, él seguía siendo el líder global. Otra opción es que la decisión fuera simplemente “una amenaza, una aspiración o un capricho” de Trump, en palabras de Giles, que puede llevarse a cabo o no, como sucede con frecuencia con los antojos presidenciales. Finalmente, decía, cabe también la posibilidad de que sea una decisión razonada si su objetivo es desplazar una parte de esos soldados a Polonia, un país que sigue reclamando un aumento de la ayuda de la OTAN ante lo que percibe como la amenaza rusa.

Sea como sea, sin embargo, la decisión tiene un fuerte contenido simbólico. Alemania ha sido la aliada más importante de Estados Unidos en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, junto a Japón, y los vínculos económicos y militares entre los dos países son inmensos: las empresas alemanas emplean a más de 700.000 trabajadores estadounidenses y la mayoría de los soldados estadounidenses en tránsito hacia Irak o Afganistán partían de Alemania, donde también está el hospital en el que se recuperaban las bajas. Pero Trump tiene una extraña fijación con Alemania, hasta el punto de que es verosímil pensar que el presidente estadounidense considera que su verdadero rival estratégico no son ni Xi Jinping ni Vladimir Putin —de quienes, a fin de cuentas, admira el estilo autoritario y la manera en que han aplastado cualquier oposición— sino Angela Merkel, que encarna el conservadurismo tradicional, multilateral, compasivo y liberal.

Trump tiene orígenes familiares alemanes: su abuelo nació en Kallstadt y emigró a Estados Unidos a finales del siglo XIX. El banco que a lo largo de su tortuosa carrera empresarial le ha apoyado en varias ocasiones, en las que ha necesitado inyecciones de crédito importantes, ha sido el Deutsche Bank, que ha respetado las exigencias de secretismo del presidente acerca de sus finanzas. Una de las ideas recurrentes más instaladas en su mentalidad obsesiva es que en las calles de Nueva York se ven demasiados coches de lujo de marcas alemanas como Volkswagen, Audi, Porsche o BMW; desde que es presidente, ha jugueteado con frecuencia con la idea de imponerles unos aranceles que los hagan prohibitivos en Estados Unidos. Trump detesta los superávits comerciales alemanes (con parte de razón), su bajo gasto militar (con mucha razón) y, de manera idiosincrásica, que Barack Obama y Merkel acabaran haciéndose amigos, a pesar del mal comienzo de su relación, y que ambos se preocuparan por lo que la presidencia de Trump podía suponer para la continuidad de la unidad europea. Un temor que estaba justificado.

La historia de las relaciones entre Estados Unidos y Alemania desde la Segunda Guerra Mundial no ha sido plácida. El primero, como hizo en el caso de Japón, prácticamente impuso un modelo político a la segunda, tras derrotar al nazismo y establecerse en el lado occidental junto a británicos y franceses. La fascinación cultural que sintieron los alemanes con Estados Unidos no fue tan distinta de la de muchos europeos: tras la caída del Muro de Berlín, a veces los alemanes del Este que pasaban al lado occidental eran recibidos con paquetes de Marlboro para celebrar la inminente reunificación. Y durante mucho tiempo, la élite estadounidense entendió la centralidad alemana del proyecto de la Unión Europea que, a pesar de su carácter posnacional, consideraba benéfica tanto para la estabilidad del mundo como para la propia economía estadounidense. Quizás en las últimas décadas no quedara ya demasiada amistad, pero sin duda había intereses comunes que se celebraban bajo el lema 'Wunderbar Together'.

Hoy, Donald Trump considera a Alemania un rival y a la UE una entidad a la que Estados Unidos debe desestabilizar y tensar. Está por ver si la retirada de los soldados estadounidenses de Alemania se produce y, si es así, de qué manera. Pero es, en cualquier caso, una prueba más de que Trump considera que el país de su abuelo ha dejado de ser un admirable modelo de tesón y disciplina para pasar a ser un tramposo gorrón que se aprovecha de la generosidad americana y coordina a los demás países europeos para que hagan lo mismo. Si Trump es reelegido presidente en noviembre, esa tendencia se agudizará aún más y las consecuencias son imprevisibles: ¿unirá esta situación a la UE como ha hecho el Brexit o, junto con las presiones chinas y la injerencia rusa, la fragmentará aún más? Europa, sin embargo, tampoco debe hacerse ilusiones si gana Joe Biden: nada volverá a ser igual en las relaciones entre Estados Unidos y Alemania y, por lo tanto, entre el primero y la UE.

Fuente: El Confidencial